Una especie de trovadores criollos llamados payadores fueron los primeros cantores de tango.
Como algo natural, el canto florece en toda la tierra así como los pueblos navegantes lo hacen florecer en el agua y los beduinos en el desierto. En Argentina y en Uruguay el gaucho ha sido y es un trovador rural, aunque también entra a la ciudad pero como un viento que no deja de tener la frescura y la fragancia del campo.
Los trovadores del campo de estas regiones de América del Sur recibimos el nombre de payadores y nuestro canto se llama payada. Es poesía oral improvisada que acompañamos siempre en guitarra con una milonga campera, que no es una danza y que es anterior y precursora de la milonga ciudadana y bailarina.
El payador mientras improvisa su verso es de alguna manera un mago de la palabra de humildes prodigios en un trance de inspiración. Es el brujo de la tribu ya que puede curar con su palabra. Ser depositario de una tradición oral nos hace sentir el orgullo de este modesto privilegio y en algunos cándidos arrebatos nos sentimos hasta tocados por algún dios.
Nosotros aprendemos la payada viendo a nuestros viejos maestros improvisar. Tuve la suerte de ver a varios de ellos cantando tangos, como el maestro uruguayo Aramís Arellano y los argentinos Roberto Airala y Jorge Alberto Soccodato. Este último es mi maestro y me contó varias veces que los payadores siempre cantaron tangos.
Con el tiempo fui descubriendo que hay muchos temas del repertorio tanguero cuyos autores son payadores: el tango “Flor Campera”, el vals “Quemá Esas Cartas” y la milonga “El Rebenque Fatal” con letra de Juan Pedro López, “Dios te Salve M`hijo” y “Cabecita negra” de Luis Acosta García, el vals “Tu Vieja Ventana” de Ambrosio Ríos… y es así como entre las primeras grabaciones de Carlos Gardel, hay alrededor de dieciséis canciones de payadores, como Gabino Ezeiza, José Betinoti, Andrés Cepeda, Pablo Vázquez, Federico Curlando, Francisco Bianco, Ambrosio Ríos y otros.
Es sabido que Carlos Gardel, antes de ser el Morocho del abasto, fue El Zorzal Criollo y esos ritmos criollos, como los ritmos de Milonga, Estilo, Cifra, Vals, que eran propios de los payadores, quedaron en la música ciudadana, principalmente la Milonga y el Vals que hoy son hermanos del tango.
Desde 1890, cuando el tango comienza a balbucear sus primeras palabras, y hasta 1915, se vivió la llamada época de oro de la payada, que protagonizó la actividad más intensa en el canto nacional de ese período y con una fuerte producción fonográfica que por suerte conservamos.
Las primeras grabaciones de tango realizadas en argentina las realizaron PAYADORES: Gabino Ezeiza grabó el tango “Patagones” en 1905, Higinio Cazón grabó el tango “El Taita” en 1905, Sócrates Fígoli grabó “La Morocha” en cilindro, Francisco Bianco graba “El Desalojo” y varios payadores más graban muchos valses y milongas que, como dije, en ese entonces eran ritmos característicos de la payada.
Es bueno recordar que estos “tangos” estaban en período de incubación y que muchos de ellos no son más que milongas con alguna pincelada de habanera, hasta que llega luego a conformarse el tango tal cual lo conocemos hoy en día, para reemplazar por completo el auge popular de la payada, pero conservando varios recuerdos de ella en su constitución, como ritmos, letras, métricas, temáticas y tangos propiamente dichos compuestos por payadores.
(Nota del autor: El Tango y los Payadores también es un espectáculo conceptual que hacemos habitualmente con el payador Uruguayo Gabriel Luceno).
www.eltangoylospayadores.es.tl
Wilson Saliwonczyk