SieteNotas

La Clandestina

De quién tiró la primera piedra…
… y escondió la mano.

El “Zurdo” dicen, era un tipo de pocos amigos. El “Zurdo” o don Diego Nicolás Zurdo Guerrero. No podría entenderse jamás la historia de esta banda, separada del pensamiento y pulso cinético del mentor en asunto. “A mí me decían Zurdo desde siempre, era como una especie de apodo. Para quienes me conocían – supongo – les quedaba más fácil llamarme así; otros me llamaban así desconociendo que Zurdo era mi apellido. Ese es uno de mis tantos abzurdos, fíjate vos que soy diestro de pie y mano (no de cabeza o eso creo), en fin no me rompía los cocos que me llamaran así todo el tiempo”.

Dicen algunos que el proto origen de la banda fue a finales de 1997. Personalmente creo que fue en el año 1998, es más, allí (en el mes de marzo) se registra el primer recital de la banda. Otros se tientan y dicen: “¡No! El “Zurdo” desde los quince que rompía las pelotas con el rock” Quizás fue entre los meses de noviembre y diciembre de 1997, donde en reuniones en casa de Ignacio Rossi se juntaban a charlar y filosofar sobre la vida, y de paso guitarrear un poco. Creo que allí comenzaron a armarse las primeras canciones. “Mira, yo estaba terminando el bachillerato y me juntaba a hacer canciones con el Rossi que ya estaba bien entrado en facultad de medicina; a esas reuniones también caía Federico Stanley con su bajo, Andrea Haller, que sé yo, otra gente. Creo que un buen día, a finales del 97 alguien tuvo la osadía de decir: “falta un baterista” Esa frase arranco la historia y sentenció mi vida”. Ese fue y será otro de sus “abzurdos” Un desencajado generacional, hoy lo acompañan músicos que tienen 6 o 7 años menos que él.

Una banda de piedra…
… de allá de Las Piedra.

¡Todos pedrenses! ¡Que futuro! Los toques eran en Sauce, Canelones, Las Piedras y otra vez Sauce, creo que en el 98 llegaron a ir a Santa Lucia (y salieron en televisión, por cable local, claro esta) La capital era la casualidad de alguna invitación, o de un pedo más grande que el culo. Una banda que se armaba y desarmaba todos o casi todos los años: “Y ese es una karma que recién ahora me estoy sacando de encima. Fijate que esta formación que graba el disco es estable desde el 2003. Y la estabilidad permitió eso. Antes era imposible, cada seis o siete meses te venía alguno a joderte diciendo que se iba o vos “ibas” a alguno. Era gracioso, la gente me preguntaba: ¿Se sigue llamando igual la banda? Así no daba. ¿Pero cómo dio igual? ¿Quién más tiraba de las rienda y desataba nudos (en la garganta del “Zurdo”).

“Del “Chafa”
Marcos Federico Garralde: batería y percusión.

Marcos Garralde ingresa a la banda a mediado de 1998 y aún hoy resuena en los tambores. Único coetáneo del “líder”, fue la fuerza necesaria para que la cosa rodara en los años. Un tipo escondido detrás de otro tipo: la juega de tonto, pero es sumamente perspicaz. “En la banda todos tenemos voz y voto, aunque a mí me gustaría que no fuese así (ríe por lo bajo), pero cunado Marcos aconseja algo todos escuchamos, nunca fue de los que tiró giladas cuando se trataban temas grosos. Creo que a Marcos le debo todo, éste capricho y todo lo que trajo consigo”. Marcos se planta en los tambores desde el 98 hasta hoy. Es de los integrantes del siglo pasado o peor aún, del milenio pasado: “El chafa es un tipo que como baterista se formó a sí mismo. Cuando arranco en la banda tocaba, después tocó bien, y hoy toca bárbaro. A mí me sucedió más o menos lo mismo, me tuve que hacer a mí mimo. Pero me desarmé rápidamente. Soy un improvisado, un desastre. Me dijeron de pique allá a finales del 97. Si vos armas las canciones y las letras, lo menos que podes hacer es cantarlas ¿no? No es lo que tendría que haber dicho un día, pero no pude. Siempre tengo la sensación de que los chicos arreglan bárbaro un tema y atrás vengo yo y ¡chim pum! lo destrozo. Mi única manera de no frustrarme es desarmarme todos los día, con la esperanza de que por ahí, un buen día me olvide de todo y le emboque”.

Y la banda…
… siguió tocando.

Juan Andrés Chilindrón: bajo, contrabajo y coros.

El “juanchi” o “Chili” ingresa a la banda en agosto de 2001, después de que ya habían pasado tres o cuatro bajistas en la historieta: “A mí me lo presentó el hijo de una amiga de mi vieja que tocó la guitarra en la banda como dos meses. Me dijo, mira hay un pibe que vive parte de su tiempo en Lezica con los abuelos y los hermanos y otra parte en Pocitos con el viejo, toca muy bien el bajo de seis cuerda y esta estudiando en la Escuela Municipal de Música contrabajo, lo único jodido es que tiene 15 años. ¡Jodido, dije yo! ¡Qué jodido, bárbaro, llamalo ya! Y Juan Chilindrón respondió ipso facto. Se aprendió siete temas en una semana y fue a un ensayo. Dicen que en ese ensayo cambió la historia. El plan ya no eran dos estables, ahora eran tres. Chilindrón aportó desde su llegada los requisitos mínimos en cuestiones de musicalidad, sonorización y armonización de las canciones; todo prolijo, todo exacto: como debe ser. Gran arreglador musical y persona, se ganó rápidamente la confianza y de los demás: “Juan es músico y punto, sabe como la mierda; que esto, que aquello, le dio a la banda canciones, canciones bien arregladas. Tengo la certeza de que él, a diferencia de mí, va a vivir de la música, y yo no sé, seguramente viviré de él”.

Otro de Lezica que dejó la huella…
… pero se fue de plano.

Álvaro Nieto ingresa a la banda en febrero del 2002 y se va en julio del 2003. Pero esto no es lo importante en la historia. Este tipo tocaba la guitarra, lo que venga y todo lo tocaba bien. Excelente músico consiguió abrir la cabeza, partir la cabeza, y si bien estuvo de paso, fue alguien de un valor inconmensurable para el futuro que hoy constituye el presente: “Juan y Marcos se entendieron rápidamente, creo que hoy la intuición a la hora de arreglar una canción los lleva de pique al mismo lugar. Una base sólida era necesaria para sonar bien, costo trabajo, pero se consiguió. ¿Álvaro me decís? Ese tipo nos enseño que había un mundo mágico de novedades detrás de cada canción, que en arreglo es tal para tal cosa, que una pausa o silencio también conforman a la sonoridad, abundante trabajo de mesa, de cómo laburar un riff y abundante fusión. Que sé yo, fue como una especie de Mesías para construir este presente. No sé, era un tipo que ya tenía 27 pirulos. Cuando me dijo que se iba de la banda a mí la verdad no me importo mucho, lo considero poco ambicioso para todo lo que toca. Creo que hoy ésta trabajando con su guitarra sobre bases armadas en samplers y loops, que no sé, m imagino deben de ser un polvo”.

De cómo la banda fue orquesta…
… y orquesto.

Nicolás Rodrigo Pereyra: guitarras y coros.

Nicolás entra a formar parte de la banda en agosto de 2003 y ahí se consolida la formación que la banda tiene hoy en día. Después de más de seis guitarristas ya era hora. Otro músico de Escuela. Toca la guitarra y el violín; no es joda solo tiene 18 años. De la curva de Maroñas llegó la estabilidad final, lo que por ahí hoy decía el “líder” Se formo una banda que labura dos o tres veces por semana. Rondaron boliches de la capital que les permitieron tocar, nunca para más de cien personas: “Y son boliches que te permiten porque confían en vos, aunque tu carta de presentación se tu cara o tu parla”. Continuaron al mismo tiempo recorriendo el interior, el interior digo: Canelones, Santa Lucía y Canelones otra vez; Las Piedras cada dos años, otro de los caprichos del líder. La banda también llegó a Tacuarembó en el año 2000, pero nunca se repitieron esas llegadas, no por falta de invitaciones, sino por un tema “sagrado”: los costos. También llegaron a San Bautista y otros rinconcitos que alternaban cada vez más con la capital: “Esta, y mira lo que te digo, es una banda sin barrio, y eso en el fondo ésta buenísimo; Marcos vive el Garibaldi a la altura de Joaquín Requena; el Nico en “la curva”, Juan con veinte años por todos lados; y yo en Las Piedras. A mi en lo personal me parece un fenómeno realmente atendible, aunque al resto le importe tres pepinos”. “¿Para una biografía me decís? Prefiero no hablar mucho del pasado, no por nada en particular; es evidente que en casi 8 años tocas en muchos lugares y que algunos quizás ni los recuerdes (mira ahora con esto me haces recordar “El Muro” en 1999), cierto es que la mayoría de las veces tocas para 50 tipitos – no es para excusarme, pero no es fácil hoy día arriesgarse cuando nadie te conoce y encarar un boliche para tocar solo – pero también hemos tocado para 2000 y 3000 personas y con súper poderosos, que claro esta, después ni se acuerdan de vos. Yo creo que el que entra en la historia hoy, le importa tres mierdas lo que pasó en tu pasado – supongo - , creo que lo interesante es que le importe lo que viene, hoy, y que se sume al plan desde donde pueda. No estoy renegando el pasado, por el contrario le estoy agradecido a todo lo que éste capricho me dio; solamente estoy diciendo que creo que somos tipos que no estamos en condiciones de pedir nada”.

El 2004 fue un año de muchísimos recitales, y del ensayo – durante tres meses – de un disco. Graban entre los meses se agosto y diciembre de 2004 su primer disco que es editado en un formato menos que artesanal o por lo menos eso confiesa “el Zurdo”: “Digo menos que artesanal, porque me resulta bastante injusto que un disco en el que vos metes más de dos lucas verdes, tengas que presentarlo el una caja muy linda, pero revestida de fotocopias. Hoy todavía estamos cinchando, fijate que estamos en septiembre y recién lo vamos a presentar en octubre y noviembre, y antes difundirlo; no lo sé muy bien, pero creo que hay una historia que empieza acá con el disco, porque es un disco experimental y no me estoy atajando, tiene mil errores, pero no había nadie atrás diciéndote esto o lo otro, o que tal o cual cosa debía sonar así o asa. Nunca habíamos hecho algo en semejante estado de libertad. Más allá de que nosotros tengamos que encargarnos de difundirlo y de toda la “miseria” sin bajarte los pantalones, lo más importante es que la gente lo escuche y que más allá de que pueda gustarle o no, que quede en claro desde que lugar nosotros estamos haciendo y diciendo las cosas.

“Suicidios en la tele como publicidad” bautiza don Diego Zurdo, aclarando que lo de rock orquesta, que surge a partir del disco es en homenaje a la parentela de antaño que siempre pregunta por la orquesta o de cómo va esa orquesta y que sé yo. ¡Ah! ¡Me olvidaba! El disco también contó con invitados no – especiales.

Integrantes

Marcos Garralde: batería, percusión y coros.
Juan Chilindrón: bajo, contrabajo y coros.
Nicolás Pereyra: guitarras y coros.
Diego Zurdo: voz.
Un día como hoy, pero de 2015 ... En Sala Zitarrosa, Elefante regresaba a los escenarios 12 años después

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"... Para mí no hay música culta o no culta, para mí hay música buena y de la otra. La murga y el candombe bien hechos son increíblemente ricos y poderosos, y sin complejos pueden compartir escenario con cualquier ritmo afro-cubano. No olvidemos cómo comienza el jazz, cómo comienza el tango: en los burdeles; todo viene siempre de la calle, de la noche...".
José Reinoso, 19/5/2003
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