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A las 21 horas del viernes pasado se congregó un buen número de gente para ver a Manu Chao. La expectativa era grande por la razón de que la gran mayoría de los asistentes nunca había visto a este artista en vivo. Su venida hace 8 años al frente de Mano Negra generó esa gran expectativa, quienes pudimos verlo en aquella oportunidad quedamos totalmente impactados no solo por la energía desplegada por todos y cada uno de los musicos de aquella formación sino también por el talento y la personalidad de Manu que literalmente se come el escenario. Tampoco nadie sabía a ciencia cierta que iba pasar allí musicalmente o se suponía que podía ser una puesta al pie de la letra de su CD "Clandestino".
La apertura del espectáculo estuvo a cargo de La Abuela Coca, nuestros compatriotas desplegaron un show muy completo que incluyó la participación de un cuerpo de baile y una cuerda de tambores en el cierre. Cabe felicitar a la producción en el sentido de que La Abuela Coca sonó muy bien y brindó una presentación bastante más extensa de lo que se le permite a un telonero habitualmente. Luego hubo un intermezzo para que los plomos hicieran la puesta a punto del escenario para el espectáculo de fondo.
El comienzo estuvo a cargo del tecladista que comenzó largando una secuencia de reggae electrónico desde uno de sus teclados e iba disparando desde el sampler loops extraídos de películas y cosas por el estilo, con esto comenzó a aumentar la temperatura en la platea. Al aparecer Manu se produjo una cerrada ovación. Con la misma guitarra, la misma manera de vestir y la misma postura de hace unos años en el escenario comenzó el show. La banda que lo acompañaba tenía la misma conformación instrumental que Mano Negra (batería, percusión, bajo, teclados, dos trompetas y dos guitarras), con la diferencia de que estos músicos eran notoriamente más jóvenes. Lo que brindó Manu al público fue una sabia mezcla de lo viejo y lo nuevo. Se podría decir que hizo un collage con un poco de Mano Negra, un poco de "Clandestino" y mucho de lo nuevo. Creo que durante todo el show debe haber interpretado una o dos canciones en su formato original o más conocido. La mayor parte del show consistió en canciones hechas en formato dub y en algunos casos mezclando unas con otras y que invariablemente terminaban en enérgicos ska. La banda sonó con precisión milimétrica y nadie se quedó sin bailar durante las más de dos horas que duró el show. Manu demostró estar en excelente forma y que tiene ideas y energía para rato.
Lo único que empañó el espectáculo fueron dos interrupciones totalmente fuera de lugar y que (en parte) no cabe achacarle al artista. La primera estuvo a cargo de un grupo de personas que levantaron sus casas de veraneo en Cabo Polonio y reclamaban no sé qué. La segunda interrupción estuvo a cargo de un personaje que sería algo así como Superfeuu (al menos en su capa lucía la sigla de la federación que nuclea a los estudiantes universitarios) que en su confuso discurso dijo al menos veinte veces la palabra compañero como si estuviera en una asamblea de su gremio. De todos modos la fiesta continuó y quienes estuvimos ahí nos quedamos con la satisfacción de volver a ver a Manu Chao y con el deseo de volver a verlo pronto.
Renzo Teflón