SieteNotas

La Industria del Disco, Una Radiografía

12/8/2006

En Uruguay hay una cultura del secreto, que queda bien al descubierto en cuanto se empieza a hacer preguntas relativas al dinero: los empleados de las disquerías se ponen a la defensiva y el miedo se marca en algún gesto de sus rostros; los músicos no aceptan entrevistas, se enojan ante la indagación periodística o piden mantener el anonimato; los managers y responsables de marketing de las empresas disqueras no responden a cuestionarios previamente acordados.

Particularmente llamativo es que ninguna banda invitada a participar, perteneciente al catálogo de Koala Records, se prestara a ser entrevistada y que hasta Andrés Rega –manager de Bufón- haya dejado en el olvido un cuestionario que él mismo se comprometió a responder. (1)

Contra el empeño mayoritario por esconder o deformar la información, hay quienes aportan datos que permiten hacerse una idea de los dineros que mueve la industria discográfica, y de la manera en que las utilidades generadas se distribuyen entre sus variados protagonistas.

UN FENÓMENO INCUESTIONABLE

La abrupta caída en la venta de discos durante los últimos años -120 mil registros por mes en 2002; 30 mil en 2005- (2) es un indicador contundente del difícil momento por el que atraviesa la industria del disco, y de la existencia de un negocio “a menos”, que acaso sólo sea rentable para las empresas encargadas de producir aquellas franjas estilísticas que más suenan en la actualidad.

El rock nacional, por ejemplo, tiene una fuerte presencia en los medios y cuatro o cinco agrupaciones que venden a muy buen nivel pero, ¿qué pasa con el resto de las bandas? ¿Comercializan bien sus productos o sólo cumplen la función de inflar la escena para inducir la sensación de gran actividad?

Casi todas las disquerías consultadas, fueron coincidentes en señalar al rock nacional como un acontecimiento comercial tan potente como incuestionable. “Las bandas que más venden –dice Carlos Yanavide de CD Warehouse (Centro)- son La Vela y No Te Va Gustar por lejos, pero también venden La Tabaré, La Trampa, Trotsky y Buitres”.

Luego hay agrupaciones como Vinilo, Lapso, Boomerang o Sórdromo, que venden dos o tres discos por cada diez de La Vela Puerca, y hay un fenómeno que podría denominarse “arrebato momentáneo” o “furor”, que concita elevadas cifras de comercialización con independencia del prestigio de las bandas o de su popularidad. Tal lo que sucede ahora mismo con el disco Tres de La Triple Nelson o con Raro de El Cuarteto de Nos, una placa que además de sus propias ventas, impulsa el movimiento de otros trabajos de la agrupación. “Muchas veces la salida de un disco nuevo –cuenta Eduardo de Todo Música (Montevideo Shopping)- produce por arrastre, la venta de discos anteriores. Eso está sucediendo con el disco recopilación de El Cuarteto de Nos, que volvió a venderse mucho a partir de la edición de Raro”.

En las disquerías que brindaron la información sobre el porcentaje que la tienda recibe por la comercialización de cada disco, se habló de un 30 %, que baja sensiblemente en el caso de las producciones independientes. O sea que si una placa promedio se vende a 300 pesos, la disquería se queda con 90 pesos de ese total, y si de casualidad tuvo la suerte de vender 200 ejemplares de los 8.000 que vendió de un saque NTVG, facturó 18 mil pesos de un tirón.

LOS QUE HACEN EL FENÓMENO

Según Ángel Atienza, de Perro Andaluz Records, las tiendas de discos se quedan con un 30 % cuando la venta es segura pero si el material presenta riegos –tal como sucede en la mayoría de los casos- el porcentaje llega al 45 o al 55 %. Este dato es confirmado por Inés Saavedra, quien recientemente editó en forma independiente Las casualidades no existen (Pajarito Records, 2006), un registro que ella misma se encargó de distribuir.

“En Ayuí Discos (Teatro El Galpón) me cobran un 40 % del precio de venta establecido, mientras que en Todo Música te pagan un precio de 150 pesos, que equivale a un 50 % del valor total. En CD Warehouse y en Palacio de la Música me dijeron que sólo ponían en sus locales cosas que se vendieran y que si se enteraban que yo vendo, me iban a llamar”.

Para producir su primer trabajo, Inés Saavedra no se anduvo con chiquitas y se mandó una edición lujosa de 300 ejemplares de tapa de cartón, que terminó costándole 325 pesos por unidad. De haber fabricado más discos, los costos fijos de diseño de tapa, grabación y masterización, podrían distribuirse entre un mayor número de ejemplares y el precio unitario se reduciría. Pero entonces, habría crecido el precio global.

Antes de embarcarse en la vía independiente –que a todas luces aparece como una opción donde recuperar la inversión realizada pero está cerca de lo imposible- Inés Saavedra buscó el camino más transitado: lanzar su fonograma a través de una empresa discográfica reconocida. “La decisión de no editar con Sondor y Ayuí está relacionada a las bajas regalías y las condiciones de edición. En algún caso tenía que comprar una suma importante de discos por adelantado, en otro tenía que contratar por fuera una persona para hacer todo el trabajo de medios para el lanzamiento del disco. También estaba el tema de los contratos a mediano plazo; por ejemplo, aunque fuera yo la que consiguiera editar en un sello fuera de fronteras, en uno de los casos me cobraban un 40 % de las regalías de esa edición por ser ellos los que me editaron primero”.

Generalmente, los artistas deben llegar al sello con el master realizado (que integra en su costo total, horas de grabación, masterización y a veces, mezcla de sonido) y luego la empresa se hace cargo de la fabricación y distribución del registro. Un tipo de acuerdo más coqueto de nombre pero similar en el contenido, fue el que hizo Lapso con Bizarro Records para realizar su fonograma. “Los arreglos con la discográfica para bandas no masivas como nosotros –explica Andrés Bianco, guitarrista de Lapso- son más bien co-producciones, o por lo menos terminan siéndolo ya que con el dinero que ellos te dan, no podrías grabar un disco como la gente. Por eso nosotros terminamos poniendo más de las dos terceras partes del costo final, en un acuerdo que incluye la cesión de todos los derechos, menos los de autor. O sea que ellos pueden hacer lo que quieran con tu música”.

En casos como el del sello Lado B, los músicos deben pagar -aparte de la grabación- la fabricación de una primera tanda de discos, con lo cual, la casa disquera se asegura cero riesgo. Muy parecido fue el arreglo que hizo la banda Cambiá la Biblia con Koala Rds: el sello fabricó 300 ejemplares de Algún culo va a sangrar (primera producción de la banda) y para recuperar la inversión, se queda con el cien por cien de las ventas hasta que se llegue a las 160 unidades; una vez pasada esa cifra, las ganancias se reparten a mitades iguales entre banda y sello.

Algunas agrupaciones como Dr. Rocka lograron acuerdos más favorables (siendo Montevideo Music Group el encargado de pagar el cien por cien de la grabación) y se supone que colectivos que han llegado al disco de oro (Trotsky Vengarán, Cuarteto de Nos, La Trampa), al platino (Buitres) o al doble platino (NTVG) están en posición de negociar mejores condiciones de grabación y mayores regalías por cada disco vendido.

Para tener una idea de tales condiciones, se acordó una entrevista por correo electrónico con Mateo Moreno de NTVG quien, luego de leer las interrogantes, se negó a responderlas agrediendo gratuitamente al responsable de esta nota, y dejando la puerta abierta a la conjetura (3). O sea: NTVG debe facturar un montón de dinero por venta de entradas, derechos de autor y merchandising, y es seguro que, si Dr. Rocka no paga la grabación, ellos deberían hasta cobrar por hacer un disco.

¿Cuánto dinero recibe por cada placa vendida? Malpaso se queda con 30 pesos, Lapso con 20. ¿NTVG se quedará con 50 pesos o con 100? Este fuerte viento que sopla y Aunque cueste ver el sol fueron doble platino, fueron 8.000 unidades por cada fonograma, fueron 16.000 en total. 16.000 por 50 dan 800.000 pesos uruguayos; 16.000 por 100 dan 1.600.000.

Por si parece poco, el DVD de la banda también llegó al disco de oro.

EL DISCO COMO MEDIO

Si la mayor parte de las agrupaciones paga por estar y/o tolera ganar dineros irrisorios por la venta de sus discos, es que hay otras metas anidando en sus pensamientos. Los que asumen todos los costos, se supone, están haciendo una inversión a futuro que los pudiera poner en el lugar de los que hoy viven una situación de privilegio; y los que toleran recibir migajas de regalías, presumiblemente lo hacen porque hallan ventajas en otra esquina del negocio.

“Desde que estoy en Bizarro –afirma Diego Drexler de Cursi- renuncié a ganar plata con el disco y lo tomé más como un medio que como un fin. La idea siempre fue que el disco y su difusión me permitieran posicionarme en un lugar desde el cual pueda hacer de las presentaciones en vivo, una manera de vivir de la música”.

Con una estructura de trabajo como la que ha montado Cursi, es bien posible subsistir de la recaudación que se genera por venta de entradas. Pero hay que tener inserción popular para que en todas partes exista un público interesado en concurrir a los recitales de manera tal que los ingresos siempre sean importantes. Y es que montar un espectáculo en vivo también tiene sus costos. “Del total recaudado en cada recital –cuenta Andrés Bianco de Lapso- se hacen los descuentos de plomo, sonidista, fletes, y luego el saldo se divide en 5 partes (4 para la banda y 1 para el manager), esto en el caso que el local pague un monto por contratarnos; otro tema es si vas a la puerta del boliche que por lo general se queda con porcentaje de la puerta, que anda en el entorno del 30%”.

LOS QUE MANEJAN EL NEGOCIO

Hacer un disco en Uruguay tiene un costo elevado. Al precio de grabación hay que agregarle unos 2.000 pesos por la mezcla del sonido, 8.000 pesos por la masterización, 24.000 pesos por la fabricación y estampado de mil discos, y más de 4.000 pesos por la impresión de las carátulas. La sumatoria da unos 1.500 dólares que (pueden llegar a convertirse en unos 5.000, 8.000 o 10.000, si se utilizan más horas de grabación, se contratan músicos y se realiza una edición más pomposa) en la mayoría de los casos, la empresa discográfica no asume en su totalidad porque como se ha visto, los músicos solventan buena parte de esa suma o la pagan por entero. Otros factores que hacen disminuir esa cifra tienen que ver con la manufactura de un número mayor de discos o con la hechura de esos discos en la Argentina, donde los costos son más bajos.

Ahora bien, tomando esos 1.500 dólares como referencia y suponiendo que los músicos apenas aportan una tercera parte de ese monto, cada disco acaba teniendo un costo de 24 pesos para el sello. Si el precio al público es de 300 pesos y la disquería se apropia del 50 por ciento, quedan 150 pesos para repartir entre costo del disco ($ 24), porcentaje de los músicos ($ 30) y gastos de publicidad del producto (que se podría fijar en otros $ 30 por unidad, exagerando un poco la cosa). Los 66 pesos restantes equivalen a las utilidades.

Una banda que venda 200 discos aporta al sello unos 13.200 pesos de ganancia y una que venda 2.000 hace que los beneficios sean un cero más grande. En el caso de que 20 bandas vendan 200 discos, se trata de más de 260.000 pesos. No es un gran negocio claro, pero el sello nunca pierde. Ni siquiera empata.

Una de las maneras para que el negocio rinda altos dividendos, es que la casa discográfica forme parte de una multiempresa capaz de explotar casi todos los nichos del mercado musical.

Marcelo Felder, propietario de Bizarro Records, es a la vez dueño de CD Warehouse y de Palacio de la Música. Además de producir la música nacional que más se está vendiendo en este momento y de quedarse con los dineros correspondientes a la parte editora, se queda con los porcentajes de ganancia de las bocas de ventas en el caso de que los fonogramas se comercialicen en las disquerías antes mencionadas.

Andrés Sanabria, director artístico de Bizarro Records, es al mismo tiempo, el encargado de programar la música de radio Futura. Junto con la publicidad que el sello coloca en los diferentes medios masivos para mover sus productos, tiene la difusión garantizada a través de esa y de otras emisoras a las que, como les compra publicidad, puede tenerlas agarradas para exigirles que pasen la música del sello.

A través del sello Lado B, la multiempresa edita el material de las agrupaciones más nuevas sin invertir un centavo para su producción. El arreglo es que los músicos compren una cantidad de discos con los cuales financian la edición total. Lado B le entrega un lote de registros a la banda, y las unidades restantes las distribuye en las disquerías a la espera de ventas libres de gastos.

Nunca se había visto antes, tantos muchachos caminando con guitarras por las calles, ni tanta gente dando clases de canto o batería, ni tantas salas de ensayo, ni tantos estudios de grabación, ni tantos locales nocturnos donde hacer música en vivo. La efervescencia que se vive con respecto al “rock”, hace que en cualquier lugar haya jóvenes formando bandas y teniendo que comprar instrumentos musicales o consolas que por supuesto, El Palacio de la Música tiene para ofrecer.

REFERENCIAS:

(1)
Se le envió correspondencia electrónica a diferentes direcciones de las Bandas Boomerang y Bufón. Los mensajes no rebotaron ni recibieron respuesta. En otra ocasión y para otro medio de prensa, se pactó una entrevista –también por correo electrónico- con la agrupación Graffolitas que jamás fue respondida. Entre las interrogantes, había una referida a las características del contrato que Koala Records tenía con la banda del departamento de Durazno.

En cuanto a Rega, es cierto que el contacto con él se hizo para que como manager de Bufón, contestara una serie de preguntas referidas a la banda pero, ante su visto bueno y aprovechando la oportunidad, viajaron otras interrogantes referidas a los porcentajes de ganancias de managers y el negocio de las productoras que se mueven en el ambiente del rock.

(2) Los datos sobre las ventas actuales se obtuvieron de la página web de la Cámara Uruguaya del Disco, mientras que las cifras referidas al número de CDs vendidos por mes durante el año 2002, fueron proporcionados por Jorge Voitouret, director de Digital Disc (empresa dedicada a la fabricación de discos en Uruguay).

(3) LAS PREGUNTAS QUE MATEO MORENO NO QUISO RESPONDER

Una pregunta es una pregunta y si al periodista le nació hacerla, no debe autocensurarse a causa de la moral o los intereses creados de los otros. Cuando Mateo Moreno las leyó, se ofuscó y le envió esta pequeña carta al autor del presente artículo:

Vos me vas a pagar porque yo te haga de secretario? Tenés muchos mitos y no tengo ganas de respondértelos, aparte me pareces medio atrevido y tus preguntas afirman y marcan opinión y eso no es serio.
Saludos.


A continuación, las preguntas atrevidas de un periodista lleno de mitos:

1) Oí decir que NTVG vive de la música actualmente. ¿Eso es cierto?
2) ¿Con qué ganan más? ¿Recitales, ventas de discos?
3) Los grupos que recién empiezan se quejan de que ellos producen el fenómeno del rock y otros se quedan con la mayor parte del dinero. ¿En el caso de NTVG sucede lo mismo?
4) O sea: ¿ustedes ganan pero más ganan los que están alrededor de la banda (managers, sellos, productoras, disquerías, etc.)?
5) ¿Les parece bien la manera en que está organizado el negocio?
6) Si los músicos se quejan pero siguen dentro de la "rosca", ¿no son en parte responsables de la situación?
7) ¿Realmente las bandas deberían ganar más por ser los hacedores de canciones? ¿O los que quieren hacer su negocio y para eso ponen dinero y ponen infraestructura al servicio de la música está bien que ganen lo que ganan?
8) Crear productoras y sellos independientes por parte de los propios músicos, ¿no sería una vía de salida?
9) Cuando NTVG va a grabar un disco, ¿el sello paga todo o, la banda tiene que hacerse cargo de algún gasto? ¿Siempre fue igual o la situación cambió luego de haberse convertido en una banda popular?
10) ¿Quién gana más con la venta de cada disco: el sello, el grupo, la disquería, los managers? Si podés aportar porcentajes aproximados estaré agradecido.
11) ¿Y con los recitales que pasa? ¿quién se queda -también estaría bueno lo de los porcentajes- con la mayor parte?

Leonardo Scampini

Comentarios
12/12/2009 | Patricia
me faltó decir que da pena ver como algunos musicos le hacen el juego a estos "señores" de la musica... son poco solidarios con las bandas que recien arrancan o no son tan populares, lease comerciales...
7/10/2009 | Patricia
gracias leo por la informacion. ya sabemos de que pie cojea la musica nacional y quienes cuidan su "chacrita"
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