ESCENARIOS EL TEJANO Y DE ACA
bandas emergentes
Ya en la superficie y dispuestas a seguir
La mayoría de las bandas nacionales emergentes demostraron ser capaces de conquistar, en un futuro cercano, a un vasto público a través de sus enérgicas interpretaciones y de la fusión de estilos musicales utilizados en sus composiciones.
En la Fiesta de la X se destinaron dos espacios para que estas bandas pudieran mostrarse; los escenarios El Tejano y De Acá.
Las primeras que comenzaron a tocar a las 18 hs. contaron con un muy escaso público y no fue sino hasta las 20:30 hs., cuando empezó a llegar la mayor cantidad de gente a la fiesta en que la concurrencia se tornó un poco más significativa.
Excusa vocal y Planeta Urbano abrieron el espectáculo. A pesar del poco público, los músicos tocaron con ganas. Ya con Planeta Urbano empezó a notarse la confluencia de varios géneros musicales como se menciona al principio de la nota. En este caso se trató de un pop, reggae rock.
El condimento de pop también estuvo presente en Charlie Loop con el agregado de algunos componentes de la música electrónica que también sonaron en el toque de Cave Canem. La originalidad de Charlie Loop radicó en sus letras en inglés y francés que crearon un clima de mayor intimidad y tranquilidad, propio de su estilo chillout.
Varsovia fue otra de las bandas que también sacó a relucir su veta de pop que, acoplada a su estilo de hacer rock, la identifica según sus integrantes como una banda de “rock-pop potente”. Sin duda este sentimiento lo logró transmitir al público que empezó a ser más numeroso y a seguir su ritmo con medidos movimientos del cuerpo.
El reggae también se dio la mano esa noche con el rock en bandas como Chala Madre, Monte Zion y Pibes Pepa. No sólo la música sino también la estética con la que se presentaron fue un claro reflejo de ello. No faltaron las gorras estilo Bob Marley y las camisas holgadas. De las tres bandas, Monte Zion fue la que se llevó la satisfacción de haber hecho bailar y cantar a gran parte del público.
Por otro lado, Germán Arteaga aportó una cuota de jazz con el saxo pero la banda que se posicionó en el primer lugar en cuanto a la experimentación de sonidos fue La Sonora del Sur. Sus composiciones estuvieron dotadas de rock, candombe, salsa y murga, afianzando así su identidad uruguaya y latinoamericana.
La Conjura, Graffolitas, Coff Coff y Na-K fueron quienes expresaron con su música duras críticas políticas, económicas y sociales. Cadáveres ilustres también dijo lo suyo sobre algunas de esas cuestiones pero de una manera menos oscura que en sus inicios.
La Conjura logró que buena parte del público expectante repitiera varias veces uno de los estribillos de sus canciones que decía: “todos queremos ser libres”, mientras agitaban de izquierda a derecha los brazos.
Los vocalistas de Vinilo y Gasoil también hicieron lo suyo para enfervorizar a los espectadores. El primero decidió abalanzarse al público mientras cantaba una de sus canciones. De esta manera decenas de manos lo transportaron de un lado a otro hasta depositarlo en el otro extremo del escenario sin que la fuerza vocal en la interpretación disminuyera. Gasoil fue una de las pocas bandas que hizo agitar al público al grito de “¡vamos, che, esto es un festival de rock!, ¿a qué vinimos ché?!”.
Algunas personas del público tuvieron comentarios especialmente positivos para Bulldog, banda argentina invitada que sorprendió por la fuerza de su interpretación y para Sally Spectra (ex banda Cero), que captó la atención por el cuidado de los detalles en su performance y por reflejar ciertas características de la música electrónica.
Lapso y Boomerang contaron, en general, con un buen recibimiento por parte de los asistentes y, al igual que Gasoil, consiguieron hacerlos agitar al ritmo de sus canciones. Lapso, por otra parte, aprovechó a adelantar dos temas de su último disco que saldrá a la venta a principios del año próximo.
Vendetta fue la segunda agrupación, luego de Charlie Loop, en que el género femenino marcó presencia. El rock lució en la voz e instrumentos de dos mujeres que no sólo cosecharon aplausos por su actuación sino que también fueron el centro de las miradas masculinas por sus vestidos cortos color blanco y rojo.
La nota de humor y extravagancia estuvo a cargo de Max Capote, el Elvis Presley uruguayo, que junto a sus coristas y trompetistas compartieron con el público historias alocadas, adornadas de lentejuelas y envueltas en una atmósfera años 60 que hizo que todo causara más gracia.
La Cosa Nostra también puso su pizca de comicidad cuando el vocalista amagó hacer un streaptease que lo iba a dejar sin pantalón ni calzoncillo.
Quién mostró una imagen un tanto excéntrica fue La hermana menor, con canciones que por momentos resultaban difíciles de entender para la mayoría y parecían formar parte de un código secreto y en otras oportunidades quedaban claras por ser cantadas con voz más fuerte y rabiosa.
Otra de las actitudes anecdóticas de esta banda fue que en mitad de una canción el vocalista salió del escenario y quedaron solamente los instrumentos sonando mientras él los miraba como alguien más del público. Al rato volvió a entrar y el show siguió su curso naturalmente.
El resto de las bandas que participaron en estos escenarios fueron Sonora Kemante, Dr Rocka, Sybila Vain, Rouge, Nueva Sangre, Toco y me voy, Ojos del cielo y Doberman.
Mientras todo esta movida transcurría, otras movidas culturales pasaban a su alrededor, confirmando el eclecticismo y sentido integrador de la fiesta.
Un par de acróbatas deslumbraron con el dominio de sus malabares con fuego. Un grupo de teatro callejero sorprendió con sus trajes blancos de damas y caballeros antiguos que andaban en zancos y al son del acordeón cantaban algo como “no importa de dónde venimos ni hacia dónde vamos”. Hubo también caras que se dispusieron a recibir y a pasear después ante los ojos de todos, la técnica del maquillaje artístico. Además se pudo apreciar también el sonido de tambores de una agrupación carnavalera y diferentes espectáculos de danza, teatro y canción en el cuadrilátero de gladiadores, entre los cuales destacó la actuación de Dani Umpi y sus compañeros que hicieron que el público se riera y practicara coreografías junto con ellos.
Durante toda la noche, las barras de El Tejano y Moby Dick también estuvieron haciendo el aguante etílico y de bebidas colas. Principalmente vendieron cerveza Heineken. El problema venía unos minutos después cuando venían las ganas de ir al baño y se formaban unas colas kilométricas para poder acceder.
El espectáculo de las bandas se cerró con una hora de atraso, a las 6:00 hs. en El Tejano con Nueva Sangre y en el otro escenario a las 5:00 hs. con La Cosa Nostra.
A estas últimas les pasó lo mismo que a las primeras. Tuvieron escaso público ya que la mayoría se retiró hacia las 4:00 hs., lo que hizo invalorable el apoyo de amigos y conocidos en ese momento.
De esta manera se vivió una nueva edición de la Fiesta de la X en este sector dedicado a las bandas emergentes. Espacio que le permitió a la mayoría de ellas demostrar que cuentan con las condiciones necesarias como para poder compartir escenario y competir sanamente con las más reconocidas o populares del medio local.
Valeria Francia