Todo es como si fuera la primera vez, aunque hace 92 años que repite el ceremonial. Son tantos que ya olvidó las circunstancias de su bautismo.
A veces escucha difusa en la memoria, una murga de obreros que canta en un baldío cerca de una curtiembre donde los cueros amontonados juntan sus hongos.
Fue en aquellas tardes que empezó sus primeros pasos de la mano de aquellas voces que el tiempo volvió anónimas.
Puesta a caminar recorrió muchos barrios con el nombre de Curtidores de Hongos. En cada uno de ellos otros hombres se arrimaron a cantar alrededor de sus faldas. Y todavía es así.
Ninguno de nosotros había nacido cuando esta murga ya cantaba. Cumpliendo 92 años, la murga más antigua del Carnaval uruguayo, puso en juego el mejor espectáculo del año. Curtidores de Hongos ganó su 14º premio.
En este año los Curtidores obtuvieron no sólo el 1er. Premio de Murga del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavaleras, sino que además se hicieron de los premios Mejor Figura de Murgas: Freddy González, Mejor Cuplé: "El amigo del alma" y Mejor Saludo de Murgas; además de otras tantas nominaciones como la de Mejor Coro, Mejor Arreglador Coral, Mejor Vestuario de Murga, Mejor Batería de Murga y Mejor Letrista de Murga.
Y es que la propuesta de Curtidores fue muy bien llevada por Hugo Arturo (el dueño de "El Desalmadero") y Freddy González (el que llega a arreglar su alma y se encuentra con que solo se venden o se compran), quienes se entendieron a la perfección sobre el escenario.
A ellos se suma la desopilante actuación de Fernando Ponce ("el amigo del alma"), dando otro de los puntos altísimos de los Curtidores.
Un libreto digno de sus letristas, tres tipos talentosos como Hebert "Tiburón" Martínez y los hermanos Tacaré y Yamandú Cardozo, más la experiencia de un coro en el que sobresalen los sobre primos Julio Pérez y Gustavo "Chato" Ambrosio, merecen ese aplauso cerrado y el público de pie.
Los Curtidores dieron uno de los mejores espectáculos, sino el mejor, del Carnaval 2004. Su canto, actuación, libreto, escenografía, coreografía, humor, vestuario y todos los rubros que se les ocurran, rayaron a la perfección.
Las claves del éxito pasan por la perfecta mezcla de poesía y emoción que han sabido conjugar en cada una de sus apariciones en este Carnaval. Sabores y colores que recorrieron los escenarios para presentarnos una propuesta de almas tomar.
Con excelente coro -característica clave de esa murga- los viejos y siempre renovados Curtidores le cantan en su presentación a la mística carnavalera, a todo ese mundo mágico, de eterna fantasía, poblado por personajes y vivencias que forman parte del imaginario popular de todos los uruguayos.
La murga de La Comercial y también de Aguada presentó la historia de un hombre común representado por Freddy González, en busca de un alma con luz propia. En su búsqueda llega a "El 'Desalmadero'': algo así como un desguasadero de autos donde se venden almas a un alto precio.
Un complejo texto que hizo reír y llorar y que fue producto de tres cabezas impresionantes como lo son: Tabaré Cardozo, Yamandú Cardozo y Hebert ''Tiburón'' Martínez. Estos señores murgueros logran conjugar un montón de sentimientos en el total de la obra, llevando de un lado al otro y siempre teniendo de fondo el contenido humano y el Carnaval presente.
La historia de un "González": un uruguayo como tantos que quiere compra un alma, pero no quiere cualquiera, quiere elegir un alma buena, bonita y barata. La murga entonces le presenta "el purgatorio" con más de 3.000.000 de almas de uruguayos en pena.
La crítica oportuna de esta murga juega a través de las voces, los movimientos de escena y puesta que, con un muy bien armado libreto, entra en la realidad social de nuestro país: un país de almas en pena; dice la murga: "así se hunde y se nos va barranca abajo el Uruguay".
Y este juego es posible porque según lo dice Hebert Martínez, quien escribe desde el año 2001: "este es un conjunto con estilo definido".
Al parecer la idea de "El Desalmadero" nació entre "Tiburón" Martínez y Tabaré Cardozo. Martínez cuenta que un día vio en la tele la imagen de un niño pescando en la Luna y que se le ocurrió "que sería bárbaro hacer un espectáculo y empecé a pensar qué estaba haciendo el tipo. Comencé a volar y se me ocurrió que estaba pescando almas y cuando le presento la idea a Tabaré, él complementó todo con la idea de "El Desalmadero". Fue un trabajo de equipo, entre todos y ahora lo disfrutamos. Mi olfato me decía que en el Teatro de Verano donde a la gente no se le escapa nada iba a funcionar. Lo que pasa es que lo del alma nos abrió grandes posibilidades, después que le encontramos la punta fue una locura mágica, impresionante".
Seguimos por… el cuplé
El juego de los Curtidores nos lleva por los cuplés de ''Las almas podridas'' con un contenido político, ''Las almas en pena'' que gracias al santo perdón, que muchas veces se consigue por conocidos o arreglos, logran salvarse de la condena.
Después llaman a escena a "Las almas podridas": gente que se divierte con el ridículo y la desgracia de otra gente, puesta que a ritmo de salpicón, critica y denuncia a las almas podridas de nuestra sociedad pública y política.
"El amigo del alma": aquel que está siempre que pueda sacar ventajas de nuestra amistad "el irónico valor de la amistad".
Cada uno carga con su alma y con su cruz, pero la salvación del alma se puede si se hacen bien las cosas y en la brevedad de la eternidad cada hombre elige su destino. Así culmina el cuplé con un hombre que después de tanto ver, elige quedarse con su propia alma.
"Parado en la mitad de los caminos, la mirada puesta atrás, alguien naufraga en silencio, en el mar de los recuerdos..." así da forma y vida la poesía a la retirada de los Curtidores, con un mensaje que culmina en la "cajita" donde se guardan las almas, con un canto a la sonrisa, al recuerdo y a la ternura, un canto a la infancia, a la madre, al olor a pan... al alma iluminada.
La historia concluye cuando "González" debe elegir entre un alma pura o una corriente.
Al final, "González" entiende que son los recuerdos los que hacen brillar para siempre el alma que cada uno tiene.
Y fue justamente con esta propuesta que el conjunto de Carluccio le rindió tributo a la sátira, a la crítica y a la doble intención, abordando temáticas de actualidad en la comarca y en el mundo, y también esas cosas intemporales que hacen a la condición del hombre y sus circunstancias.
Cuidando de manera especial lo interpretativo y la movilidad escénica, este año los personajes centrales del cuplé, esos "caminantes", fueron una combinación de sólido oficio y veteranía por un lado, y savia nueva, aunque ya consagrada, por el otro.
Por rubros
Hay otros rubros de cobertura soberbi, como maquillaje a cargo de Eva Paolino, Adriana y Fernando Aguiar; o como vestuario con diseños de Hugo Millán y realización de Antonio Pérez, Blanca Tellería y Carmen Núñez.
Los textos son otro de los puntos altos de la actuación de Curtidores. En ellos confluyen Tabaré y Yamandú Cardozo y Hebert "Tiburón" Martínez, trabajando coordinadamente y no por separado como suele ser habitual cuando son varios los letristas.
El producto es realmente notable y la murga lo interpreta con enorme solvencia.
La actuación consolida a Tabaré Cardozo como arreglador coral y notable director escénico.
Dentro de un plantel muy parejo y de gran rendimiento puede destacarse además de los ya mencionados Freddy González y Hugo Arturo, a Fernando Ponce en un desopilante "El amigo del alma".
Hebert "Tiburón" Martínez, Gustavo "Chato" Ambrosio, Emiliano Muñoz, Álvaro Imbert y desde luego la voz y presencia de Julio Pérez, son otros puntos de gran destaque.
Como complemento, no menos importante a la gran actuación, debemos mencionar la labor de la batería, de lo mejor visto, integrada por Álvaro "Conejo" Pintos en el bombo, en el redoblante Daniel Carini y el ya galardonado Humberto "Beto" Gusta en los platillos.
La escenografía, el maquillaje y el impresionante vestuario completan, con un juego de luces de los mejores, el cuadro visual del espectador.
Al comienzo la murga aparece vestida de una especie de apóstoles elegantes e históricos. El vestuario es de Hugo Millán y se basa en túnicas violetas con pedazos blancos, naranjas y amarillos de telas. En otro momento de la actuación, la murga aparece con gorros que poseen luces y en los hombros parecen tener plumas. El maquillaje y el vestuario del dueño de "El 'Desalmedero'' es impresionante y hasta da miedo.
Un ''as'' que tienen los Curtidores es, sin duda, Tabaré Cardozo que escribe, dirige y arregla los coros. El coro suena potente, parejo, con tonos altos. La voz del sobreprimo Julio Pérez encierra todas las voces del Carnaval, captura el sentimiento del murguista.
Y al final sólo queda una escena en una noche cualquiera
La murga entra al escenario donde se trajina como en un hormiguero. Decenas de personas se cruzan instalando la escenografía, estirando los cables de las luces, probando el sonido, tratando de obtener tres o cuatro palabras de los protagonistas para la radio. En medio de ese revuelo Tabaré va y viene con la guitarra. Busca un rincón que no encuentra. Como puede se aparta, pulsa las cuerdas, canta para sí. Un periodista de radio lo interrumpe. Tabaré grita un par de cosas al micrófono tratando de hacerse oír entre el ruidaje de martillazos, voces que afinan, saludos que se funden en abrazos, cábalas, publicidad que truena por los parlantes.
Las máquinas de humo hacen su trabajo y van nublando la escena. Entonces la murga parece que se afantasmara, que tomara la imagen de todas las murgas que en este tiempo fue, de todos los hombres que la sostuvieron a pura garganta y corazón durante 92 años. Se transforma en un arquetipo. Ahora va quedando sola como el boxeador en su rincón cuando le sacan el banquito.
El canto de aquellas tardes que alboreaban un siglo ya pasado, el aire hecho sonido de aquellas gargantas que buscaban el tono cerca de la curtiembre, todavía aletea en la nota que Tabaré está tratando de retener desesperadamente hasta que la suelte todavía de espaldas al público y la murga explote en un canto. Una vez más. Como si el tiempo no existiera.
Tabaré da el tono desde el mostrador del "Nueva Palmira" y el coro, redoblando en fervores, ensaya nuevamente esperando su próxima función:
"Cada uno carga / con su alma y con su cruz / para dar batalla a las tormentas /
Cada uno carga / con las sombras y la luz / tras de los espejos que se enfrentan /
Y en la brevedad / de la eternidad / cada hombre elige su destino /
Justo en el umbral / donde el bien y el mal / echan a la suerte los caminos..."
Actuación final de un curtidor que lleva al aplauso entusiasta de un público entregado a la fiesta, esta de nuestro Carnaval que gira y gira por los rincones del planeta. Murga… Expresión de esquina... Barrio… Montevideo...Uruguay!
Para muchos habitués del Teatro de Verano, gustadores del género, Curtidores de Hongos fue el gran espectáculo de la categoría. Personalmente entiendo que fue una fantástica demostración, difícil de parangonar y que marca profundamente una categoría que desde ahora tiene en Curtidores uno de sus referentes al que "habrá que seguir, si se quiere ganar" el próximo año.
Leticia Fraga