SieteNotas

José Reinoso, sin complejos

19/5/2003

Nació en Carmelo, Colonia, pero vive en Barcelona, España.
Proviene de la denominada música "culta", pero es fanático del candombe y de la murga. Pertenece al mundo del jazz, pero asegura nunca haber tenido el "complejo del jazzista". Sobre ese "complejo" y sobre el jazz, sobre los ritmos populares y la música culta, sobre Europa y Latinoamérica, y sobre otras aparentes contradicciones; conversamos vía mail con José Reinoso: un verdadero talento importado del Uruguay.

 

- Contame sobre el particular proyecto Repique: por lo que tengo entendido todo surgió medio por casualidad, por el placer de improvisar sobre la música de estas latitudes ¿verdad?

- Exacto... Solía juntarme a tocar en dúo con Aldo Caviglia: gran baterista uruguayo radicado en Europa desde hace más o menos 30 años. Tocábamos standards básicamente y también investigábamos sobre métricas poco convencionales. Y realmente los resultados se veían claramente cuando ambos formábamos parte de algún grupo, porque a veces parecía que uno sola persona estuviese tocando ambos instrumentos. En fin, siempre me gusta interactuar con el baterista, sobre todo en el momento que está improvisando un saxofonista o un trompetista. Un buen día de esos empezamos a "zapar" sobre "Baile de los Morenos" y la alegría fue tal, que ya no volvimos a tocar standards sino que nos pasamos a las chacareras, zambas, tangos y candombes que conociéramos y que a su vez ofrecieran una cierta "riqueza" armónica y/o melódica para poder desarrollar nuestras ideas. Y de ahí surge José Reinoso & Repique: grupo que recibió el premio como "Mejor Grupo de Jazz 2002" y grupo también con el que actué en el prestigioso Montreaux Jazz Festival.

- Debés estar harto de aclararlo, pero lo que hace José Reinoso & Repique no es "latin-jazz", no debe rotularse así, porque mezcla el bahiao, la samba, el candombe, la murga, la chacarera, el tango; explicanos cuáles son las diferencias.

- Todos los ritmos a los que te referís son ritmos más bien del cono sur, pero a su vez también son latinos, por lo tanto si los fusionamos con el jazz obtenemos una especie de "latin-jazz". Pero yo intento sacar la palabra "latin", porque en el ámbito de la música la gran mayoría de las personas cuando ven la palabra "latin" la asocian al Caribe, sobre todo a la música afro-cubana. Porque la música cubana está presente en Nueva York y en el jazz desde la década del ‘40 y los ritmos sureños aparecen después, por lo tanto el término "latin-jazz" siempre se vio y se sigue viendo asociado a ritmos caribeños fusionados con jazz. En realidad lo que yo hago también sería latin jazz, porque Sudamérica es latina también, pero me interesa diferenciar bien que se trata de otro tipo de ritmos, sobre todo para que la gente que ve anunciado un concierto mío o ve el disco, no espere un disco de latin jazz del que todo el mundo ya más o menos espera una sonoridad, y se encuentre con tangos y chacareras y se sienta defraudado. Además creo que en Sudamérica hay un montonazo de ritmos y de músicas en las cuales nos podemos nutrir. Es más, creo que esto está recién empezando: vas a ver que dentro de algún tiempo van a aparecer algunos de estos ritmos sureños en discos de jazzistas famosos... Lo mismo que pasó con la bossa nova: ¿en qué disco de jazz no hay una samba, o una bossa, o algo latin? En el 95 % de los discos de jazz pasa esto...

- Ahora hablemos propiamente de South American Jazz: el "Mejor Disco de Jazz de España"; ¿cómo lo definirías?

- En realidad no fue mejor disco de jazz de España, no se quién difundió esta noticia errónea. Se ve que alguien se confundió con que nos fue otorgado el premio de Mejor Grupo de Jazz de 2002 en Cataluña. Se ve que alguien en Montevideo agarró para otro lado, no se quién, y sacó de la galera esto de mejor disco del año. De todos modos te explico lo del premio que sí existió... La Asociación de Músicos de Jazz de Cataluña otorga todos los años, previa votación de sus socios, premios de acuerdo al desenvolvimiento durante del año: número de conciertos, críticas, grabaciones, etc. Y este año nos tocó a nosotros. Supongo que sobre todo influyó mucho que hallamos ido a Montreaux Jazz Festival, porque no es muy frecuente que grupos españoles vayan a tocar a menudo fuera de España.

- Siete de los diez temas que lo integran, pertenecen a artistas como Astor Piazzolla, Tom Jobim, Chico Buarque. ¿Qué tiene que tener una composición para que la versiones?

- Tiene que tener esa magia que hace que un tema te enganche o no. Yo no me guío por el intelecto a la hora de decidir si me gusta algo o no, sólo sé si me gusta y punto. Lo difícil es escoger, porque hay tanta música para versionar entre Brasil, Argentina y Uruguay que no sabés por donde empezar. También a veces ocurre que un tema te trae algún tipo de recuerdo y se convierte en algo especial para vos, entonces decidís hacer una versión, qué se yo...

- En ese sentido, versionás los temas al estilo de Bill Evans: permitiendo que se reconozca la melodía original, pero sin dejar de imprimirle un sello personal ¿verdad?

- Acabas de nombrar a uno de mis cuatro pianistas preferidos, los otros son McCoy Tyner, Mullgrew Miller y Kenny Barron. Yo creo que si se hace un arreglo sobre un tema y la melodía original resulta irreconocible o difícil de distinguir, se pierde la esencia de la composición que para mí es la melodía. Más aún pensando que la mayoría de los temas que escojo tienen una letra que va con esa determinada melodía. Por lo tanto la melodía es prioridad a la hora de hacer un arreglo, pero no digo que esto deba ser una regla a ser seguida a rajatabla por todos los músicos, es simplemente la manera que yo siento la música, la melodía es para mí lo más importante.

- Bien. Dejemos de lado las versiones y hablemos de los temas que son de tu autoría, de tu faceta como compositor...

- Me cuesta muchísimo componer música, siempre empiezo por una idea que me gusta y al cabo de un rato me parece que me suena a algo que ya he escuchado antes y lo tiro a la basura. Me resulta más fácil escoger temas ya hechos y adaptarlos para trío o cuarteto. Es una barrera que tengo que superar. Jobim decía que él tiraba muchos "primeros compases" a la papelera, hasta que un día decidió no tirarlos más y terminarlos como sea; algunos temas jamás los dio a conocer... ¿Te das cuenta si tiraba a la papelera los primeros compases de "Garota de Ipanema"? Qué desastre...

- Totalmente. Residís en España, sos reconocido mundialmente, pero sos uruguayo; por eso es inevitable preguntarte por el paisito: ¿estás al tanto de lo que ocurre en la escena musical local?, ¿hay algo que hayas escuchado últimamente que te haya gustado o sorprendido?

- La verdad es que hoy por hoy con Internet es bastante fácil estar al tanto de todo en cualquier parte del mundo. Yo no soy muy fanático de Internet, ni tampoco estoy totalmente pendiente de Uruguay, prefiero dejar eso para el día que regrese, si es que eso ocurre. Sobre todo para enfocarme bien donde estoy: no quiero sentirme en Barcelona como que estoy de paso. Por eso intento tener mi dosis de Uruguay semanal, pero sin que se convierta en vicio, porque tengo que estar con las antenas bien alertas acá, que es donde estoy edificando mis cosas. Lo que más me gusta de lo que se hace en Uruguay son siempre los CD's que salen de los ganadores, o primeros premios de Carnaval. Creo que Contrafarsa, Falta y Resto, Araca, tienen un nivel realmente mundial. Creo que es lo que más nivel tiene en cuanto a música popular en Uruguay. Son verdaderos artesanos.

- Seguramente se debe a un prejuicio, pero resulta curioso que un músico proveniente de la llamada música "culta" elogie géneros populares como la murga y el candombe...

- Para mí no hay música culta o no culta, para mí hay música buena y de la otra. La murga y el candombe bien hechos son increíblemente ricos y poderosos, y sin complejos pueden compartir escenario con cualquier ritmo afro-cubano. No olvidemos cómo comienza el jazz, cómo comienza el tango: en los burdeles, todo viene siempre de la calle, de la noche.

Para mí no hay música culta, pero si considero que hay música "complicada" o "más compleja" que requiere tal vez de una cierta educación musical para poder apreciarla; pero yo no la llamaría culta, como te dije creo que hay buena música y de la otra.

- A propósito de eso: residiendo en Europa y viniendo esporádicamente, imagino que podés ver las cosas más objetivamente que quienes vivimos aquí; ¿cómo ves a la música uruguaya actual?

- Si te digo te miento, porque lo único uruguayo que escucho es Zitarrosa que lamentablemente ya no está entre nosotros, los CD's de carnaval de los últimos cinco o seis años, y los discos de OPA y algo viejo también de Ruben Rada que para mí es un crack, un grande. Pero lo que se está haciendo ahora no tengo ni idea. Tengo el último de Trío Fatorusso que está buenísimo. Hugo es otro crack, otro grande, pero grande en serio, a nivel mundial, y me han dicho que está haciendo algo hermoso con un montón de tambores que creo que se llama Rey Tambor, pero no he tenido la suerte de escucharlo todavía.

- Aunque no estés muy al tanto, el éxito de tu propuesta artística, de algún modo demuestra que la música de este rincón al sur del sur del planeta, puede gustar y puede ser exportable; ¿qué opinás al respecto?

- Por supuesto, te lo digo por mi propia experiencia y también porque he estado de gira en Europa con Luis Salinas que hace Jazz Argentino, y Gustavo Bergalli que hace algo parecido a lo que yo hago con mi trío y al público le encanta y le resulta fresco y nuevo. Por ejemplo si acá tocase Contrafarsa rompe todo, en cualquier lugar de Europa. Lo mismo si tocase una buena cuerda de tambores: los europeos se hacen pipí. El problema del sur es que en la década del ‘70 se fueron grandes músicos de Uruguay, que nunca más volvieron, obviamente por causa de la dictadura militar. Ese es el gran problema que hubo en Uruguay. Muchos de esos músicos hoy viven en USA o Europa y gozan de prestigio internacional. Si estuviesen en Uruguay tal vez la movida en el país sería muy distinta; no hay que olvidarse que la música es algo comunitario, hay constantemente flujo de información entre músicos que hacen que determinados sitios tengan una movida fuerte o no la tenga, por supuesto también que las escuelas de música influyen mucho. Y mientras mayor cantidad de músicos de buen nivel haya en un lugar, más posibilidades hay que en estos lugares surjan proyectos de calidad, instrumentistas, etc. Pero en este momento no puedo opinar de la actualidad musical uruguaya porque la desconozco, puedo opinar de la realidad musical en el ‘97 y ‘98, años en los que viví en Montevideo... La verdad es que recuerdo que había 50 grupos, pero cambiaban solamente el nombre o el cantante, porque el baterista, el bajista, el guitarrista y el tecladista eran siempre los mismos. Supongo que eso ahora habrá cambiado. La verdad es que no sé... A decir verdad es otra materia pendiente... En mi próximo viaje voy a intentar ponerme al tanto de lo que pasa actualmente con la música uruguaya.

- Decías que muchos músicos talentosos se fueron a causa de la dictadura militar, y que su ausencia constituye uno de los principales problemas de la música uruguaya. ¿Qué otra cosa crees que le hace falta a la música de nuestro país?

- Nuestro país tiene una peculiaridad tal vez única en el mundo entero. Tenemos un súper ritmo que es el Candombe, otro tanto podemos decir de los ritmos de Murga, y ni que hablar del Tango que es tan nuestro como argentino y a su vez toda la parte folclórica del interior del país, música muy semejante a algunos tipos del folclore argentino. Por lo tanto podemos decir que tenemos la cosa negra de África y la cosa riquísima rioplatense que es una mezcla de todas las culturas europeas y culturas indígenas autóctonas de la región. ¿Qué más se puede pedir? ¿Sabés cuántos países desearían tener semejantes cimientos musicales? Por lo tanto el suelo que es lo más importante, ya está. Pero no hay apoyo a nivel estatal o gubernamental hacia la cultura, que esté a la altura de lo que debería ser. Me refiero con esto a que se utilicen todos los teatros que hay en el interior de Uruguay, hay algunos bellísimos, totalmente abandonados, nunca hay eventos. Tiene que haber una circulación de espectáculos en todo el país que permita al músico desarrollar su historia. Si no tocás en directo y no tenés el termómetro que te da el escenario con cierta asiduidad, es muy difícil lograr resultados de alto vuelo. El músico tiene que tocar y en las mejores condiciones posibles. No podés pasarte en una sala de ensayo todo el año, para tocar diez veces solamente, y me temo que en Uruguay pasa, o al menos pasaba esto. Acá la gran mayoría de conciertos son subvencionados por el estado, en toda Europa es así. Por supuesto que además están los clubes de jazz, pero a su vez estos también están declarados de interés cultural y por ende tienen apoyo institucional. Digamos que lo que nos falla a nosotros es como siempre la parte gubernamental, son un verdadero desastre. No puede ser que el principal producto de exportación de Uruguay sea la gente misma, y encima joven. ¡Esto es un desastre! En Barcelona en los últimos dos años han llegado unos quince músicos de Uruguay, y todos se piensan quedar. Imaginate que estamos hablando de una sola ciudad de todos los destinos que hay... Hacé números y es un disparate...

- Decías que no estás totalmente pendiente de lo que sucede acá, que preferís tener tu "cuota de Uruguay", pero sin que se convierta en vicio. ¿Alguna vez has sentido esa sensación de no ser, como dice el adagio popular, "profeta en tu tierra"?

- No, para nada, no es mi intención ser "profeta" ni en Uruguay ni en ningún lado, sólo intento poder hacer el mayor número de conciertos posible mostrando mi proyecto y así poder seguir creciendo como músico. Sólo pienso en tocar e ir mejorando, y por supuesto siempre intentando disfrutar al máximo todo lo que hago.

Con respecto a la "cuota de Uruguay", me pasó cuando viví en Boston (3 años) que estaba demasiado enganchado con Uruguay, y esto no me permitía estar con todas mis energías enfocadas en mi vida de Boston; siento que podría haber aprovechado mucho más mi experiencia en Berklee si no hubiese sido a causa de mi sentimentalismo... Pero es normal, a todos nos pasa. Entonces ahora en Barcelona me lo he tomado con otra filosofía, intento estar cien por ciento en Barcelona y cuando hay ratos libres y los "deberes" están hechos, "vuelvo" para Uruguay ya sea llamando a familiares y amigos, o con e-mails y un poco de prensa uruguaya por Internet. Esto es mucho más sano y se sufre menos la distancia. Además tengo mi gran cuota de Uruguay en casa dado que mi esposa es uruguaya, nuestra hijita es de acá, tiene un año, pero hasta que no hable con acento español para mi es uruguaya; también mi cuñada vive acá, se consigue yerba en todos lados por la gran cantidad de uruguayos y argentinos que hay... Esto es casi una ciudad más del Río de la Plata.

- La última: ¿te imaginabas que tu propuesta de fusionar la música Sudamericana con el Jazz iba a tener la aceptación que tuvo?, ¿por qué crees que se dio ese éxito?

- La verdad es que no pienso nunca en qué van a decir los demás de lo que hago. Yo voy haciendo sin pensar hasta que el proyecto está arriba del escenario. De ahí en más espero la recepción del público, pero eso es muy difícil de adivinar, nunca sabés si a la gente le va a gustar o no lo que hacés, hasta que terminás un concierto y ves como estuvo el público y cuántos discos se vendieron en el concierto (es normal aquí vender los discos en los conciertos).

Yo creo que resulta novedoso para alguien que nunca escuchó un candombe o una chacarera, escuchar estos ritmos fusionados con el jazz y de forma acústica, es decir sin instrumentos electrónicos, todo a dedo y pulmón. No es que no me gusten los teclados, en realidad adoro tocar teclados y es una de mis pasiones, lo que pasa es que sacar uno mismo el sonido del instrumento es algo que a mí personalmente me llena mucho más.

Resumiéndote creo que esta propuesta tiene éxito porque resulta novedosa, y por supuesto porque los arreglos están muy cuidados y trabajados. Pero a su vez cuando vienen las improvisaciones se improvisa con cuerpo y alma, no hay ningún tipo de especulación intelectual, solo se toca y se dice con la música lo que se tiene ganas de decir y punto. Creo que esta sinceridad también ha gustado, porque a veces los músicos de jazz piensan demasiado "la jugada": a ver qué escala meto acá, y qué acorde acá, y mucha matemática; cuando en realidad hay que tocar y punto.

- Es interesante eso que decís de que en ocasiones, los músicos de jazz "piensan demasiado la jugada". ¿Por qué pensás que ocurre, y cuál es tu "estrategia" para no caer en eso?

- El músico de jazz, cuando no es norteamericano, sabe que está adoptando como lenguaje, o como música propia, algo que no es propio de su lugar de origen. El jazz hay que vivirlo, al igual que alguien puede vivir un Carnaval en Montevideo por ejemplo, y el mejor lugar para ello sigue siendo USA, principalmente Nueva York, aunque hay algunas ciudades Europeas que están muy arriba, pero como Nueva York nunca. Entonces el músico genera una especie de complejo: porque si bien ama el jazz, es tal el respeto que tiene por la historia de esta música, que estudia en demasía, llegando a veces a extremos de ya casi obsesión. Entonces a veces muchos músicos de jazz, en su gran mayoría no - norteamericanos, siempre que tocan es como que rinden un examen y terminan tocando de modo demasiado cerebral, por querer lograr el objetivo de tocar las notas y acordes "correctos". Yo no tengo ninguna estrategia, yo toco y me dejo llevar. Hay veces que sale mejor que otras, hay noches que te dan ganas de cortarte un dedo porque no te gustó nada lo que tocaste, son cosas que pasan. El complejo del jazzista nunca lo tuve, siempre me gustó toda la música y no me cerré solo al jazz, disfruto tanto de un disco de Hercie Hancock, como con uno de Horacio Salgan, o como un disco de Rossa Pasos; sigo insistiendo en que hay buena música y de la otra.

Analía Camargo

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