En el mundo de la fotografía, entendida como un arte, no todos logran fotografiar el alma de las personas, la esencia de las cosas, la belleza de la vida o la muerte. Pedro Lombardi parece conseguirlo en cada intento. Al menos es lo que percibo cada vez que recorro las imágenes de su libro “Invitation au Tango”, presentado recientemente en Montevideo.
Un libro de grandes dimensiones (26 x 2 x 34 cm), una edición de primera calidad que incluye 144 páginas con fotografías sobre el tango y algunos textos representativos del género. Un reflejo fiel de “La cultura del tango” en la vida cotidiana de los montevideanos, los porteños y los parisinos.
Entre las dos orillas del Atlántico y luego de tanto tiempo explorando y descubriendo a través de tu lente la esencia de la música rioplatense, ¿considerás este libro como la concreción de un gran proyecto que ha marcado el estilo de tu arte y que lo proyecta aún más y mejor?
Este libro fue una aventura humana, de idas y vueltas entre París y el Río de la Plata que duró más de 6 años. Comenzó como una necesidad y sin la idea de ser un libro, en 1998, cuando empecé a sacar fotos de tango en París. Me di cuenta que llevaba dentro parte de esa cultura que simplemente la había guardado, por no decir rechazado, durante muchos años de vida en Europa. Al recibir mucho aliento con mis primeras imágenes (publicaciones en la prensa y exposiciones), la idea del libro fue avanzando poco a poco. Trabajando con mi hermana Ana Karina Lombardi (escribió los tres hermosos textos del libro), que es actriz de teatro acá en Francia, nos dimos cuenta que así como nosotros vivimos entre las dos orillas (del Atlántico claro), el tango también lo hacía. Luego, al compartir mucho tiempo con los bailarines, sentí que estaba pasando algo importante, otro de los tantos ciclos que tiene el género: una nueva generación empezaba a apropiarse a su manera de una música y un baile viejos de más de un siglo. Por eso me interesó mostrar en el libro el intercambio de generaciones. En realidad yo diría para definir este trabajo que “Invitation au Tango” participa a su manera en este proceso actual que atraviesa el tango. Además no te olvides que al mismo momento que salió el libro, realicé una compilación musical que salió en el mundo entero; “Invitation to Tango” (Wagram Music). Para mi fue una satisfacción enorme porque salieron en ese CD temas de uruguayos que poca gente conocía en Europa, como Lágrima Ríos o Alfredo Zitarrosa.
Para volver a la fotografía, me imaginaba que dentro de unos años veríamos personajes reales en las fotos del libro que habían evolucionado. Últimamente, presentándolo en Buenos Aires, vi que ya estaba pasando eso: muchos de los bailarines con los que compartí tantos momentos, son los que hacen escuela hoy, y que están rompiendo todos los esquemas (Chicho y Eugenia en Buenos Aires o Esteban y Evelyn en Montevideo para citar los más presentes en mi libro). Otras personas desaparecieron ya y entonces las fotos cumplen el lindo papel de homenaje a esos que hicieron bailar a tanta gente (pienso en Alfredo de Joventango o en Gavito en Buenos Aires).
Para responder a lo del estilo, diría que este libro refleja mi manera de trabajar y de ser: como tengo dos identidades y soy doble en vez de ser la mitad (como se sienten muchos emigrados), las fotos están hechas desde adentro y al mismo tiempo con una mirada exterior muy clara. Uruguayo (o más bien rioplatense) acá en Europa y “franchute” en el sur. En todo caso, no hay ninguna foto posada o puesta en escena. El editor entendió bien lo que yo quería hacer y debo reconocer que me siento orgulloso del resultado.
¿Cómo han sido tus experiencias con el tango, previas a este libro, en Montevideo y Buenos Aires?
Sólo recuerdos de los discos de mi abuela y de mi tía; momentos de infancia, no más. Pero se ve que quedaron bien agarraditos en la memoria.
¿Qué diferencias has encontrado en el modo de bailar y de vivir el tango en París en relación a Montevideo y a Buenos Aires?
Muchas. Primero entre los rioplatenses y los parisinos. Nosotros entendemos las letras, ellos no. Les falta esa dimensión poética esencial. Después en el abrazo y la sensualidad general: por más lindas y elegantes que sean las parisinas, las rioplatenses bailando son la sublimación de la feminidad. Por fin, acá lo que cuenta son la técnica y las figuras; tanto que no escuchan la música y a veces me pregunto si la bailan… O sea que no lo sienten de la misma manera. Ahora bien, la fascinación que tienen con el tango es ¡alucinante!
Después, entre Montevideo y Buenos Aires, es evidente que en la capital argentina, el nivel de baile es superior al uruguayo en general. A mi modo de ver, en Montevideo se vive el tango (al igual que muchas cosas) de manera más tranquila, más provinciana, en el sentido positivo de la palabra.
Naciste en Montevideo, pero llevás más de veinte años radicado en París. Eso te permite conocer en profundidad las costumbres y los perfiles de la sociedad francesa, pero también mantener vivos los cuadros de la idiosincrasia uruguaya. A la hora de fotografiar al pueblo expresándose artísticamente, ¿qué aspectos genuinos de cada cultura procurás destacar?
Como te decía, me siento doble. Creo que veo cosas en Uruguay que un fotógrafo uruguayo quizás no destacaría y a su vez cultivo mi parte “exótica” acá en Francia. Tengo la impresión de salir siempre ganando conociendo ambas culturas. Es un verdadero privilegio.
Cuando uno observa tus fotografías, en el abanico temático que explorás, se percibe una fascinación por el ser humano, ¿qué es lo que más te atrapa del hombre y la mujer seduciéndose entre ritmos de 2x4?
El juego que se trama en el baile del tango es algo muy potente. El no poder bailar solo, es decir, el escuchar al otro y el darse al otro, resultan ser como “fotografías” de la pareja, de la vida misma. Es lo que traté de mostrar en ciertas fotos del libro, que parecen ser muy simples y naturales, como en lo cotidiano. De todas maneras, lo que me interesa es claramente el ser humano, así sea en el baile, en un retrato o mismo en una publicidad.
Es por eso que trabajo en Francia para entidades como el Instituto Curie o para ciertas producciones de tele: por la espontaneidad de las imágenes de las personas que saco. Y en eso se aprende todos los días, porque lo importante son los encuentros. En realidad es por eso que soy fotógrafo: porque cada encuentro es fantástico.
Realizás desde hace años un trabajo sobre el Candombe, ritmo afro-uruguayo y “práctica colectiva”; ¿en qué consiste y qué proyección tiene?
Tengo archivos desde el ´91. O sea, lugares y sobre todo gente, personajes esenciales y casi míticos, que hoy son la historia del Candombe. Me encanta la idea de un libro, pero lamentablemente acá no tiene el mismo interés que el tango. Pero no pierdo esperanzas, algún día va a salir. Trabajo junto a Darío Arce, que como yo, vive en Francia y es bicultural. Es un gran conocedor del Candombe. Hace unos años hizo una película muy buena y seguimos avanzando en el libro.
¿Abarcás otras disciplinas además de la fotografía y, por supuesto, la música y el baile?
Yo acá toco el tamboril y siempre trato de participar ayudando a las comparsas de acá.
Luego de la concreción de este trabajo, un libro que ya se está vendiendo en varias ciudades del mundo, ¿qué es lo próximo que estás preparando?
Creo que antes del libro sobre el Candombe saldrá otro proyecto en el cual trabajo actualmente, alrededor de la sensualidad femenina. Fotos en blanco y negro aún más íntimas y libres que las que hice para la marca de “lingerie” Aubade… Ya te mostraré las primeras publicaciones.
Otra cosa importante: espero una pronta respuesta para estar presente en Montevideo a finales del año, haciendo una muestra fotográfica y un verdadero intercambio con la gente. Espero que se cumpla, porque para mi es esencial mostrar mi trabajo en Uruguay.
Muchos extranjeros, cuando llegan a Montevideo por primera vez, encuentran a nuestra ciudad “muy europea”. En tu reciente visita al país con motivo de la presentación de “Invitation au Tango” en el Río de la Plata, ¿has observado cambios o aspectos culturales, en las distintas artes uruguayas, que te hayan interesado?
Lamentablemente, por ciertos aspectos, Uruguay se parece cada vez más al resto de América Latina, con un acceso cada vez más difícil a la cultura para, lo que se llamaba antes, la clase media. Por otro lado, encuentro muy interesante algo que también sucede en el resto de América del Sur: los jóvenes asumen plenamente la realidad de nuestra cultura “mestiza” y ya no copian tanto a los europeos.
+ www.pedrolombardi.com
"Invitatión au tango" puede encontrarlo en Librería Grafitti. Río Negro 1306. Tel. 900-6245
Nota: París siempre ha sido –fuera de Buenos Aires y Montevideo– cuna del tango en el mundo, fundamentalmente en Europa. Sólo basta recordar a Carlos Gardel, el mito sobre sus orígenes franceses y su éxito en la Opera de París. O al propio Astor Piazzolla -becado por el conservatorio de París- y sus composiciones inspiradas en Francia como “Chau, París” o “Picasso”.
Ana Karina Rossi