SieteNotas

Tótem, “el” Tótem - (cap.1) TOdos TEnemos Música” (Nace el supergrupo)

17/3/2009

Nace el supergrupo

Durante los últimos meses de 1970, los templos subterráneos del Hot Club de Guayabo y Jackson fueron testigos de los ensayos de una banda en formación. Con excepción de Daniel “Lobito” Lagarde (un joven de dieciocho años, hermano menor de Antonio “Lobo” Lagarde), los involucrados son músicos con una vasta experiencia y trayectoria en nuestro medio. El simple listado de sus nombres hace imposible no ceder a la tentación de decir que se está en presencia de un “supergrupo”. Ruben Rada, Chichito Cabral (ambos ex integrantes de El Kinto), Eduardo Useta, Roberto Galletti, Enrique Rey y Daniel Lagarde seguramente no imaginan la trascendencia que tendrá para la música popular uruguaya el proyecto que tienen entre manos. En los intervalos de los ensayos, suben al bar a comer algo, “manguear” cigarrillos y hablar de música.

CHICHITO- Cuando estuve en Alemania, me acuerdo que una vez andaba por el puerto de Hamburgo y, de repente, veo un luminoso gigantesco, de color verde, que decía TOTEM. Diría “totemham” o algo así, pero a mí me impresionó el totem. Enseguida se me representó: “TOdos TEnemos Música”. Era un night club carísimo que nosotros ni miras de poder entrar. Además había dos porteros grandísimos; nos acercábamos y los lomos nos decían: “¡beck!”, y nosotros: “no espiquin inglish, coso, mojo, no entender” [risas]. Pero no había caso, “¡beck!” y te tenías que ir. Cuando pasábamos por ahí, los locos ya nos junaban y entonces pasábamos caminando dándoles la espalda [risas]. Y me dije: “tá, si algún día llego a tener un grupo, le pongo Totem”. Estábamos todos en el boliche de arriba del Hot Club, y dicen los muchachos “¿qué nombre le ponemos?”, y en seguida les digo: TOTEM. “’Tá” dijeron, y a la gente que andaba en el boliche, que nos conocía, dijeron: “’tá bueno, ‘tá buenísimo”.

Tótem realiza sus primeras actuaciones públicas en enero y febrero de 1971 (Club Universitario de la ciudad de Salto, Paysandú Wanderers Football Club, Festival del Parque Harriague de Salto y Segundo Concierto de la Rosa en Montevideo). Es en Salto que Daniel Ripoll, director de la revista argentina Pelo Internacional, queda impactado con la propuesta del grupo:

RIPOLL- Los uruguayos pueden tener muchos conjuntos que estén actuando en falsa oposición, y otros que ni siquiera distinguen lo complaciente de lo bueno, pero pueden estar orgullosos de tener en su país un grupo de la calidad y autenticidad de Tótem, cinco intérpretes y un cantante (Rada) irreprochables, que tocan con gusto, con ganas, con rabia, con amor. Y tienen amor realmente porque hacen algo que saben que les pertenece: candombe. Pero no se quedan en el folclore: aúnan el candombe con el jazz y el rock, y el resultado es una de las experiencias más excitantes que se puedan escuchar. Por supuesto, cantan en castellano y los temas los componen ellos mismos. En la Argentina, muy difícilmente haya un conjunto que haya asumido la música y el contexto social de su tierra como lo hizo este grupo uruguayo. Tótem es la muestra exacta de lo que se puede llegar a producir cuando se absorbe la información musical de otros países teniendo primordialmente en cuenta lo de su propia tierra.

USETA- Nuestro propósito es trabajar en base al candombe, un ritmo muy rico, que pensamos que no ha sido explotado en todas sus posibilidades. ¿Candombe Beat? Yo no diría eso. Lo de Beat es algo que algunos se empeñan en agregarle. Nosotros en el Tótem preferimos hablar simplemente de candombe [...]

Sin embargo, y a pesar de estas afirmaciones, no cabe duda que Tótem no es un grupo exclusivamente candombero, como tampoco lo fue El Kinto. Los candombes no llegarán a superar el cuarenta por ciento de sus composiciones. Quizá esto se deba a que la banda se funda con una clara meta de viajar al exterior a mediano plazo. De todos modos, hay una marcada “negritud” en la estructura rítmica de todas sus interpretaciones y un despliegue bastante inusual de fuerza en sus toques. Ya a partir de las primeras presentaciones, el grupo entusiasma a la audiencia y a la prensa especializada, y el “globo” comienza a inflarse aceleradamente. Inmediatamente, Sondor les propone la edición de un simple con los temas ‘Días de esos’ y ‘Mañana’.

QUIQUE ABAL- A mí me interesaba sobre todo producir cosas del movimiento de candombe beat. Quería hacer algo que fuera original uruguayo, pensaba que era lo que podía llegar a trascender más. Irónicamente, después de Rada, lo que tuvo más éxito fue Tótem, que en ese momento intentamos pero no pudimos manejarlo nosotros. Nos hubiera gustado mucho, pero no pudimos.

Ocurre que Tótem se inclina por el sello De la Planta, con el que firma contrato el 18 de marzo de 1971. El 1º de mayo viajan a Buenos Aires para realizar la grabación del primer larga duración. Bajo la batuta de Carlos Píriz, los estudios ION brindan mejores condiciones técnicas que las que se pueden obtener en nuestro país. De todos modos, la producción se hace contrarreloj e insume solamente nueve horas, un absurdo número comparado con los parámetros de finales de siglo.

USETA- Cuando fuimos a grabar el disco, fuimos vía Colonia porque no había plata para ir de otra manera. Llegamos a las tres de la tarde directo al estudio, porque no teníamos otro lugar donde quedarnos. Nos refrescamos en los baños del estudio, comimos algo en un boliche de enfrente y recién a la una de la mañana empezamos a tocar. A las nueve y media de la mañana, exactamente, estaba el disco mezclado y pronto.

A pesar de que Tótem no realiza ningún toque desde sus primeras actuaciones en enero y febrero, la expectativa en torno a la banda se mantiene. El disco es presentado el 14 de julio en el teatro El Galpón, en un recital en el que comparten el escenario con Camerata de Tango (la otra gran adquisición de De la Planta). De esta manera, no corren el más mínimo riesgo: la sola presencia de Camerata asegura un lleno total, aunque, al mismo tiempo, representa un gran desafío. La fina y emotiva actuación de la orquesta de Manolo Guardia es aclamada de pie por el público que desborda las instalaciones del teatro. ¿Podrá Tótem mantener ese nivel de aceptación? Luego del breve intervalo el grupo “abre” de manera inusual: un solo de batería a cargo de Galletti decanta en una “pizza” instrumental a ritmo de candombe. Se trata de una suerte de “calentamiento” con el que Tótem comenzará todas sus presentaciones, y al mismo tiempo, una demostración de la categoría de Galletti, quien, antes de que el resto de los experimentados músicos comiencen a “entrar en calor”, ya se despacha con un impresionante solo de batería. Luego de la ovación del público, Horacio Buscaglia sube al escenario y recita un “mojo” que da pie al ‘Chévere’ de Lobito. Siguen los restantes temas incluidos en el LP, llegando a un final “de fiesta” con ‘Dedos’ y ‘Biafra’, redondeando así un excelente espectáculo difícil de olvidar.

JAIME ROOS- Recuerdo haberme colado en el concierto de Tótem de presentación del disco en el teatro El Galpón, junto con el de Camerata. Estaba lleno y entramos por avalancha. Uno dijo “¡ahora!” y nos mandamos. Un concierto memorable para mí.

Dos días después, Tótem da un recital en el Teatro IFT de la ciudad de Buenos Aires, con la intención de promocionar el álbum que también se edita en Argentina. El LP, titulado simplemente Tótem, sale a la venta en nuestro país el 2 de agosto (siempre en el 71), tiene una muy buena calidad de sonido, incluye un buen trabajo de Arruabarrena en el arte de tapa, y fotos y textos a cargo de Carlos Martins y Daniel Ripoll en la contratapa.

RIPOLL- [...] Tótem tiene coherencia secreta, que va más allá del perfecto entendimiento rítmico que existe en cada uno de sus integrantes. Pienso que es casi una actitud ideológica, subyacente y esencial que está presente en todos los temas, y que ellos canalizan auténticamente asumiendo un formidable antecedente telúrico de su tierra: el candombe. Admitir la posibilidad de que el candombe pueda ser inteligentemente recreado con el aporte del jazz, el blues y el rock es quizás el único camino para comprender la música de Tótem, uno de los pocos conjuntos de música moderna de América Latina que puede sentirse orgulloso de tener un sonido realmente propio. [...].

La “gran manija” dada por Ripoll produce rápidamente algunos dividendos: Tótem es invitado a participar en la puesta argentina de Hair, una de las obras de corte hippie más audaces de la época. Problemas presupuestales hacen naufragar luego la propuesta, y tan sólo Useta y Rada (que actúa luciendo como única vestimenta una camiseta de Peñarol), participan en Hair por unos veinte días hasta que los responsables consiguen sustituirlos. En nuestro país, el disco de Tótem comienza a escalar posiciones en todos los rankings. El 18 de setiembre llega al primer puesto del “top 10” de La Nueva Gente, manteniéndose durante cinco semanas en ese lugar; es desplazado recién el 30 de octubre por la ensalada porteña Música en Libertad.

JAIME ROOS- Recuerdo haber sido el primer tipo que se compró el disco de Tótem en el Palacio de la Música. Hacía un mes que yo iba todos los días y nunca estaba el disco, hasta que llegó... pero sin las tapas. Yo les dije: “me lo compro igual, la tapa la vengo a buscar mañana”. [Risas].

LA NUEVA GENTE- [...] Debemos confesar que ya estamos hartos de encumbrar producciones netamente deficitarias en nivel artístico y el hecho de que hoy el más vendedor sea por fin el mejor nos produce indisimulada alegría. No entraremos nuevamente en el análisis del disco en cuestión. No reiteraremos conceptos ya vertidos en nuestras páginas, simplemente diremos que para nosotros la consagración definitiva e incuestionable de Tótem es la cristalización de un viejo sueño: ver ganar al mejor y que además éste sea uruguayo.

HIT- Pocos LP han sido lanzados en nuestro medio con tantos reclamos a la atención del público (concierto en el teatro El Galpón, superpoblada conferencia de prensa en el Victoria Plaza) como el de Tótem. Luego de escucharlo hay que convenir en que tamaña expectativa generada no se ve defraudada en momento alguno. Para empezar deben dejarse de lado las comparaciones, éste es un conjunto uruguayo incluso hasta en la utilización del candombe como ritmo básico. Entonces hay que olvidarse de Santana o de cualquier onda extranjera que pueda tener alguna semejanza con lo que hacen. [...] Los nombres también interesan porque son la prueba de otro elemento imprescindible en la comprensión del grupo, está formado por músicos que distan mucho de ser novatos. Estos no son los habituales dieciocho añeros que saben dos o tres tonos en la guitarra, unos pocos recursos en la batería y se unen para imitar alguna formación inglesa o norteamericana. [...].

A esta altura, se ha producido un hecho crucial para la promoción de la banda: Alfonso López Domínguez se convierte en el manager de Tótem. Ni bien se hace cargo de la representación, encara una estrategia llamativa: se niega a firmar cualquier tipo de contrato con organizadores de bailes o de espectáculos por espacio de un par de meses, y se dedica a trabajar con los medios de comunicación, difundiendo la música del grupo a partir del disco.

LÓPEZ DOMÍNGUEZ- Venían con lanzallamas a golpear las paredes de mi casa para que firmara contratos, y yo me negaba. El diario La Mañana era importantísimo en lo que tiene que ver con la difusión de la música. ¿Sabe por qué? Porque lo compraban todos los estancieros. No había una cosa más importante para difundir música popular uruguaya de vanguardia que los estancieros. Los estancieros son los presidentes de las comisiones directivas de los clubes sociales del interior. Para mí era fundamental que nos hicieran una gran nota en el diario La Mañana y que la misma apareciera en la página de enfrente a la que estaban los avisos de las ferias ganaderas. Y lo conseguí. Hubo un par de músicos de Tótem que llegaron a una reunión caminando desde Pocitos. Y yo me vine a pie desde mi casa, y otro de los músicos me avisa: “Mirá que llevo un mes comiendo arroz”, y yo le decía: “Bueno, aguantá porque faltan dos meses más”. Nos mantuvimos con gran esfuerzo y con el apoyo de amigos y de nuestras familias sosteniendo una campaña de difusión de la música de Tótem por todos los medios sin firmar contratos. Cuando noté algunos datos que me daban la pauta de que era el momento apropiado, comenzamos a firmar algunos contratos, muy pensados, muy medidos, y la menor cantidad por el precio más importante que pudiéramos fijar. La idea era hacer pocas fechas con un precio muy alto. Al organizador le servía más. No le sirve traer un grupo que toque por todos lados y que traiga trescientas personas. Le sirve más hacer una inversión fuerte, pagarle fuerte a ese conjunto, pero llenar completamente la sala. Yo podía asegurar, en nombre de los músicos de Tótem, que llenaba cualquier sala.

Los resultados son impresionantes. Hacia finales del 71, Tótem llena sistemáticamente todos los salones de baile de la capital y del interior del país en los que se presenta, y pasa a ser, junto a Los Campos y Los Killers, el grupo de mayor taquilla del medio. Sus actuaciones están cargadas de fuerza, y el público las disfruta en un verdadero clima de fiesta. Se crea el club de admiradores de El Tótem, cuya secretaria es Elizabeth Arrigoni, y en un taller de Errandonea en la Escuela Nacional de Bellas Artes, se construyen ceniceros (pequeñas obras de arte) con motivos afro y con el nombre del grupo.

CHICHITO- La verdad es que los seis músicos andábamos clarísimos. Todos, los seis. Y todos metimos laburo, todos, los siete. Hacíamos dos reuniones por semana, después de los ensayos. Y ahí planificábamos todo, quién se iba a encargar de cada cosa. El tipo que nos contrataba sabía que llenaba. El día que nos contrataba decía: “Ya estoy”, claro, ya empezaba a festejar. Era un hecho. Y la plata que llegué a ganar con Tótem, nunca más en mi vida. Pero después que el flaco nos hacía la seña, entrábamos, subíamos al escenario y “vamo’ arriba”. Había que matar. La verdad es que metíamos y metíamos. La actuación era de treinta y cinco minutos y hacíamos cuarenta y cinco. Les metíamos un tuco que no podía ser, era una guerra aquello. Y cuando terminábamos, toda la gente transpirada, corría a la cantina. Los tipos vendían todo. Y empezamos a ir pa’l Litoral, pero ahora nos esperaban como reyes. Otra cosa importante es que todos dejábamos hablar a todos. Todas las ideas se trataban; ninguna se descartaba. Con la ropa, todos de acuerdo. A lo último, fue: “¿Somos todos hippies?, tá, somos todos hippies”. El Lobito decía “Yo soy chico, no entiendo nada de eso, yo estoy para el cuellito alto así . . . ‘Tá, no pasa nada.” Y nosotros, muy guerreros ¿no? Nos poníamos cualquier cosa. Pusimos mucho de nosotros, pero también se dio que tuvimos la suerte de que salimos a hacer algo que la gente necesitaba en ese momento. Y con buenos músicos. Y con mucha experiencia. Salvo el Lobito, el que tenía menos; tenía diez años de boites. No nos iba a asustar ningún pesado ni nos iba a impresionar una belleza. Si estábamos hasta acá de eso. Nosotros no veíamos nada, yo no veía nada. Era música y laburo.

La estética visual queda claramente establecida: vinchas, collares, amuletos, ropajes de corte hippiedélico y/o afro. Ruben Rada, luciendo el mayor african look que se le ha visto hasta el momento, recupera el protagonismo de la escena montevideana, y su presencia es considerada por muchos como la principal razón de la popularidad de la banda.

Fernando Peláez

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