SieteNotas

Tótem, “el” Tótem - (Cap.4) TOdos TEnemos Música” (La ética del liderazgo)

17/3/2009

La ética del liderazgo

Tótem es fiel a su promesa y no repite el concierto en el Solís, con lo cual, los acontecimientos ocurridos el 9 de julio de 1972 adquieren cualidades de mito. Esta renuncia (que le impide obtener una buena cantidad de dinero) no es inconsciente, apresurada o espontánea. Ha sido previamente meditada y acordada entre el representante y los integrantes. Se logra así uno de los efectos esperados: generar ansiedad, necesidad de ver y escuchar al grupo o a otras bandas del movimiento. Un público nuevo, atraído por el hito del Solís, comienza a acercarse a diversas salas bailables. Esta renuncia de Tótem fortalece la realización de espectáculos, contribuyendo a llevar a cabo una de las políticas de López Domínguez y del grupo: “ampliar el mercado”.

LÓPEZ DOMÍNGUEZ- Para nosotros, la idea de mercado siempre estuvo presente, pero no en el sentido actual de los chupasangres, yupis del marketing, sino en el sano sentido de pluralizar la oferta.

Desde su posición de liderazgo, Tótem lleva adelante varias políticas relacionadas con el ambiente musical uruguayo. Para poder implementarlas, el representante cuenta con el aval de los integrantes. Algunas de ellas son el fomento de la solidaridad entre los grupos y el trabajo con AUDEM.

LÓPEZ DOMÍNGUEZ- Si nosotros íbamos por allí y nos enterábamos que un conjunto no le había prestado un equipo a otro en ocasión de alguna dificultad, a partir de ese momento yo me negaba a firmar contratos en lugares donde también tocara ese grupo. Eso me valió innumerable puteadas, hasta que aprendieron que si no se ejerce la solidaridad espontáneamente, nosotros la enseñábamos a las patadas. Claro, para eso hay que ejemplificar. Un día, en el Parque Hotel, estaba Cold Coffee con Ernesto [Soca] que le habían faltado los utileros, y estaba paralizado en la puerta. El Tótem acababa de tocar. Entonces yo, vestido de saco y corbata, empecé a cargar equipos, me empezaron a seguir otros y les entramos todo. Y el grupo mío, que gracias a Dios tenía tiempo para llegar al otro baile, esperando que su manager terminara de cargar. Yo no les permití ayudar porque ellos eran figuras públicas. [...] Los músicos practican muchas veces una especie de racismo musical: si en AUDEM gobiernan los tropicaleros, entonces yo, que soy beatlero, no voy. Si gobiernan los tangueros, yo soy folclorista y no voy. Creo que es una cosa disparatada. Cuando se está afiliado, el contrato no se firma entre el club y el grupo, se firma entre el club y AUDEM, con la firma de alguien del grupo. Entonces si el organizador no cumple, AUDEM responsabiliza al local y hace un bloqueo de todos los grupos afiliados contra el organizador, pero paralelamente inicia las acciones judiciales contra el club. Y el club tiene patrimonio con que responder. El organizador queda fuera del mercado, pero además hay un embargo contra el club. Entonces, el abogado del club agarra del pescuezo al organizador y le saca la plata. O lo obliga a pagar los contratos antes o a dejar un depósito o a poner una garantía. Y si el abogado del club no tomó esas medidas y le alquiló el local a un sinvergüenza y el tipo no paga, el problema es del club. Ese servicio sólo lo brinda un sindicato y ese sindicato es AUDEM. Más allá que nos guste o no la música que toquen los directivos que, dicho sea de paso, en la actualidad nos gusta mucho. Entonces con mucho gusto pagábamos el porcentaje correspondiente de la tarifa. Y Tótem se negó a alternar con grupos no afiliados al sindicato. [...] Y siempre bajo el criterio de ensanchar el mercado. Esa idea de democratizar, de pluralizar, de abrir la oferta, estuvo presente en muchos episodios que tienen que ver con la vida de Tótem. En determinado momento, me visitaron los músicos de Psiglo con motivo de su primer concierto en el Solis para ver si les podía dar una mano. Yo hice los diseños gráficos, la pegatina, hice de todo, casi que me convertí en el organizador sin cobrarle nada a Psiglo. El Tótem no tenía el menor problema en que yo diera esa mano a Psiglo, así como jamás se nos hubiera ocurrido poner trabas para que Psiglo y Opus Alfa pudieran viajar a Buenos Aires con motivo del festival B.A.Rock II.

Otro ejemplo que tiene que ver con la política del grupo está relacionado con el sorpresivo anuncio “Tótem presenta a Hojas”.

LÓPEZ DOMÍNGUEZ- Sucede que venía un jazzista de Estados Unidos a dar un concierto en el Solís y nosotros tocábamos en La Kabaña. La primera reacción nuestra fue suspender esa actuación para que los músicos pudieran asistir al Solís. Pero a mí se me ocurrió lo siguiente: en lugar de no ir, vamos a hablar con un grupo del interior que habíamos conocido en Colonia con el nombre de Fire Birds, y que ahora estaba en Montevideo. Hacían temas propios en castellano y todavía no tenían mayor repercusión en nuestra capital. Entonces vamos a pactar con La Kabaña lo siguiente: “Domingo tal, Tótem presenta a Hojas. Tótem hará su tradicional primera actuación, y en la segunda cederá su palco a Hojas”. No teníamos por qué comprometer el nombre de Tótem diciendo: “Tótem presenta a Hojas”. Creo que esto muestra claramente nuestra voluntad de abrir mercado. Eso produjo una gran sorpresa. Es como si ahora se anunciara: “Jaime Roos presenta a fulanito”; todo el mundo va a ver qué pasa con ese fulanito. Ahora bien, en realidad yo no los había escuchado, pero alguna gente seria nos había contado cómo estaba sonando ese grupo. Cuando les llevo esta idea a los músicos, alguno me miró como diciendo: “éste está loco”. Entonces el gordo Rey que los había escuchado en Piriápolis saltó y dijo: “¡Matan, esos locos matan!”. Yo me encargué además de llamar a un montón de empresarios organizadores de eventos de acá y de la costa de Canelones diciéndoles que fueran a La Kabaña para que vieran a un grupo “que se las trae”. Entonces ellos llegaban y yo se los presentaba al representante de Hojas, el profesor Armando Diez, excelente persona. Empezaron a cantar y a la segunda canción la gente estaba encantada. Hojas no precisó nada más que eso. Fue una cosa importante, porque yo pienso que en un movimiento de música uruguaya tiene que haber un grupo de rock como Psiglo, tiene que haber un grupo más pop de música melódica bien hecha como era Hojas, tiene que haber un grupo de blues como Opus Alfa o Días de Blues, tiene que haber un grupo de fusión o de raíces afro como era el Tótem. Es decir, tiene que haber variedad, porque en la variedad se ensancha el mercado. Nosotros no teníamos miedo a la competencia. [...] Ejercer el liderazgo no solamente da derechos, sino que también da responsabilidades. Usted me está haciendo esta investigación sobre aquellos años y yo, sin salirme del contexto, le estoy diciendo que esa cultura de la ética del liderazgo, aparte de la estética, es el caudal más importante que tenemos para transmitir.

CACHO BADÍN (cantante y baterista de Hojas)- En La Kabaña empezamos a tocar gracias a Tótem. Tótem nos apadrinó. Me acuerdo que vino el gordo Otonello y pila de gente y nos dijeron: ”¡mataron!”. López Domínguez le dijo a Espasandín: “¿viste qué grupo que te traje?”. A partir de ahí empezaron a llover los contratos. Hojas se convierte en la banda de corte “pop melódico” por excelencia y crea una corriente de aire fresco dentro del movimiento. CACHO BADÍN ¾ El mismo domingo tocábamos en el Náutico y en La Kabaña. Tótem, Psiglo y Hojas eran el éxito total. El público de Tótem y de Psiglo era nuestro también. Con Tótem bailaban candombe, con Psiglo bailaban rocanrol, y con nosotros amasijaban y apretaban. Era un complemento perfecto. Ese momento de arriba del escenario era mágico y nosotros lo disfrutamos muchísimo. Nos divertimos muchísimo.

Fernando Peláez

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Juan Campodónico, 18/9/2002
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