SieteNotas

Tótem, “el” Tótem - (Cap.3) TOdos TEnemos Música” (El Teatro Solís abre sus puertas)

17/3/2009

El Teatro Solís abre sus puertas al rock uruguayo

A comienzos de 1972 Santiago Ameijenda sustituye a Galletti. El ingreso de Ameijenda, experimentado baterista de jazz, implica un cambio en la sección rítmica de Tótem, que ya no cuenta con la “tuquera” ejecución del notable Alfredo Galletti. De todos modos, dicho matiz pasa desapercibido para la mayoría de los seguidores del grupo. En el mes de abril de 1972 Tótem es filmado por la RAI interpretando el tema ‘Biafra’ para un programa de la televisión italiana dedicado a la música latinoamericana. También llega la inevitable producción de un “especial” para Canal 4 de nuestro país y, casi al mismo tiempo (mes de agosto), la banda es contratada para actuar en Sábados Circulares de Pipo Mancera, de altísimo rating tanto en Argentina como en Uruguay. A esta altura ya se ha editado el segundo LP del grupo, que, para sorpresa de muchos, no contiene el tema ‘Mi pueblo’, uno de los más populares y solicitados en las actuaciones. De todos modos, Descarga se convierte en un éxito fulminante. A pesar de que las ventas de discos en nuestro país han caído en un veinte por ciento con respecto al año anterior, esta segunda producción de Tótem llega a tener cinco ediciones agotadas a tan sólo tres meses de ponerse a la venta. El poder de convocatoria del grupo está en su punto máximo.

HEBER OTONELLO- En el año 72, Werter, que tenía Triunvirato con Juan Carlos del Monte, vino a buscarme. Él estaba muy jodido de salud, pero no decía nada y no quería dejar a Juan Carlos solo. Ahí hacemos una fusión: Otonello, Geriboni y Triunvirato. Nosotros hacíamos “Las Grandes Noches del Rock” en el club Marash. Los Hokers eran el grupo estable. Ese baile anduvo muy bien. Algunas veces también llevábamos a Días de Blues, a Danger y fundamentalmente Los Killers. Un día llevé a Tótem y fue increíble la cantidad de gente que fue. Era un baile de seiscientas, setecientas personas, y el día que fue Tótem llegamos a meter mil y pico.

HUGO VILLAVERDE (chofer de Tótem)- En Montevideo nadie podía competir con Tótem, y en el interior sólo Los Iracundos podían llegar a competir. Una vuelta tocaron en el mismo baile. Ya en la camioneta veníamos dándonos manija: “que éstos son unos lances, que no los bancamos...” Cuando se cruzaron en el escenario no se saludaron, ¡ni se miraron! No se dieron la más mínima pelota. Y te puedo asegurar que esa noche Tótem le rompió el culo a Los Iracundos.

La segunda presentación de Descarga (la primera se había hecho en Casapueblo de Punta del Este) se realiza el domingo 9 de julio en el Teatro Solís, con previo anuncio (que figuraba en los afiches) de que se trataría de “el único concierto de Tótem para el 72”. En esta ocasión, las consideraciones sobre la performance de Tótem poco cuentan. Se ha producido un hecho que marca un nuevo hito en la historia de la música uruguaya, y que sólo es comparable con lo acontecido en el Teatro Solís en presentaciones de Maurice Chevalier, Gilbert Bécaud y Joan Manuel Serrat.

LA NUEVA GENTE- [...] La presentación de Tótem en el Solís causó una sicosis de arrebato en el público. Mucho antes de que comenzara la función anunciada para las 9:30, una verdadera multitud recibió la noticia de que ya no había localidades disponibles. Muchos no la aceptaron, forzando la entrada y atropellando porteros. Algunos desacatados irrumpieron intempestivamente en la sala con las previsibles consecuencias. [...].

HIT- Los administradores, los boleteros y los acomodadores del Solís no se van a olvidar muy fácilmente de lo que sucedió aquella noche del mes de julio del 72. Hacía rato que en la boletería lucía el clásico; “No hay más localidades”, pero la gente seguía agolpándose frente a ella, pugnando en vano por cualquier ubicación. Los más resignados optaron por quedarse en el hall de entrada y escuchar desde allí lo que se filtrara puertas afuera, confiando en el buen sonido de los equipos de Tótem. Otros más nerviosos no se resignaron a escuchar sin ver y como en los viejos tiempos de las matineé de los cines de barrio recurrieron al expediente de la colada. Cómo lo hicieron es cosa de ellos, lo cierto es que los acomodadores contaron quinientas personas que ingresaron sin exhibir previamente la entrada.

Se produjo lo que suele llamarse un “lleno de arrebato”, es decir un teatro lleno, pero en donde hay más gente afuera que adentro. Son más de dos mil las personas que quedan rondando las inmediaciones del Solís sin poder entrar. Se llega a un punto en que incluso peligra la realización del concierto.

LÓPEZ DOMÍNGUEZ- El gerente me dice por qué no hacíamos unas extensiones con unos parlantes para que toda la gente que estaba afuera pudiera escuchar. Le dije que ni se le ocurriera hacer eso porque sino, en el segundo acorde, toda la gente iba a saltar para adentro del teatro y se iba a armar una catástrofe. Habían tomado el hall y las escaleras. Le pedí que me dejase encargarme de la situación. Consulté con los músicos y llamé a La Kabaña y les pregunté “Che, ¿ustedes no tienen problema de que yo procure que vayan hacia allí 1.000 o 1.500 personas?” “¿Y cómo es eso?” “Mirá, muy simple: a partir de ahora vos no cobrás más entrada y yo le digo a la gente que vaya para allá. Les pido a los músicos que repitan el concierto en La Kabaña. Tótem a vos no te cobra nada y vos no le cobrás al público.” Me dice: “tá, tá, fantástico“. Golpeo las manos y a viva voz en el patio del Solís, de la escalinata para afuera, grito este mensaje: “De acuerdo a la reglamentación de la Intendencia, no podemos empezar el concierto hasta tanto no esté cerrado el teatro. Es más, los músicos no pueden ni entrar. Si esto sigue así no habrá concierto. Yo les pido lo siguiente, ustedes pueden ver el concierto de Tótem gratis en Porongos y Martín García en La Kabaña. Nos esperan allá escuchando a otros grupos y Tótem llegara en dos o tres horas.” La gente empezó a aullar y a gritar llena de alegría y entusiasmo. Y se fueron. No llegaron todos hasta La Kabaña, pero de todos modos fue una multitud. Pudimos cerrar el teatro, y cuando cerramos las palancas de las puertas le digo al gerente “Ahora sí podemos empezar”. Muchas veces el manager tiene que pensar en la seguridad de la gente. El gerente no conocía este público, que obviamente era distinto a un público de música clásica. El manager debe pensar que la sala es su propia casa, porque para eso le confiaron la responsabilidad de alquilársela. La actuación no la vi, me pasé recorriendo la sala por si alguien se sentía mal o surgía alguna dificultad. Cuando termina el concierto, se acerca Eugenio Maxera con el gerente de la sala y me dice: “López Domínguez, el Teatro Solís queda a sus órdenes. Nosotros vamos a levantar toda la programación para que Tótem pueda repetir este concierto todas las veces que ustedes lo deseen, porque el concierto y el comportamiento del público han sido excepcionales”. Le pedí a un periodista de un diario que presenciara la conversación, y le contesto: “Mire, nosotros no vinimos acá como una compañía de variedades que viene a colgar su obra en el cartel y que la descuelga solamente cuando no viene más gente y se acabó la guita. Nosotros no somos eso. El Tótem representa un movimiento de música uruguaya con determinado encare de las cosas. Ha venido acá por respeto al Teatro Solís, para que ésta sala, por primera vez en su historia, abra sus puertas centenarias a esta expresión de música popular. Hemos traído nuestra música al altar del Teatro Solís y esa ceremonia ya fue cumplida esta noche. De manera que El Tótem mañana no se va a presentar en el Solís, ni se va a presentar nunca más con este disco. Tal vez, cuando editemos el tercer long play, volvamos a presentar la nueva obra en este escenario”.

Fernando Peláez 

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