las viejas del cuarteto

Hijos del rigor y de su tiempo, desde el comienzo desafiaron lo establecido, lo socialmente correcto, trepando a los escenarios con globos prendidos de los pelos y papel de aluminio en sus piernas; tocando en medias can can; disfrazándose de viejas... Hoy veinte años después, lo absurdo, lo grotesco, lo sarcástico, lo increíble, siguen siendo condimentos infaltables de sus shows -mezcla de música y teatro-, que los hace únicos e irrepetibles.

Viernes 28. 21.30hs. Pachamama

PLAY. Un peón rural confiesa su amor y sus repetidas relaciones sexuales con ovejas a un –por así decirlo- periodista, que lejos de extrañarse llama a los espectadores a la reflexión... Por minutos la entrevista discurrirá por el mismo camino -por momentos absurdo, por momentos insólito, por momentos grotesco-, presentándonos los pormenores del tan tierno romance "hombre-animalito de Dios"...

Sin embargo, los protagonistas de esta ficción-casera proyectada, no son nada más ni nada menos que dos de los cuatro integrantes del afamado Cuarteto de la ciudad de Tajo: Riki Musso (como peón) y Santiago Tavella (como periodista), que saliéndose de su condición de músicos, expresan desde la actuación un mensaje similar al que manifiestan y pregonan en su obra musical: desparpajo sobre lo establecido.

El show continúa y toma sus ribetes habituales. Ahora sí, los cuatro -los hermanos Riki y Roberto Musso, Santiago Tavella y Alvaro Pintos-, comienzan a entonar el primer tema que ocupa el repertorio: Vino en mi jeringa... y van a demostrar en el transcurso de la noche que pueden interpretar y variar de estilo con la mayor rapidez, sobriedad y a la vez sencillez posible: sin duda, una de sus virtudes.

Veinte años juntos no es poca cosa, y se les nota. Se les nota a la hora de actuar y a la hora de enfrentarse al público; a la hora de regular un show que por momentos se hace intenso y que por otros baja las revoluciones y da paso a bromas e interacción con el público. Es decir, saben manejar los climas que se presentan en una actuación.

Lo difícil sí, puede haber sido armar un repertorio acorde al objetivo del grupo -promoción de Cortamambo, su último disco-, y teniendo en cuenta además los gustos y la expectativa de la gente. Así entonces, por más de hora y media, se sucedieron temas que sintetizan en gran medida la historia de la banda: clásicos de Soy una arveja, de Canciones del Corazón, del promocionado Otra Navidad en las Trincheras, de El Tren Bala, de Revista Ésta, y obviamente, de Cortamambo.

Temas que no fueron cantados ni bailados, sino escuchados por un público que no fue para nada frío, que acompañó y aplaudió constantemente, pero que por sobre todas las cosas rió mucho al escuchar las osadas y bizarras historias de estos cuatro músicos que arriba del escenario se muestran tal como parece que son: cuatro amigos adolescentes divirtiéndose, gozando, riéndose de sí mismos y de los demás, despotricando contra las autoridades que representan ¿a quién?

En fin, la barra... agradecida.

Carlos Bassi