SieteNotas

Los Diablos Verdes, de principio a fin

6/2/2002

Las instalaciones del Sindicato del Vidrio, lugar de ensayo de Diablos Verdes, quedaron chicas. A las nueve y cuarto de la noche no cabía un alfiler en el pequeño tablado armado en el fondo del lugar. Todo repleto: las sillas, los lugares de circulación, la zona que une al fondo con la cantina; en el penúltimo ensayo la expectativa era grande por ver a la murga ganadora del Carnaval pasado. La amenaza de lluvia también estuvo y el calor, mucho calor, dijo presente en La Teja. Pasadas las nueve y media los Diablos saltaron al escenario de hormigón y se mostraron con todo; hicieron presentación, cuplé y retirada casi sin interrupciones. La murga sonó potente, a pesar de algún problema en los micrófonos, y mostró un espectáculo emotivo. Charly Alvarez y Albino Almirón manejaron la propuesta a través de sus personajes: el canillita y el reciclador. Solo una vez el director Andrés Atay hizo repetir la entrada de una canción que no le convenció, el resto se hizo sin cortes ni errores visibles. Había transcurrido algo más de media hora y algunas gotas empezaron a caer mientras la murga cantaba la retirada, el tiempo dio justo para que la actuación se completara y el público abandonara el lugar rápidamente. El chaparrón de verano le puso fin a un ensayo corto y contundente. Alcanzó para que los Diablos Verdes demostraran estar prontos para animar otro Carnaval.


Andrés Atay - Este año Diablos Verdes tiene un espectáculo como siempre, de principio a fin; un espectáculo con un hilo conductor. Es un reciclador y un canillita. El canillita trae las noticias y el reciclador trata de reciclarlas para que sean buenas o se asemejen a ser lo mejor posible. Ahí es donde empieza la crítica, la sátira, la ironía; la mayoría del espectáculo se basa en eso: tratar de reciclar las cosas malas. También se habla sobre el tema de la memoria.

- ¿Se arranca a trabajar de una manera distinta por el hecho de haber salido primeros en el último Carnaval?

- No, es más grande el compromiso porque sabés que tenés que mantener un nivel, un compromiso con la gente como lo ha tenido toda la vida esta murga. Con la cabeza fría como siempre, por suerte acá en el grupo somos todos conscientes de que más allá de que siempre uno sale con la actitud de ganar y de hacer las cosas bien, bueno, si perdemos pienso que no nos afecta porque venimos de unos cuatro o cinco años muy buenos. Igual lo importante, en estos cuatro o cinco años, más allá de los premios, es la gente joven que se ha ganado la murga que creo que era una falta que tenía la murga con la hinchada joven, con la gente joven que es la savia que precisa la murga. Uno no se puede quedar con la hinchada de hace treinta o cuarenta años, hay que tratar de arrimar gente, y de repente en eso era lo que estaba un poco en falta la murga. Te vuelvo a reiterar, se ha conseguido en estos años como se ha venido planteando. Esa es una de las cosas que nos deja más reconfortados.

- ¿Cómo la ves para este año?

- Yo siempre soy optimista, la veo bien. La murga está muy bien, recién ayer pudimos largar todo el espectáculo entero. Es un espectáculo que lleva mucho trabajo, mucha puesta, estar muy atento, muy concentrado, mucha energía.

- Aparte ustedes siempre laburan mucho el tema del tiempo, de tener esa parte muy aceitada…

- Justamente. Mirá, años anteriores puede haber habido diferencias de treinta o cuarenta segundos en cada rueda, eso para que más o menos veas con la exactitud que se labura. Entonces eso nos lleva a estar concentrados, a no meter “mechas”, a no dejar muchos segundos en los aplausos, y así mismo se hace más difícil el espectáculo porque vos tenés que manejar los tiempos y lograr transmitir a la gente. Tenemos una ventaja: hace cinco años que más o menos venimos trabajando el mismo grupo, entonces ya estamos adaptados; la gente con (el letrista) Leonardo (Preziozzi) y Leonardo con la gente. Es un tema de feeling, nos hemos acostumbrado mucho a trabajar con él y bueno, eso nos ha llevado a buenos resultados estos años. Acá se manejan distinto las cosas de repente que en otros lados, acá se labura de afuera para adentro; en todos lados se barre de adentro para afuera, acá hacemos al revés. Y el centro es la murga, acá nadie va a ser ni mejor personaje, ni mejor arreglador, ni mejor letrista, porque acá lo mejor es la murga ¿tá?, entonces se trabaja en equipo.

Juan Castel

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