el gusto es mío
“¡Atención!, en este espectáculo no se interpretarán: `Si me voy antes que vos´, `Colombina´, `Cometa de la farola´, `Amándote´, `Durazno y Convención´, `Amor profundo…´”. Bien podría haber sido un aviso colocado en la boletería, pero en este caso se trataba de la reseña del programa que prevenía a los asistentes y anticipaba un show, indudablemente, diferente.
Hermano te estoy hablando (otras canciones), fue la propuesta con la que Jaime Roos engalanó, durante cuatro noches, el Teatro Solís de Montevideo. El templo mayor de la cultura uruguaya, el mismo en donde el año pasado recibió la distinción de “Ciudadano Ilustre” y en el que cumple treinta presentaciones, fue el escenario por excelencia para inaugurar aquellas “composiciones escondidas” que, durante dos horas, sirvieron para revelar que no sólo los éxitos avalan la trayectoria artística.
Sin el clásico coro murguero y en un formato de cuarteto, acompañado por el legendario Hugo Fattoruso en teclados, acordeón y percusión, el virtuosismo de Nicolás Ibarburu, destacado a través de los solos de guitarra, y el toque innovador de los sampleos a cargo de Gustavo Montemurro, Roos pudo demostrar, además de su acostumbrada performance de guitarra y bajo, una muy buena solvencia vocal. Cuatro artistas que brillaron con luz propia, con una imponente presencia escénica, derrochando talento y maestría en el oficio, logrando un ensamble perfecto que denota los años de tablas compartidas. En definitiva, viejos conocidos que se juntaron a hacer lo que más les gusta: música.
Además en un entorno mágico y único que hacía innecesario grandes montajes, sólo apoyados por un logrado manejo de iluminación, como único soporte visual, encargado de recrear los climas y agudizar los sentidos. Ambiente ideal para transitar aquellas historias de desamor, confesiones de mostrador y piropos de juventud, que lejos de todo hit, el autor se encargó de volcar en un repertorio de más de veinte temas que recorrieron casi todos sus discos. Desde su ópera prima Candombe del 31 (1977) hasta su última producción Fuera de Ambiente (2006), que ya alcanzó el quíntuple platino y obtuvo el Premio Gardel 2008 (Argentina) en la categoría Canción Testimonial.
“Ella allá” (El Puente) fue la encargada de levantar el telón para dar paso a “Hermano te estoy hablando” (Siempre son las cuatro), “Chalaloco”, “Lluvia con sol” (Sur) y “Expreso horizonte”, “El tazón de te” (Si me voy antes que vos). También sonaron “Por la mirada” (Fuera de Ambiente), “Milonga de Gauna” (Contraseña), banda sonora de la película “El sueño de los héroes”, y una serie de sonetos escritos por Mauricio Rosencoff y recopilados en el álbum La Margarita, en donde la introducción en off estuvo a cargo del propio autor.
El toque más intimista se plasmó en el retrato adolescente de “Quince abriles” (Siempre son las cuatro) y el bolero “Inexplicable” (Estamos rodeados). El bonus track lo regaló la interpretación de “Carta a Poste Restante” (Sur) a cargo de Fattoruso en una excelente y original versión. Para la despedida, la primera y la última del último disco: “Postales para Mario” y “Vida numero dos”, cerrando a toda marcha con la remixada “Una vez más”.
Un espectáculo contundente que, más allá de la diversidad de géneros (blues, beat, candombe), funcionó como un bloque, respetando, a pesar de los nuevos arreglos, el sentido original de los temas. Un show sin fisuras que tuvo su pre-estreno en Buenos Aires, con amplia repercusión y excelentes críticas, y donde juega de local y espera editar antes de fin de año un nuevo trabajo.
Con dieciocho discos editados, infinidad de oros y platinos, reconocimientos a nivel internacional, generador de unas de las giras más grandes que reunió a trescientas mil personas en cuarenta y dos conciertos en todo el país, el autor del álbum más vendido en los últimos veinticinco años (Brindis por Pierrot), demostró que siempre se renueva. El pibe de la esquina de Durazno y Convención desnudó su Lado B y como él mismo expresa: “No, no lo hice para conformar a nadie. El gusto es mío”.
Natalia Castelgrande