SieteNotas

La Vela Puerca, el viaje valió la pena

29/8/2003

Después de una larga caminata por el corredor oscuro del edificio, donde tuve el gusto de conocer en persona a un montón de músicos uruguayos, que casualmente viven en el mismo lugar y a los que molesté porque no veía cuál era la puerta de la casa del Enano; llegué a destino.

El Seba Teysera se sentó en frente de la estufa a leña y se cruzó de piernas. Runa: la labradora negra de cuatro años, no dejaba de pasearse entre nosotros, pidiéndole atención a quien la cuida desde que nació. Es que su dueño se había ausentado por muchos días. Se fue a tocar con su banda a Buenos Aires, donde dio dos shows para 5.000 personas.

Y como las fiestas puercas siempre son largas, los que se quedan extrañan. Pero se van a tener que ir acostumbrando, porque La Vela sigue creciendo y encendiendo pasiones, y como dice el Enano... esto recién empieza.

Ésta no es la primera vez que tocan en Buenos Aires, ¿verdad?

Hace cinco años que vamos, pero fue todo muy de a poquito. Empezamos a tocar en boliches chiquititos, boliches de amigos. La gente del Salón Poerredón, que es un centro cultural, fue la primera en darnos un lugar. Siempre paramos ahí, es como casa. Y bueno, invirtiendo, porque íbamos con plata nuestra y no ganábamos un mango. Nos quedábamos a dormir arriba del escenario después de tocar y volvíamos en el barco. Recién el año pasado empezamos a tocar en lugares un poco más grandes, hasta llegar a Cemento. Nos animamos a hacer un Cemento y nos fue muy bien, entonces nos animamos a hacer otro. En el segundo Cemento entraron 2.200 personas, pero de esas 2.200 te veían 1.000, el resto quedaba bien atrás y te veía por una pantalla. Es un templo del rock, es alucinante, pero esta vez decidimos no hacer el Cemento y hacer un lugar que se llama El Teatro, donde entran 2.500 personas pero te ven todas. Fue increíble, lleno de gente, banderas, trapos, un calor salado y una energía brutal con el público.

Es que con el tiempo las cosas cambian.

Sí, es un proceso normal de una banda que es desconocida y se empieza a hacer conocer. Al principio nos miraban: "¿estos quienes son?". Fue todo muy gradual: cinco años de trabajo de hormiga y así es como nos gusta hacer las cosas. No fue algo que los medios te ponen en un lugar y es todo súper rápido. El hecho de dos Teatros y que hayan ido 5.000 personas es real y creíble porque fue muy de a poquito.

¿Y cómo se vive tener que hacer dos funciones porque una no es suficiente?

Alucinante. La idea fue hacer una solo el sábado y faltando una semana nos enteramos que se habían agotado las entradas, así que decidimos hacer otra más el domingo. Estaba lleno de gente igual, pero fue un poco más calmo. Nosotros estábamos más tranquilos también. Pero sonó mejor, porque el sábado hicimos una prueba medio apurados y no logramos sonar del todo bien. Así que el domingo fue un poco más intimista, pero igual fue una fiesta.

Y cualquiera de los dos días fue una fiesta compartida...

Sí, de acá llevamos una cuerda de tambores de los Chin Chin, llevamos a Jean que es un amigo que toca la viola, un violín más grande, y llevamos un trombonista amigo. De allá invitamos al Pelado Cordera y al Dani de la Bersuit. También estuvo el Negro Quieto, que es de una banda que se llama La Mancha de Rolando. Y otra cosa que hicimos fue llevar a La Chancha a tocar con nosotros. La otra vez habíamos llevado a Bufón a Cemento y el anterior Cemento lo habíamos hecho con una banda argentina. Esta vuelta decidimos que si La Vela es una banda uruguaya, que va a generar un espacio allá, lo queremos compartir con una banda de acá. Llevar a Once Tiros es muy difícil porque son muchos, pero La Chancha, más allá de que nos gusta, se puede hacer porque son cuatro.

Al vocalista de La Mancha de Rolando lo invitaron para cantar "Mi Semilla" porque ellos hacen otra versión del tema. ¿Cómo es esa historia?

La verdad es que no tengo ni idea. Estábamos hace dos veranos de gira con Bersuit en la costa argentina y ahí me enteré que La Mancha de Rolando hacía un cover de "Mi Semilla". Yo no conocía a la banda y pensé que lo hacían en vivo... no sabía que lo habían grabado. Llegué a la estación de ómnibus de Buenos Aires, vi el disco y me lo compré. Escuché la versión y me gustó.

¿Más que la de ustedes?

Nooo... esa es "MI semilla".

¿Cómo se dieron las cosas para que terminaran arriba del escenario con el Negro?

Cuando después hicimos el segundo Cemento fue que los conocimos y nos regalaron las remeras y el disco, y ta, todo bien, no pidieron permiso pero me dijeron "bo, ¿ta´ todo bien?" y "sí, dale". Me sorprendió porque nunca pensé que una banda iba a agarrar un tema de La Vela para grabarlo en un disco. Me sorprendió para bien y más después de que la escuché y me gustó. Se la jugaron también, así que los invitamos para hacer esa canción.

Y con la Bersuit han tocado en el Teatro de Verano allá por el ‘99, en el Teatro de Malvín, en Obras y en México. ¿Te parece que es la música que hacen lo que los vincula, o algo más?

Creo que es todo. Empieza por una forma de pensar, por lo que significa amistad y después la música sin ninguna duda te lleva a compartir escenario. La energía que genera la música tiene su similitud, o la propuesta de las dos bandas es muy similar; entonces bueno, por la música es que pudimos compartir escenario y conocernos más. De pronto con otras bandas somos amigos pero no podemos tocar juntos porque la música que hacemos no tiene nada que ver.

Se da mucho esa amistad entre bandas, sobre todo dentro del país... viven todos en el mismo edificio...

Y sí (risas). Está bueno eso... estamos todos haciendo lo mismo, o tratando de hacer lo mismo, que durante muchos años fue una especie de utopía. Durante muchos años las bandas no se llevaban muy bien y por suerte ahora hay una conciencia por parte de todas las bandas de unirse y decir: "Vamos a tirar todas juntas para el mismo lado porque sino esto no existe". Entonces se han dado situaciones de invitarse, por ejemplo Emiliano me invitó a cantar tres canciones cuando presentaron el disco en el Teatro de Verano, nosotros invitamos al Tabaré, al Casanova... es un ida y vuelta. El otro día tocamos con Juan Casanova en el Stella y éramos mil: estaba el Pepe Rambao de los Buitres, Quico de la Trotsky, estaba yo, estaba el Ozzy de Bufón, estaba Emiliano, el Mandrake Wolf. Y la pasamos alucinante y eso es la parte que está buena y me alegra muchísimo que sea así.

Y con las murgas también hay muy buena relación, ¿verdad?

Sí, siempre llevamos a los tambores a todos lados. Ahora no hemos hecho acá muchas cosas con los Chin Chin, pero ya van a salir... tampoco tocamos mucho en Montevideo últimamente.

Hace pila que no tocan. Capaz algún toque medio clandestino por ahí...

Eso estaría bueno. Una vuelta tocamos... nos pusimos El Limón. Tocamos Once Tiros, Bufón y El Limón. Fue en Amarcord y esa noche La Vela era El Limón. Igual no nos salió muy canuto, la gente ya sabía... nosotros somos muy bocazas.

¿Y para llegar a tocar en Europa tuvieron que contactarse con bandas de allá o se dio por otro lado?

Fue una cosa medio extraña. Todo se dio porque se editaron los dos discos en Alemania: el "Deskarado" y el "De Bichos y Flores". No sé cómo... supongo que debe ser por la historia de Universal, que se mandan discos Universal de Argentina con Universal de Alemania... pero nosotros no teníamos ni idea, nos enteramos después. El mes que viene se va a editar en España también. Y nosotros tenemos una historia de que siempre queremos ir con la banda a donde el disco esté editado; queremos que la gente vea a la banda en vivo. Cuando se editó en Alemania la compañía nos puso en contacto con un alemán que tiene una productora y organiza toques. Tiene muchísimos contactos y al loco le gustó la banda, nos llamó y nos armó una gira de 56 toques en cinco países diferentes: Alemania, República Checa, Austria y Suiza.

¿Cómo pagaron todo?

La gira se sustentó por medio de los toques. Los pasajes, la comida, el alquiler de la camioneta, el hospedaje; todo se bancó tocando. Pero bueno, nos quedó la puerta abierta. Trabajamos un poco así, tratando de hacer las cosas nosotros. Igualmente la compañía en algún aspecto ayuda, en otros a veces no, pero la premisa de la banda es no quedarse quieto esperando a que alguien haga las cosas por vos.

¿Hubo miedos y expectativas por tocar ante públicos tan diferentes?

Vos sabés que cuando nos dijeron lo de la gira nosotros dijimos: "¿Cómo vamos a hacer para mover a estos tipos?". Son prejuicios que sinceramente los teníamos todos. Dijimos: "Estos son re fríos" y ni ahí, nos dieron un cachetazo tremendo, agite mismo. Después yo pensando un poco, encontré que una de las razones por las que se tienen esos prejuicios puede ser que son pueblos totalmente diferentes y todo el poder que pueden tener las letras de los temas era totalmente nulo porque no entendían nada. Era simplemente la música la que jugaba. Y te diría, que acá de pronto es más frío que allá. Acá la gente cuando va a ver una banda por primera vez es una historia crítica analista y no mueven ni la patita. Allá es todo lo contrario, más allá de que tenían una curiosidad bárbara porque era una banda de Uruguay, los locos iban a agitar. Esperaban tres o cuatro canciones a ver de qué se trataba y en la quinta ya tiraban la chancleta y bueno, vamo´ arriba. Y eso estaba bueno, nos sorprendió muchísimo y se quebró ese prejuicio que teníamos. Igualmente no era lo mismo tocar en Alemania del Este, Berlín y toda esa parte, que tocar en el Sur, que son cosas totalmente distintas. De pronto ibas a un lugar y la gente te miraba y no agitaba, pero yo que sé, en la República Checa los checos eran todos locos, eran una masa, la gente alucinante, muy parecidos a nosotros y los locos agitaban ya antes de empezar y nunca habían visto a la banda. La experiencia fue increíble, porque cada noche era una sorpresa para nosotros. Tocábamos todas las noches en lugares diferentes. De pronto tocábamos para 15 personas, después para 700, era rarísimo, nunca sabías lo que iba a pasar.

Me imagino que era muy cansador.

Sí, pero llegó un momento en que estábamos medio como anestesiados. Después teníamos un día libre y era peor. O una semana libre donde pudiéramos descansar de verdad o nada. Un día libre era una pesadilla, no podíamos ni descansar y nos sacaba del ritmo. Pero fue una experiencia increíble, yo a veces jodía: "Qué cagada que no me tocó esto a los 20 y me tocó a los 30", pero estuvo buenísimo. Las giras que habíamos hecho eran como la de México o Villa Gessel, donde nos instalábamos, pero nunca habíamos hecho una gira de verdad, de estar girando.

¿Cargaban con la escenografía para todos lados?

No. No llevamos nada. Alquilamos todo allá, lo cual estuvo muy bueno porque no teníamos que cargar nada. Igualmente todos los días nosotros descargábamos la camioneta, armábamos, probábamos el sonido, tocábamos y volvíamos a cargar la camioneta. Cosas que acá hacemos cuando vamos al exterior, pero en Montevideo yo no cargo más nada... La Vela generando fuentes de trabajo y yo me saco un peso de encima (risas).

La escenografía dice mucho en La Vela y no es común en otras bandas...

Es que es la parte divertida también. Cuando hicimos Puercópolis dijimos: "¿Qué mierda vamo´ hacer?", y algún delirado dijo de crear un mundo. Después ahí, empezando a charlar, llamamos a gente amiga que hacía escenografías. Siempre nos gustó compartir el espacio que pueda generar La Vela con otras actividades, con gente amiga que hace otro tipo de arte, como los malabares, los juglares, los Chin Chin... La relación que tenemos con Falta y Resto: haber grabado dos canciones en dos discos diferentes... Todo eso es la parte sazonable y divertida de no solamente ir y tocar. Y trabajar durante seis meses para hacer un toque y ver a toda la gente poniendo su granito de arena para que salga lo mejor, está buenísimo.

Me dijiste que todo lo del viaje lo pagaron con lo que recaudaron de los toques, supongo que no sobró mucho para ustedes. ¿Fue fácil decidir dedicarse de lleno a la banda con el riesgo de no llegar a sobrevivir con ella?

El sabor de la vida es inseguridad. La inseguridad tiene un sabor muy especial... es algo muy zafral también. Yo no te digo que vivo de La Vela. Todos hacemos otras cosas. No tenemos trabajos fijos, porque lo más importante para nosotros es la banda. Pero nosotros a la banda no la matamos, no le exigimos que nos dé plata. Yo no le exijo: "Vamo´ a tocar porque así pago el alquiler"... búscatela por otro lado. La banda va a tocar cuando tiene que tocar. Te puedo decir que vivo de la música. Tengo otros proyectos como Yo y el Enano Mandril... Yo que sé, cada uno hace sus changas, pero es muy zafral... nunca sabés si vas a tener para el próximo mes... pero está bueno. Estamos haciendo lo que nos gusta, lo que es algo impagable, así que estamos muy contentos por eso.

Es lo que te gusta y además sos un tipo con un carisma increíble sobre el escenario y eso lo sabés.

Creo que ando demasiado por la calle... soy muy callejero, muy urbano. Eso tiene mucho que ver. Soy un tipo accesible, que puede ir con su banda a tocar a las canteras frente a 25.000 personas y al otro día lo ves caminando o tomando una en el bar como una persona normal que soy... más allá de que mi vida se haya vuelto un poco pública. Pero yo sigo viviendo la vida como la vivía antes y salgo por la calle y al revés, la gente te saluda: "Arriba La Vela, aguante Enano". Y ya llega un momento que es tan normal que me vean por ahí, que se vuelve una cosa cotidiana y es como a mí me gusta... Yo respeto muchísimo al Indio Solari y sé que en Argentina es muy diferente la idiosincrasia, allá debe ser fatal, pero a mí no me gusta ser un ermitaño, encerrarme en mi casa y salir una vez cada tres meses. Además yo soy un tipo que me cuelgo a hablar con la gente y rescato un montón de experiencias, muchas de las cuales son parte de las canciones. La gente se siente como amiga tuya: es una amistad pero es diferente. Entonces de pronto eso que vos decís, esa reacción que tiene la gente, es por eso.

¿Y esa trasmisión de energía cuando vos estás arriba del escenario?

Y eso es porque no sé cantar (risas)... de alguna forma tengo que arreglármelas. No, eso es lo que nace de la energía que hay entre nosotros arriba del escenario. Eso se trasmite a través de cada uno de nosotros. Lógico, a través del Cebolla y de mí se trasmite mucho más,porque somos la cara. Me es inevitable hacerlo de esa manera por la energía que tiene la banda en sí y es muy difícil que esa energía no se transmita al público.

¿Eso fue así desde que empezó La Vela?

Lo que pasa es que ya éramos muy amigos de antes. Creo que una de las cosas que más me costó fue separar lo que es la amistad, con lo que es compañeros de laburo-amigos. O sea, es una banda que ensaya seis meses por año, de lunes a viernes, cuatro veces por día y nos vemos todos los días en plan laburo. Terminamos el ensayo de cuatro horas y en dos horas nos estamos viendo en el bar en plan amistad: no hablamos de La Vela ni de esas cosas. Y eso costó, pero es súper interesante estar haciendo esto con amigos y que no sea una banda de rejunte de músicos... de hecho, nadie sabía ni tocar el timbre, alguno aporreaba la guitarra por ahí. Y fue una experiencia alucinante el ir tomando conciencia todos juntos de que terminamos siendo músicos y aprender a tocar y aprender de la música.

Si La Vela quiere hacer algo, armar un toque o sacar un disco nuevo, ¿depende de alguien más para decidirlo?

Con respecto a los discos sí, con respecto a dónde y cuándo vamos a tocar no. Para lo que es sacar un disco, la realidad es que nosotros estamos con un sello que se llama Surco, que está en Los Ángeles y es un sello que depende de Universal, que es una multinacional. Entonces lo único que está en nuestras manos es tener las canciones. Después, el hecho de decidir cuándo vamos a grabar el disco y dónde, es todo un trabajo entre nosotros y la compañía. Para sacar un disco se tienen que poner de acuerdo muchas personas, desde Los Ángeles, hasta Miami, Buenos Aires y Montevideo. Entonces lo único que está en nuestras manos es que el día que nos digan: "Che, vamo´ a entrar a un estudio a grabar", nosotros digamos que sí porque tenemos los temas. No podemos fallar en eso.

¿Y ya les han hecho una propuesta así para un próximo disco?

Sí, ayer empezamos a trabajar recién. Pero ya hay canciones, todo medio desprolijo. Ayer nos juntamos y empezamos a visualizar lo que va a ser el próximo disco. La idea es que salga el año que viene, no te puedo decir cuándo porque no está en nuestras manos. Además es un parto, porque una vez que el disco está grabado demora como cuatro o cinco meses más en salir.

¿Los inéditos van a incluirse en ese disco?

Algunos de esos van a estar. Son canciones que quedaron afuera del "De Bichos y Flores" porque nosotros tomamos al disco como una obra en sí y esas canciones si bien aportaban al disco como obra, otras aportaban mucho más. Igual creo que hay muchas de esas canciones que merecen ser grabadas. Está la discusión de poner "Zafar", pero no sé, si aporta al disco va a estar... porque yo digo que las canciones son como duendes, ellas vienen, me hablan, me dicen cosas... hay unas que son súper ambiciosas, hay otras que son súper tímidas, otras que no han madurado aún, son infantiles... pero creo que hay muchas de esas canciones que se merecen salir a la calle y empezar a patear solas... y por eso no sé, hay más de 30 canciones y no tengo ni idea qué es lo que puede llegar a pasar.

Así que no sabés si el disco va a seguir la línea del "De Bichos y Flores"...

No tengo ni idea. Hay canciones muy diferentes. Creo que tenemos que sacar un disco más de transición, no hacer un cambio radical ahora. No tenemos ganas de hacer eso aún por un tema nuestro y por un tema del público. La gente de Alemania recién está conociendo a La Vela, el disco todavía no se editó en España, es decir, un montón de cosas que nos hacen decidir no hacer un disco tan extraño. Y también porque hay canciones que son como las del "De Bichos y Flores" o el "Deskarado" y se merecen una oportunidad.

Muchos de los inéditos los tocan en la "banda paralela": Yo y el Enano Madril. ¿De dónde y cuándo surge esta iniciativa?

Fue en un momento que estábamos tocando muy poco por diferentes circunstancias y estábamos aburridos y surgió por parte del Nico, el Mandril, la idea de en vez de ir a la radio y decir: "Ésta es la música que nos gusta", tocarla nosotros. Hacemos canciones de Barricada, de Extremoduro, de los Toreros Muertos, de Pabellón Psiquiátrico, de Sumo, de La Tabaré; todo eso que a veces lo hacemos con La Vela. Pero la idea de Yo y el Enano Mandril es hacer un concierto solo de berretines, con canciones que nos gustan a nosotros y también testear ciertas canciones de La Vela. Ahora hace un montón que no lo hacemos, pero ya va a salir otra vez. El Nico tuvo una segunda hija que tiene un mes y está de papá total. Está para La Vela y listo.

¿Todas estas bandas como Extremoduro los influyen en la música que hacen?

No, en la música no, es lo que nos gusta y listo. O sea, una vuelta me dijeron: "Qué bueno el disco, no es lo que yo escucho", "Sí, no es lo que yo escucho tampoco". Yo no escucho música como La Vela, escucho otras cosas. Pero por ejemplo en las letras... como escribe el Robe de Extremoduro o el vocalista de La Polla, son dos personas que cuando yo sé lo que quiero decir pero no sé cómo decirlo, me pregunto cómo lo diría este tipo y ahí sale la forma de cómo decirlo. Entonces digamos que eso es una influencia en la manera de escribir, pero no por lo que escriben. El Robe es un tipo que escribe canciones de amor de una manera increíble, cosa que yo por ahora no puedo sin que me salga cursi.

¿Te gustaría?

Me encantaría. Para mí lo más difícil es escribir un buen poema o una buena canción sobre el amor y sobre la muerte. Todavía no he podido. Pero igual esto sigue... esto recién empieza.

Y por ejemplo "Mi Semilla"...

Ves... esa es una canción de amor... ahí me salió (risas)

Esa canción está hecha a la hojita de marihuana... ¿o no?

Bueno... sí... digamos... no es apológica, pero es al amor que uno tiene cuando planta una semilla, un poco tirado hacia la semilla de marihuana. Pero puede ser cualquier tipo de semilla, la de cualquier otra planta, o la que plantás cuando empezás una relación. Se puede ver de varias formas. Trata de no ser apológica... pero bueno, sí... pa´ fumar.

¿Te parece que una letra así puede influir en un chico que sigue a la banda para que empiece a fumar?

No... no creo... puede ser que pase, pero sería una lástima... que lo haga de esa manera (risas). No, yo trato de tener mucho cuidado con esas cosas al momento de escribir. Sé cuál es y tengo plena conciencia de que vos con lo que decís podés influir negativamente en alguien. Entonces se trata de decir las cosas de manera que eso no pase. Por eso mismo no hay apología. No salimos al escenario con una bandera de la planta de marihuana. No nos gusta eso.

Cambiando un poco el rumbo... en cuanto al crecimiento que se está dando de la música rock en Montevideo, ¿crees que es algo pasajero, como una moda de momento, o que es un hábito que vino para quedarse?

Yo supongo que no va a ser una moda, por el simple hecho de cómo se hace una banda de rock. No se hace con un casting. Recorre un camino totalmente diferente: mucho más real, con mucho más peso. No es algo efímero. No es como lo otro, que sale una canción, bomba y después desaparece. Esa es una forma de hacer las cosas. El tener una banda de rock viene de otro camino.

¿Y desde el público?

No, no, me parece que tampoco. Últimamente hay un apoyo muy grande de parte de la gente y es como un círculo: porque está ese apoyo es que surgen bandas y porque surgen bandas es que surgen diferentes propuestas musicales. Entonces el espectro de la gente en sus gustos se amplía muchísimo más. Y eso hace que en otros lugares se presten a hacer toques y que mucha gente se anima a organizar conciertos. Es todo como un círculo que va creciendo cada vez más... No creo que se termine.

Y la moda de los "caretas" que van a los toques de La Vela, de los cuales se quejan todos los seguidores fieles...

Los entiendo porque a mí también a veces me pasa. Uno cuando ve nacer a una banda le gusta y la empieza a seguir y se empieza a sentir identificado y uno siente que la banda es suya. En el momento que una banda saca un disco pasa lo inevitable, que las canciones dejan de ser suyas y pasan a ser de la gente y de mucha gente. Yo también lo veo y los entiendo, pero es algo que yo no puedo hacer nada... pero los comprendo y listo.

¿Seguirá siendo siempre así?

Todo depende de cuánto dure la banda y todos estamos enfocados a que esto dure lo máximo que pueda. Sabemos que esto no va a ser para siempre, pero sí que dure un montón... eso va a ayudar mucho a que aquello pase. Cuantos más años tenga la banda la gente va a ir creciendo y va a ir viendo las cosas de otra manera. Yo creo que el tiempo va a curar todas esas pequeñas heridas... Al final todo vuelve.

Viviana Scirgalea

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