Tierra de Gigantes
Dos momentos de la noche podrían resumir perfectamente la magnitud del recital. El primero fue cuando Rada y los Fattoruso interpretaron el tema "Amigo lindo del alma" de Eduardo Mateo. El segundo momento fue la versión de"Los dinosaurios" cantada a dúo entre Charly y Rada a ritmo de casi - candombe. Solamente por estos dos temas el concierto hubiese valido la pena; pero obviamente el toque fue más largo.
El Teatro de Verano estaba casi lleno (se presentaban gigantes de la música, pero los precios también eran gigantes), y a las nueve y media arrancó Ruben Rada y el Fattoruso Trío.
Rada desplegó todo su carisma, su calidad como percusionista, su mágica habilidad para hacer lo que quiere con su voz, y nos presentó su nuevo look: trenzas a lo "Bo’ Marley".
Hugo, Osvaldo y Francisco Fattoruso demostraron nuevamente su virtuosismo musical: aparte de su música, nos deleitaron con solos de teclados, batería y bajo.
Hicieron un repertorio con temas de las viejas épocas de Rada, ya sea como solista o de cuando integraba El Kinto y Tótem, y hasta hubo una especie de popurrí de temas de Opa. Así que, durante algo más de una hora de recital (bis incluido), transcurrieron temas como "Biafra", "Dedos" y "Ayer te vi".
El punto más alto fue cuando cantaron "Amigo lindo del alma": no todos los días se ve a los que dieron el puntapié inicial del rock nacional y que crearon el candombe beat, haciendo una de las mejores composiciones de Eduardo Mateo.
De todos modos, me dio la impresión de que el público aparte de estas canciones, esperaba oír otras que no hicieron. Lo más curioso es que lo que más se disfrutó fue el ingreso al escenario del Lobo Núñez y compañía, a quien se le sumaron Ruben, Hugo, Osvaldo y Francisco para cerrar a toda lonja la primera parte del show.
Después de una considerable espera, llegó el momento de la noche que quedará para la anécdota y para la historia. Para la anécdota: Charly proclamándose futuro ministro de cultura "y que no venga el presidente de ustedes a decirme que soy un corrupto", Charly pidiendo que le trajeran agua "marca Patricia", Charly tirando el micrófono, la jirafa y el teclado, y yendo de un lado al otro del escenario. Para la historia: el mejor recital hasta ahora de Charly García en nuestro país.
Demostrando que está pasando por uno de sus mejores momentos y que aún sigue captando con su "pobre antena" la realidad de estos lugares, Charly García nos dejó sin aliento desde el comienzo hasta el final del recital, tapándole la boca a todos lo que querían ver el número del "loco drogadicto que muestra el culo".
El comienzo fue con "Cerca de la Revolución", y aunque al principio del tema no se escuchaba su voz (no sé si el micrófono estaba bajo o apagado, o simplemente no estaba cantando); bastó oír los primeros acordes y ver a Charly con su roja vestimenta para que el Teatro explotara. Acompañado por una sección rítmica de músicos importados de Chile que sonaron formidablemente precisos, y con María Gabriela Epumer a cargo de la estructura armónica de las canciones y algunos solos; Charly interpretó en la primera parte algunos de los temas más conocidos: "Demoliendo hoteles", "Rezo por vos", "Fanky" y "Pasajera en trance", para cerrar con "Seminare": el clásico de Serú Giran.
Hubo una pausa y aunque la segunda parte abrió con "Mucho más fuerte sin tu amor", la particular versión del tema de The Byrds, fue momento de la presentación del nuevo material: "Influencia" (otra versión, esta vez del tema de Todd Rundgren), "I’m not in love" y el ya conocido "Tu vicio". Después hubo tiempo para "Yendo de la cama al living" y "Me tiré por vos", y hasta para un estreno que se lo dedicó a él mismo: "Cretino".
"Los Dinosaurios" fue el momento de encuentro de García y Rada sobre el escenario, que terminó en una zapada que dio pie al "Rap de las hormigas", a un fragmento de "El fantasma de Canterville" y a "Mandanga".
Realmente no era necesario, pero después de terminado oficialmente el toque, igual hubo un bis en que el artista argentino rescató algunas joyitas como "Desarma y Sangra".
Fue un concierto brillante, que seguramente el paso del tiempo se encargará de agrandar en todo sentido. Así como hoy todas las personas que te cruzás fueron a ver el último concierto de Los Estómagos, vieron a Sumo en el segundo Montevideo Rock, o tomaron cerveza con Manu Chao en Cabo Polonio; no será extraño que dentro de unos años todo el mundo haya ido a este recital y lo cuente como lo mejor que ha visto. Eso le dará aún más color y cierto toque mitológico. Y se lo merece.
Nicolás Hidalgo