SieteNotas

Barrio virtual, responde Pablo Traberzo

17/5/2010

Hay cientos de historias contadas en la intimidad pero que nunca han visto la luz. En este espacio, intentaremos mostrar las caras b de los músicos, indagando en sus recuerdos del barrio, las vivencias de la infancia y las anécdotas de la juventud con la barra de amigos; hechos estrechamente ligados a la composición de tantas y tantas obras musicales.

¿De qué barrio sos?
Soy del querido barrio de La Teja.

De niño jugabas a…
Uh, a muchas cosas. Policías y ladrones, a la escondida, pero sobre todo a la pelota. Recuerdo pasar todo el verano en la plaza de la esquina de casa, al rayo del sol peloteando.

¿Goleador o golero?
Goleador!!! Jugué al baby fútbol como seis años y era el goleador del equipo. La tenía bastante clara.

¿Muchas peleas?
En la escuela era cosa de todos los días, era bastante calentón.

¿Te tocó cacerolear?
Claro! Recuerdo las caceroleadas en el barrio como si fuera hoy.

¿Hacían corso en el barrio y/o había tablado? ¿Qué recordás?
La Teja es un barrio súper carnavalero, así que había corso y tablado. De bien chiquito le tenía terror a los cabezudos. Por suerte, hoy en día eso casi lo tengo superado. Recuerdo ir a los tablados como hasta los 15 años. También, por supuesto, teníamos nuestra propia murga. Lindos recuerdos.

¿Bailes?
Sí, pero si bien tuve una época en la que me moría por salir, fue corta.

¿Tímido o encarador?
Un desastre, sumamente tímido. De esos que la tenía picando frente al arco y la tiraba afuera mal…

Una playa o plaza.
La playa, me encantaba pescar y si no pasar horas en el agua hasta salir todo arrugado.

En el liceo, ¿estudiabas, payabas o directamente te rateabas?
Era bastante responsable pero hice de todo. Supe payar y hacerme la rata varias veces. Las dos últimas me parecían muy divertidas cada tanto.

Una locura de adolescente.
Una vez en Piriápolis, en el viaje de fin de año con los compañeros de liceo, creo que tenía como 16 años. Decidimos subir el cerro del Toro con un amigo. Ya era tarde pero nos mandamos igual. Subimos por la parte de monte, no por el camino habitual, y llegamos arriba con las últimas luces de la tarde. Hasta ahí toda una aventura. El tema fue que no sólo estaba oscureciendo sino que nos perdimos y no encontrábamos el camino. Al final, ya de noche, después de un susto terrible, y en un intento desesperado terminamos bajando por otra parte aun más difícil y espinosa.

Además de llegar tardísimo a la casa donde nos esperaban angustiados el resto de nuestros compañeros de clase, nuestro estado era lamentable, arañazos machucones y con la ropa deshecha. Por supuesto que fuimos víctimas de burlas por el resto de la semana.

¿Pasaste la noche en un calabozo?
No, siempre fui bastante prolijo, bah, aparentaba eso por lo menos.

Un recital como espectador que no puedas olvidar.
El mejor show que vi en mi vida fue a Buddy Guy en el cine Plaza. Un monstruo el tipo!!!

¿Seguís en contacto con la barra?
No, ya a esta altura de nuestras vidas cada uno tomó caminos bien diferentes. Cada tanto te ves con uno u otro y hablás de los viejos tiempos. Creo que esos recuerdos son el gran regalo que nos da esa época de nuestras vidas.

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Eduardo Oviedo "El Gato Eduardo", 24/3/2002
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