SieteNotas

La Vela Puerca, hay pa' rato

27/11/2005

Todo el mundo hace hincapié en el fenómeno social que ha sido La Vela en estos diez años: la fiesta, el color y la popularidad que ellos representan. Y esto es incuestionable. Pero para rendir un justo tributo a su trayectoria, hay que reconocer el aporte que han hecho a la música uruguaya. En sus comienzos mostraban un ska-rock que transmitía una energía particular cargada de emociones, hasta entonces nunca experimentadas por el público uruguayo. Con los años se fueron perfeccionando, agregándole otros ritmos y matices, siempre fieles a su idea original.

Santiago Butler (guitarra) rememora algunos de los episodios más trascendentes de ésta historia. Citando al Seba Teysera, que año a año afirma: “ésto recién empieza”, creo que tenemos Vela para rato. Porque mientras se conserve esa magia que hay entre los integrantes, La Vela seguirá vivita y coleando. Ojalá no se consuma nunca.

Contame de aquél primer toque en el bar “El Tigre”.

En ese Tigre era todo un caos, nadie se escuchaba, no había retorno y tocábamos bastante mal. Nunca pensamos mucho qué iba a pasar, pero si notábamos que había energía y ganas de hacer algo. También la necesidad que había en la gente de ir y divertirse… quería un poco de alegría. Veníamos de años muy oscuros, entonces La Abuela Coca, La Vela Puerca y Plátano Macho, empezaron a romper un poco con lo que era todo. El Peyote Asesino, que después se separó, fue un poco la banda precursora de empezar a hacer algo nuevo.

Estaba un poco la historia de la música tropical, y ustedes, junto con el resto, fueron los que despertaron a la movida rockera.

¡Adiós a la cumbia! (risas) Por ejemplo, en Argentina durante la época de la represión, las bandas siguieron creciendo, y quizás esa bronca los alimentó e hizo que nunca se detuviera el movimiento del rock argentino. Acá en Uruguay sí, con el tema de la dictadura las bandas se aplastaron, como que se paró todo, y se sintió mucho la llegada de la cumbia. Yo creo que un poco la cosa se echó para atrás y de a poco fue resurgiendo.

¿En esa época ensayaban en sala o era casera la cosa?

Empezamos siempre alquilando salas. Durante los primeros cinco años siempre llegando tarde, era como parte del ritual, era lamentable. El tema es que éramos amigos desde un principio, entonces era más difícil.

¿Cuándo fue que se dieron cuenta que aparte de amigos eran compañeros de laburo?

Nosotros intentamos mantener un equilibrio hasta el día de hoy, somos al mismo tiempo amigos y compañeros de trabajo. No es un cosa de a una; eso cuesta pero nos ha ayudado porque hemos viajado y convivido bastante tiempo juntos y somos compatibles, porque si no, no podés estar diez años con la misma gente.

Más allá del “Deskarado”, ¿el primer gran salto fue aquél toque con La Abuela Coca y con Los Piojos?

Eso estuvo muy bueno. Fue el primer toque grande, la primera vez que tocamos en el Teatro de Verano; fue terrible emoción. Me acuerdo que después de tocar salimos por adelante, no por atrás del escenario, bajamos y nos fuimos para la gente. Como para decir: “bueno, esta es nuestra forma de pensar”, tratar de romper el hielo entre la gente, disfrutar todos juntos y hacer de esto una fiesta. Creo que nos ha salido bastante bien.

Con el primer disco lograron mucho más de lo que esperaban.

Sí, lo que tiene también ese disco es que es muy…

¿Espontáneo?

Muy espontáneo. Eso está bueno porque esas primeras ideas que te vienen, está bueno hacerlas porque siempre dan buenos resultados. Son como más frescas y justamente en eso está la riqueza del disco.

El productor artístico fue Claudio Taddei.

Claro, la producción del “Deskarado” fue de Claudio. Nosotros no teníamos ni idea de qué era un estudio de grabación, ni qué había que hacer. Dimos con Claudio que nos dio una mano muy grande porque ese disco fue medio inventado en el momento, más o menos teníamos algo, pero no estaba muy claro, nos ayudó bastante.

Después para el segundo se contactaron con Gustavo Santaolalla, ¿cómo es laburar con él?

Fue una alegría enorme que se acercara porque es un productor muy conocido, que le gustó lo que hacíamos y que trabaja profesionalmente. Tuvimos la experiencia de estar un mes en “Panda”, en Buenos Aires, grabando el “De bichos y flores” y es una persona que sabe trabajar muy bien en el estudio. Nosotros cuando llegamos a él ya teníamos la torta más bien armada, él en el segundo disco recomendó algún cambio de estructuras en algunas canciones, pero más bien lo que hace el tipo es sacar de cada músico lo mejor. Y obviamente, como grabamos en “Panda”, que es uno de los mejores estudios de Buenos Aires, todo lo que sea tecnología de punta para lograr un mejor sonido siempre ayuda, y eso en el disco se ve reflejado claramente.

A pesar de todos los éxitos que han tenido hasta el momento, ustedes siguen con la misma actitud hacia la gente que tenían en el ´97 en aquél toque con Los Piojos.

Nos hace muy bien el hecho de bajar un poco. Por ejemplo, cuando tocamos en aquellos recitales “Patricia gratis” en el Parque Rodó, que fueron veintipico mil personas, a la semana nos fuimos de viaje y tocamos para setenta en un pueblito en Alemania. Entonces esas bajadas y subidas son buenas, te refuerzan bastante, uno no se marea.

Es como volver a ganarse a la gente desde cero, cuando iban para allá tenían que meter huevo, porque acá tocan y es una fiesta igual aunque el espectáculo no sea tan bueno.

Exactamente, cuando la gente canta todos los temas es una emoción, pero puede tornarse un poco monótono, entonces ir a ganártela de vuelta, para vos, sabiendo que hay trescientas personas que no te conocen, implica dar más. Vas a poner más huevo, porque sabés que tenés algo bueno para dar y te lo tenés que ganar ahí. El poder hacer eso está bueno, es como un constante empezar de nuevo.

Ustedes siempre dicen que en la gira por Europa se sacaron algunos prejuicios, que la gente siempre respondió diez puntos… ¿siempre fue rendondita la cosa allá? En el tema organización por ejemplo ¿siempre estuvo todo bien ajustado?

Nosotros comenzamos tocando como todo el mundo, sin saltearnos etapas, tratando de tener una base firme. Uno tiene el concepto de que los alemanes son un poco fríos. En sí, cuando vos llegás, el alemán es una persona que se abre mucho y que está dispuesto a disfrutar. Entonces la gente se acerca por curiosidad, cosa que acá nunca pasaría, primero porque no hay medios para pagar la entrada, incluso porque acá somos mucho más críticos. Hemos estado en más de cuarenta ciudades alemanas diferentes, no sólo las principales: Colonia, Hamburgo, Munich, Berlín, y hemos tenido muy buenas experiencias empezando bien de abajo. Sembramos bastante para después ir cosechando, que es lo que estamos haciendo ahora. Uno tiene que salir y ponerse metas. Ahora nos invitó una banda alemana a hacer once fechas: “Die Artze” (Los Doctores quiere decir) que vinieron al segundo Pilsen Rock.

Que es una banda salada, ¿no?

Sí, el concierto más chico que hicimos con ellos fue para seis mil personas y el más grande para quince mil, entonces íbamos mechando conciertos chicos con eso. Últimamente en Alemania ya tenemos conciertos con quinientas, ochocientas personas…

Entonces ya tienen seguidores alemanes.

Sin duda que sí.

El otro día entré a una página de Internet alemana de fanáticos de La Vela y no lo podía creer, me cagué de la risa, lo único que entendía era el nombre de la banda y de los discos.

(Risas) Sí, viste que ellos son muy trabajadores y voluntariosos. Hay dos o tres bandas de jóvenes alemanes que se prestan para eso. Igual que en Uruguay con “El tour puerco” y “La vela online” que es gente que se ha puesto las pilas. La verdad que eso nos impresionó bastante.

Además de la colonia de uruguayos que los fue acompañando.

En toda ciudad alemana siempre hay dos o tres uruguayos que van a verte. Nos hemos llevado lindas experiencias en los primeros viajes que pasamos por España, en Madrid, Barcelona, Tarragona y Sevilla. Nos llevamos la sorpresa de que vayan quinientos o seiscientos uruguayos a vernos. Incluso fue muy interesante porque se encontraban entre ellos mismos, fue como una identidad uruguaya que estaba bien latente.

Se puede decir que de alguna forma son trasmisores de cultura, sea tanto de la uruguaya hacia allá o de la europea a Uruguay.

Sin duda que sí. Cuando viajamos sentimos una responsabilidad enorme porque en cierto sentido estamos representando al país. Un poco te sentís embajador. Nos pone contentos que vayan La Abuela Coca y No te va gustar; está bueno que empiecen a recorrer ese circuito.

También traen material de allá. Yo creo que Skape, que es una banda que ha crecido un montón en Uruguay, también lo ha hecho gracias a ustedes. ¿Han tocado con Skape?

Sí, en un festival de Alemania. Todo lo que sea rock español nos gusta mucho: Extremoduro, Reincidentes, La Polla Records, Barricada… Nos contaron que Skape se separa este año y arranca cada uno por su lado, ya tienen bastante tiempo tocando juntos. Tuvimos la experiencia de que una vez tocaron después de nosotros y estuvimos con ellos charlando, de fiesta todo, la verdad que terribles tipos.

El siguiente paso fue el primer Teatro de Verano solos: “Margaritas pa’ los chanchos”.

Esa fue la primera gran experiencia allí en el Teatro, lo preparamos durante meses. Con invitados, escenografía, luz, pintura, una cosa de locos. Pero salió bárbaro, fue una de nuestras primeras experiencias de congregar gente de esa manera.

Yo conocí a La Vela en el toque con Los Piojos y La Abuela, ¿ya desde antes llevaban malabaristas, juglares y cosas ajenas a lo que es la música?

Eso fue uno de los sellos nuestros, desde un principio sabíamos que la historia era la banda, las canciones; pero siempre nos pareció importante compartir esto con más personas. Entonces surgió lo de los malabares y el teatro callejero. La idea era más grupal, invitar gente, generar una energía y abrir las puertas.

Un poco lo que hacía Sumo…

También los Redondos… ahí va, metían teatro, metían cosas extra música para enriquecer el show, esa gente aporta una energía distinta.

Y ustedes tienen varias cosas en común con Sumo, más allá de la música, la manera de pensar quizás.

Sí, yo creo que su manera de pensar y la actitud, lo que son las letras, y también lo que es Sumo como banda porque tiene un estilo digamos… deforme, porque no es ni una cosa ni la otra, podés escuchar una canción super pesada y también un reggae, va de un lado a otro. Eso un poco es lo que nos gusta hacer a nosotros, o sea, en sí La Vela Puerca puede tocar una canción suave de amor y te puede tocar un punk-rock, o un rock mucho más rabioso y cuadrado; siempre dijimos que la canción es la que manda: surge, y cada uno trata de darle lo que precisa.

Para ir cerrando. En el mundial de Corea – Japón viste que tocó Jaime Roos representando a Uruguay antes de que empezara; si clasificamos a Alemania ustedes están ahí seguro.

(Risas) Nosotros tenemos pensado ir a Alemania a girar después de mundial, es parte del trabajo nuestro, ya lo hicimos cinco veces y sabemos que tenemos trabajo allá. No sé, si surge la propuesta la banda tendría que verlo, si es para ir a tocar ahí, sí.

¿Crees que clasifica Uruguay?

No sé, la verdad que el fútbol es tan raro porque pasa de blanco a negro en un segundo. En un momento está todo el mundo copado y en otro somos un desastre… ojalá que sí, pero creo que el fútbol se ha transformado en un negocio tal; hay tantas cosas que están en juego… la selección tiene que ser más banda, tienen que estar más unidos, que se note que hay una unión, que no lo hagan por la plata sino que haya un cuadro. Como una banda de rock, que cuando hay banda, cuando hay interacción, cuando hay energía y magia entre los integrantes, ahí es cuando se dan las cosas buenas.

Eso es La Vela.

Nota:
Entrevista realizada el 8 de noviembre, días antes de la descalificación uruguaya para el mundial de Alemania 2006.

Rodrigo Ribeiro

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Un día como hoy, pero de 2006 ... Se realizaba la segunda actuación de NTVG en el Velódromo cerrando la gira "Aunque cueste ver el sol"

Más efemérides de 2006
"...tocan Los Estómagos, Guillermo Peluffo tendría doce o trece años, era época de dictadura y si lo veían al borrego ahí, me rompían el orto. Entonces lo metimos debajo de una mesa y pusimos un mantel bien grande; tenías que ver al guacho desde allá abajo mirando el espectáculo (risas). Eso como anécdota graciosa, hay otras penosas".
Eduardo Oviedo "El Gato Eduardo", 24/3/2002
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