Desde marzo de 2002, Kato se encuentra en España intentando “montar rancho”, presentándose en distintos lugares de Barcelona, con una propuesta de rock que -según propias palabras de su vocalista y sin ánimo de limitarlos-, “incorpora con naturalidad un montón de elementos de la música popular uruguaya, elementos de la milonga, el tango y el candombe, al lado de climas más trip hop y metaleros”. De la historia y de la gira, nos responde –comunicación vía e-mail-, Fernando Santullo, más conocido por todos como L-Mental.
- Kato nació a mediados del 2000 ¿no? ¿Con qué propósito?
- Con el propósito de hacer la música que nos gusta. Aunque la banda surge como iniciativa mía, la idea siempre fue tener un espacio de trabajo colectivo. Creo que es mucho más interesante cuando las cosas surgen de una cabeza colectiva, ya que todos los mundos musicales, las influencias de cada uno, se vuelcan a las canciones. Por cierto, desde siempre estuvimos de acuerdo en que lo importante era hacer buenas canciones, no importaba de qué género: si hacés buenas canciones, el género es algo secundario.
-¿Con qué ojos veían el ambiente musical de la época?
- Con muy malos ojos. Ya en serio, era un momento en que las bandas que hacían cosas novedosas estaban estrictamente en el underground. Los grupos más populares eran (y de hecho son) los más clásicos en su música. Las cosas que a nosotros nos parecían más interesantes, había que ir a buscarlas a los pubs y recitales pequeños. En ese contexto es que surge Kato.
-¿Pretendían diferenciarse del resto de las propuestas?
- No recuerdo que nos preocupara en absoluto diferenciarnos o no. Simplemente teníamos ganas de hacer la música que nos gusta de la mejor manera posible. Eso implicó trabajar mucho en conjunto, dedicar muchas horas a los ensayos y a la composición.
Lo que también sabíamos desde un comienzo era que no queríamos hacer una banda para engrosar las filas del under y punto. Todos en Kato tenemos la sana intención de querer vivir de la música, algo que en muchas partes del mundo es visto como algo medianamente razonable. Entonces, siempre nos preocupó estar bien ensayados, tener buena amplificación, etc. Por ejemplo, que aunque no cobráramos un peso, los recitales tuvieran buenas condiciones técnicas, ya que el que paga la entrada, paga por ver un buen espectáculo y no tiene por qué recibir menos que eso.
También creo (y esto tiene que ver más con la música en si que con los medios técnicos para hacerla), que hacer música preocupado sólo por sonar bien o por hacer plata, hace que tu música suene un poco vacía. Y creo que, tarde o temprano, la gente se da cuenta de eso y no conecta demasiado con el resultado. Al menos en el rock. Nosotros hacemos música porque creemos que podemos decir cosas interesantes con la música, cosas que no se podrían decir de otra manera. Es como cuando te encontrás con un disco que te gusta mucho y no encontrás palabras para describir lo que te pasa cuando lo escuchás. Bueno, por eso alguna gente hace música
- ¿Cómo recibieron público, medios y gente del entorno la propuesta de Kato?
- Bueno, eso lo tendría que decir el público, los medios y la gente del entorno (¿qué entorno?).
Visto desde nuestro lado, la respuesta fue buena. Hicimos mas de 20 recitales en un año y medio. Público nunca faltó a los recitales, en el que fue menos gente habían 100 personas. Cuando nos invitaron a tocar en El Aguante (Teatro de Verano, 26 de mayo de 2001), nos encantó ya que éramos la única banda sin disco. En nuestro último toque (octubre de 2001) había más de 350 personas. “Mas abajo” sonó bastante en algunas radios durante unos cuantos meses, etc.
Si notamos que la prensa nos dio poca pelota, aunque por otro lado, en Uruguay la prensa no le da pelota al rock, salvo cuando un grupo se convierte en algo tan evidente que no tienen mas remedio que hablar sobre él. Salvo Brecha, La Nueva, El Espectador, AM Libre, la X y algún otro medio, no logramos que nadie anunciara los recitales, no hablemos ya de que nos hicieran una entrevista.
Por eso valoramos mucho lo que logramos en la relación con el público: la gente fue a nuestros recitales porque le interesaba la banda y se preocupaba de averiguar cuando tocábamos.
En realidad, siempre notamos un abismo entre lo que ocurría en los recitales y la poca pelota de la prensa. La única vez que alguien dijo algo acerca de Kato en vivo fue en el diario El País, después de El Aguante, en medio de un comentario general que ponía a El otro yo muy por encima de todas las bandas uruguayas que habían tocado.
Respecto a la “gente del entorno” no tengo idea de quienes son y ni de cual es el entorno. Sí se que los sellos Koala y Bizarro se interesaron por nosotros y nos invitaron a participar en Perdidos, aunque no sé si ellos pertenecen a la categoría.
- Pertenecen sí. Cuando hablo del entorno, también hablo de críticos, de gente de los sellos discográficos, de dueños de boliches...
¿Podés definir esa propuesta musical?
- Nunca está bueno definir de antemano lo que uno hace en música, ayuda a generar preconceptos. Menos en un grupo como Kato, donde las influencias son muy variadas. Si sos, por ejemplo, una banda de punk rock onda Ramones, de pronto podés entrar en definiciones. Si no, es medio complicado.
-Rápidamente empezaron los toques y las grabaciones de demos. Además de participar en el disco de Perdidos y de haber tocado en distintos lugares, ¿qué otras cosas lograron como banda?
- Logramos componer más de 20 canciones, logramos poner en ellas la música que nos gusta, logramos combinar la cabeza musical de cada uno para obtener un resultado mejor que la suma de las partes, logramos ser un grupo que no tiene problemas para componer y en donde todos podemos hacer lo que nos gusta musicalmente. Creo (esto lo debería decir alguien de afuera de la banda) que logramos ser una banda de rock que incorpora con naturalidad un montón de elementos de la música popular uruguaya, elementos de la milonga, el tango y el candombe, al lado de climas mas trip hop y metaleros. No sé, de cualquier forma es medio limitante usar tanto nombre, porque el resultado seguramente no tiene nada que ver con ninguno de esos nombres. También logramos llevarnos bien y eso vuelve mas fácil el trabajo.
- ¿Hace cuánto y por qué razón decidieron emigrar?
- La decisión de emigrar era algo que estaba dando vueltas por nuestras cabezas desde hacía bastante tiempo. Nuestra intención original era conseguir un contrato discográfico que nos permitiera salir a tocar e instalarnos en otra parte, pero en octubre del año pasado yo me vine a Barcelona a estudiar un master en periodismo y dijimos “estaría bien intentar seguir la cosa por allá”. El resto de la banda llegó en marzo y en eso andamos.
- ¿Por qué España?
- Las opciones que pensamos eran España o México. México es un mercado más grande pero también es mas inestable: a veces pasan años sin que una banda logre el impacto que tuvieron, por ejemplo, Molotov y Control Machete. España es mas pequeño (no tanto, son 40 millones de personas), pero parece un mercado más estable: nadie vende tanto como en México pero hay muchos lugares para tocar, es la puerta de entrada de todas las giras europeas importantes. De hecho, nuestro debut europeo (el pasado 26 de mayo) fue teloneando a Attaque 77, que terminaban de girar por España y se iban para Suiza.
- ¿Qué contactos tenían ya hechos en España?
- Pocos o ningunos. Un par de teléfonos, correos electrónicos, algún amigo. En realidad, ahora estamos un poco más conectados pero aún seguimos intentando montar el rancho.
-¿Se emparienta en algo su movida con la nuestra?
- Está menos influenciada por las cosas estadounidenses aunque todos cantan en inglés. Es raro, pero muchas veces para la prensa la mejor banda es la que se parece más a tal o cual grupo inglés. O sea, no la que tiene más elementos personales en su música sino la que es una mejor copia de Pulp, Radiohead u Oasis. Hay miles de bandas en el under y hay unos cuantos sellos independientes interesantes. En algunas cosas, me da la impresión de que Uruguay ha logrado desarrollar un rock más personal que el de acá.
- Por ahora, ¿se extraña algo de Uruguay?
- Rambla y yerba hay. Lo que se extraña es la familia y los amigos.
Carlos Bassi