Siete veces BIEN

12 años: 4380 días y cientos de miles de horas tuvieron que esperar los fanáticos de Trotsky Vengarán, para ver por primera vez a la banda tocar en solitario en el Teatro de Verano. Una multitud copó el Ramón Collazo para vivir una verdadera fiesta punk. La excusa: “Siete veces mal”, el último disco de la banda.

Poco menos para las 22 horas y Graffolitas -banda telonera- abandonaba el escenario. Miles de personas, impacientes, esperaban la salida de los protagonistas; banderas, cantos contra Mick Jagger, remeras de los Ramones y tronadores que iluminaban el cielo, eran parte del ritual previo… Y llegó la hora. La Trotsky comienza el demoledor show con la fuerza de un tornado, el sonido de un tsunami y la prolijidad punk heredara por las claras influencias de Los Ramones…

Si bien la presentación del último disco era el epicentro, la banda se despachó con lo mejor de su repertorio, recorriendo su extensa discografía. Canciones como: “Jota erre”, “Gore”, “Historias sin terminar”, “Cerca Del Infierno” y “Welcome to the tercer World” -estás dos últimas del disco “Siete veces mal”-, marcaron el inicio de una noche espectacular a todo punk.

Todo quedó en familia cuando el primer invitado de la noche -Gabriel Peluffo, líder de Los Buitres- dijo presente, se subió al escenario para cantar a dúo, con su hermano Guillermo, “Otro Lugar” -del último disco “Siete veces mal”-, y a continuación tomó las riendas de la Trotsky para interpretar “Verano”, una excelente canción que hacía su debut en vivo. “Esta es una noche donde vamos a tocar con muchos amigos”, dijo Hugo Díaz, guitarrista de la Trotsky para presentar a Martín Pereyra, de los Cascarrabias, quien tocó la guitarra en “Vestida para matar”. La larga lista de invitados siguió con Gustavo Parodi y Pepe Rambao, ambos de Buitres, quienes interpretaron: “Detrás del arco”, uno de los temas más esperados de la noche.

Luego del homenaje a Los Ramones y una seguidilla de temas como: “Ni olvido ni perdón”, la excelente versión de “Un beso y una flor”, “La vida sigue igual”, “Sataman”, “Hay que saltar” y “Do you love me?”, el pogo parecía incontrolable; miles de almas agitaban al compás de la banda, que cada vez sonaba con más fuerza. La espectacular iluminación y el sonido, combinaban a la perfección con la puesta en escena. Dos telones rojos con una estrella blanca y un telón grande con la leyenda “Trotsky”, le daban un toque íntimo al show…

La banda sonó compacta, madura y con mucha fuerza, haciéndose sentir en todo momento. Hugo Díaz demostró con su guitarra un gran nivel; alma mater de la banda, entiende de qué se trata cuando hay que tocar punk. Con la guitarra a las rodillas, al mejor estilo Johnny Ramone, Díaz le aportó a la banda lo fundamental, desde no pisarse con Guillermo en los coros, hasta brindar un show aparte dialogando con el público. También Héctor Souto tiene su cuota importante en la banda: no canta, tiene un perfil más bajo que los demás integrantes, pero no fue menos, llevó el instrumento de cuatro cuerdas al margen de Hugo Días, como debe ser el punk, con espectaculares solos, finales perfectos y prolijos. Por su parte, Guillermo Perazzo -el animal de la batería-, soportó más de dos horas de show al palo y mantuvo el ritmo en cada tema siempre arriba y sin tapar a sus compañeros de equipo.

Pasadas las 24 hs. se acercaba el final. “No Me Interesa”, “La invasión de los robots” y la potente “Los héroes duermen” -las tres del disco “Siete veces mal”-, anticipaban el principio del fin que llegó con las dos últimas canciones de la noche. “Todo puede estar mucho peor” -del disco editado en 2002 “Todo lo contrario”-, y “Mueve que te mueve”, cerraron la noche que, según Guillermo Peluffo, líder de la Trotsky, fue “la más importante de sus vidas”.

Matías Velazco