Gonzalo Farrugia: un trotamundos de la música
El otro corazón de Psiglo
Luis Gonzalo Farrugia nace en Treinta y Tres, y luego de deambular su infancia por Montevideo pasa a residir en La Figurita. Desde muy niño le gusta la música y en particular la percusión. Sus estudios secundarios los realiza en el liceo Nº 1 "José Enrique Rodó". Influenciado por los Beatles, será en esos años que comienza un gran vínculo de música y amistad con César Rechac y Luis Cesio, al que se agregará Jorge García Banegas (futuro tecladista de Asfalto en España), interpretando covers de Deep Purple, Carlos Santana, Steppenwolf y otros. Al poco tiempo se sumará Ruben Melogno, proveniente de Ovni 87, donde también militara otro futuro Psiglo: Hermes Calabria, posteriormente en Barón Rojo en España. Así, comenzará el período más importante de su vida, algo que lo acompañaría aún en la distancia de su tierra natal.
"Cuando adolescente tuve un sueño, estaba en un escenario con una batería blanca, tocando con un grupo que se llamaba Siglo... Parece increíble, más años más tarde se hizo realidad"...
"Ideación" y "Psiglo II" bastaron para convertir a la banda en una de las más populares e importantes de la historia del rock y la música popular uruguaya, llegando a ser muy reconocidos en suelo argentino luego de sus apoteósicas veladas en los festivales B.A. Rock (71-72) en los años setenta. "Ideación" fue el primer disco de oro de la historia del rock uruguayo. Todo esto, origina la inquietud de incursionar en el mercado y ambiente musical de la República Argentina. Con César Rechac en sustitución de Cesio en la guitarra y Gustavo "Mamuth" Muñoz en el bajo, viajan a grabar su "Psiglo II", un opus adelantado para aquella época en el Río de La Plata. Sus obras, han sido editadas en países como Argentina y Brasil. Aún hoy, Psiglo es considerado uno de los más importantes grupos de la historia del rock sudamericano y publicaciones europeas lo sitúan entre los 20 más importantes de la historia del género denominado "hard rock progresivo" junto a Uriah Heep, Deep Purple, Led Zeppelin y King Crimson, entre otros.
Busco mi destino... CRUCIS
Tras el golpe de estado del 27 de junio de 1973, decide emigrar a Buenos Aires. El resto de los Psiglo, decide emigrar a España. "Yo no quería quedarme en un Uruguay en dictadura, mucho menos ir a una de 40 años como la España de Franco", sentencia el baterista. En la capital porteña trabaja como músico profesional y percusionista de sesión, entre otros en el boliche "Bambú" de la calle Corrientes y Carlos Pellegrini, del cual tiene entrañables recuerdos. Más el destino, juega sus cartas nuevamente. En un ómnibus, el 36 por Rivadavia, dos jovencitos llamados Pino Marrone y Aníbal Kerpel lo reconocen por sus actuaciones en B.A. Rock y lo invitan al barrio de Flores a ver su banda, por entonces sin baterista: Crucis.
"Eran la continuación de Psiglo. Una banda muy potente que procuraba fusionar lo mejor de la música sajona con la fuerza latina y la riqueza de los textos de la lengua castellana. Me aprendí el repertorio en tres días. Tenían un gran poder latente, a punto de explotar. Muy buenos músicos, parecía estar de nuevo en Psiglo, me faltaba la voz de Ruben Melogno, para la cual no había reemplazantes".
"A través de mis conexiones logradas con Psiglo, consigo una entrevista con Osvaldo Ripoll de la revista Pelo y nos damos manija para hacer un show en el teatro Astral"... "Ese fue el comienzo de Crucis, allí nos ve Jorge Alvarez y nos ficha para la RCA Records", afirma Gonzalo Farrugia.
Graban en 1975 el primer LP: "Crucis". La revista más importante de aquellos años, Pelo, lo elige como el mejor disco del año y a Gonzalo como el mejor baterista del rock argentino. Similar éxito en 1977 con el segundo: "Delirios del Mariscal" y el comienzo de su actividad como docente de batería y percusión.
"Fueron excelentes años de mi vida, crecí humana y espiritualmente, mi conciencia y concepción del mundo tuvo un gran salto en hechos concretos". Una prueba fehaciente del éxito de Crucis fue la gira brasileña junto a León Gieco y Nito Mestre en el estadio de Ibirapuera, donde Gonzalo en su set incluye ritmos afro y de samba, con lo cual hace bailar a más de diez mil almas presentes. "Me sentí como si hubiera logrado vender arena a los árabes", recuerda Farrugia.
Luego de esta gira, la banda se separa debido a diferencias internas. "Yo era el músico veterano y que quería ir aún más adelante y concretar mi visión de futuro para la banda. Gustavo Montesano empezó a denotar feos síntomas del estrellato y Pino y Aníbal no se lo bancaron más". "El último concierto en el Luna Park fue liberador y triste a la vez. Tocamos amenazados de muerte, en ese entonces comenzó mi repugnancia por el manejo del negocio del rock... Posteriormente, Pappo me invitó a unas jams y me subió el ánimo, volví a querer a la música".
Farrugia comienza a trabajar con Charly García, David Lebón y Alejandro Lerner entre otros, obteniendo buen suceso en los "Festivales del Amor" por Buenos Aires, Córdoba y Rosario. La banda que formaron García y Lebón para esas fechas se llamaba Serú Girán, futuro pilar de la escena musical argentina.
En 1978, después del mundial de fútbol se desata una gran recesión económica. "Me dormí una noche en el país campeón mundial de fútbol y me desperté en el país campeón mundial de la recesión". La realidad lo obliga, una vez más, a replantearse su futuro. Pino y Aníbal, entonces en Los Angeles, lo invitan a unírseles. Forman allí un grupo llamado "Contraband", pero dificultades legales perturban el posible futuro de Farrugia en EE.UU.
Un uruguayo en la tierra de los mariachis
El 28 de diciembre de 1978 llega a Tijuana, Baja California, México. Harto ya de promesas y falsas ilusiones de managers y mercaderes del negocio del rock, empieza a trabajar gracias a la buena voluntad de la asociación de músicos local. Es invitado a unirse a la banda del argentino Diego Verdaguer, a quien conocía de sus tiempos de Crucis. Más la buena disposición expresada por sus colegas de la asociación y el romance con la floreciente ciudad, lo obliga a fijar residencia. Tijuana vivía un gran esplendor demográfico, comercial, turístico e industrial. Los talentos artísticos eran muy bienvenidos. "
La gente quería saber quién era ese tipo pelado y de pelo largo, alto como los norteamericanos y que hablaba inglés como tal, pero no lo era, que hablaba español con acento argentino, pero era uruguayo", rememora Gonzalo Farrugia. Se incorpora a una banda de salsa, incorporando nuevos lenguajes y conocimiento a su bagaje musical. Paralelamente, cosecha un sólido renombre como músico de "estudio" (sesionista), siendo frecuentes las invitaciones para grabar con docenas de los más variados artistas. En 1980 junto a Francisco Javier García, forma la Banda Municipal de Tijuana gracias a la aprobación del entonces presidente de la municipalidad, Roberto Andrade Salazar. La misma, de 35 músicos, albergará a Farrugia hasta el día de hoy inclusive como director de la sección de percusión. "Me permitió respirar tranquilo, era un obrero de la música, más llevaba una vida normal y en familia".
El himno de México de la mano de un docente uruguayo
Un día, conversando con García de los orígenes comunes de los himnos nacionales de Uruguay, Argentina y México y sus reminiscencias de clara inspiración del himno francés: "La Marsellesa", observan que las partituras originales del himno mexicano están fuera de tiempo en muchas de sus versiones no oficiales. Deciden grabar una nueva versión del Himno con la Banda Municipal de Tijuana, esta vez según las partituras de su autor: Don Eduardo González Bocanegra.
El entonces presidente de la nación mexicana, el licenciado Miguel de La Madrid, aprueba esta versión como la nueva y oficial del himno mexicano. Al fijar residencia en Tijuana, otra vez la docencia se instala en su vida, con Paco García funda una escuela de música. Muchos de sus alumnos, hoy son discípulos privilegiados de maestros de la talla de Alex Acuña y Dave Weckl, entre otros. Incansable compositor, junto a Renés Araos en teclados, Rafael de los Palos en trompeta, Juan Córdoba en bajo y Martín Castro en guitarra forma una banda de jazz con influencias de música latina y afro. También junto a Neto Lizarraga funda T J Band, con la cual cosecharía numerosos éxitos.
Paralelamente, incorpora la tecnología de punta a su arsenal musical, siendo uno de los primeros de la región en contar con batería electrónica, estudio con computadoras y teclados midi y demás implementos que le permiten aumentar su potencial de interpretación y de composición. En 1988 funda el grupo Todavía. "Un pop de excelente factura", nos dice Gonzalo. En su primer año recibirán el premio Obelisco, que otorga la prensa de Tijuana a los artistas más destacados de la cultura de aquel país. Se convierten en frecuentes invitados de la poderosa cadena televisiva ECO, hasta llegar a quebrar el monopolio angloparlante del Iguana’s, recinto donde se han llevado a cabo los más grandes conciertos de la localidad, reservado hasta ese entonces para artistas de la talla de Paul Mc Cartney, The Cure, Quiet Riot, etc. Allí, se produce el primer concierto de un grupo de habla hispana: "Rock en español", que recibe los más grandes elogios del público y la crítica. Graba junto a la Banda Municipal, "Música Nacional", editada en ocasión del centenario de la fundación de Tijuana. La docencia le dará grandes satisfacciones: es visitado por los músicos de Soda Stéreo, Los Enanitos Verdes, fervientes admiradores de Crucis y de su persona.
No se olvida de su tierra...
Más a pesar de todos los reconocimientos en otros lares, Farrugia es un hombre que gusta de los desafíos. Luego del recital-reencuentro de Psiglo en 1993 declara a la prensa: "Tocar música en mi país con Psiglo es como una deuda pendiente y estoy dispuesto a llevarla adelante". También con Crucis en Argentina: "Con Pino Marrone tenemos esa que el destino nos negó: reunir a Crucis. Ojalá que las fuerzas nos lo permitan".
En 1997, con motivo de una invitación a los integrantes de Psiglo vuelve para participar en un merecidísimo homenaje al maestro de la comunicación Ruben Castillo y su "Discodromo TV" en el Teatro Solís. Las cerradas ovaciones del público de las más diversas edades al desempeño de la banda y la adhesión de una multitud que los corea en el escenario de "La Factoria" (lugar del rock por excelencia en Montevideo), lo hace afirmar: "A veces, me pica el gusanito"...
También, recibe la invitación de Jorge Nasser de Níquel para incorporarse a la banda para el mega festival "Rock in Rou" en marzo del ’98. "Fue un desafío y a la vez un reeencuentro con mi país. Níquel es una de las bandas que ha mantenido el espíritu del rock en esta tierra. Siento que tengo que darles cosas al Uruguay, por eso estoy dando clases en la Yamaha School Music, para legar mi conocimiento musical y mis vivencias. El rock no va a cambiar la historia ni el mundo, más los chicos deben aprender a utilizarlo como un instrumento de conocimiento y crecimiento personal, por eso me dedico a la formación de bandas en esta escuela de música. Es una forma de agradecer y aportando, muy humildemente, algo a un país que necesita crecer. La cultura es el mejor valor, el tesoro de los pueblos", dice Farrugia.
La actualidad, se llama "Stellium" su primer trabajo para el sello Sondor luego de casi 30 años, con músicos de la talla de Gustavo "Mamuth" Muñoz (bajista, ex Psiglo, Monalisa, entre otros), Ricardo Wizard González (ex guitarrista de los heavy progresivos Empire), Rodrígo González Pahlem (piano/teclados), además de invitados locales como: Jorge Nasser y Pablo Faragó (cantante-guitarrista y guitarrista de Níquel), Luis Alderotti (tecladista, ex Zafahroni), Pablo Portela (tecladista, el Conde de Saint Germain y Sótano Blues), e internacionales como Jorge Barral (bajista, ex Días de Blues y La Banda de España). A este trabajo, Farrugia lo define como "un CD de música sin fronteras, desde música latina a rock, desde fusión a new age, de tango moderno a ritmos afro, de heavy metal a rock progresivo, de pop a jazz, con una propuesta fresca y vital que podrán disfrutar los públicos más diversos en gustos y edades". Porque querer es poder...
Ernesto Sclavo ernestosclavo@hotmail.com.
Colaboración: Liliana Fernández Churi