La trova cubana y la tropicalía brasilera son algunas de las influencias en su música. De hecho, su último trabajo musical incluye el tema La mariposa, la estrella y el río, canción interpretada junto a Silvio Rodríguez. Le gusta definir lo que hace como “canción ciudadana”, será por eso que dedica una canción Para Montevideo y otra para el barrio Nuevo París. Grabado en junio del año pasado en la Sala Zitarrosa y acompañado en el escenario por Silvina Marrero, Federico Mujica y Rafael Negreira, Carlos Darakjián habla de Fachadas, de Montevideo y de Cuba.
- ¿Por qué Fachadas?
- Fachadas es una de las canciones del disco y le da el nombre al disco. Y es una canción que pinta un poco como me siento yo particularmente -en este caso en Montevideo-, observando qué es lo que va pasando con Montevideo como reflejo también de lo que pasa en el mundo. Como que a veces siento que yo me voy alejando un poco de esa gran masa de gente que está buscando entrar o buscando tener un lugar y que en definitiva también me siento parte, pero que en el momento que escribí la canción traté de alejarme un poco. Es cuando uno sale a 18 y ve un torbellino de gente buscando el peso, buscando conseguir trabajo, buscando un lugar en esta sociedad que cada vez le da menos lugar a la persona humana. Entonces Fachadas va por el lado de que de pronto me da la impresión de que importa más a veces que una persona tenga la vestimenta, la indumentaria, la presencia o la apariencia para ubicarse, que realmente lo que sea por dentro.
- La canción Para Montevideo también me hizo asociar esto que decís.
- Hay una cosa que decía Zitarrosa, que yo lo hago textualmente, y es que él decía que hay canciones que son parientes una de otra ¿no? Porque vos hacés una canción por una nueva idea o de repente por una visión que en alguna medida vale la pena reflejarla en una letra, musicalizarla... y esa canción abre una puerta y después sale otra canción que de repente pinta mejor o habla desde otro ángulo de la misma situación. Lo de la canción Para Montevideo estaba en el disco Nuevo París, fue grabado a fines del ´98 y la compuse por el ´96, y capaz que ahora está reflejando un momento actual, porque hay mucha gente que se está yendo, que está yendo a buscar sus vidas por otros lados. Sí, vos buscás acá, buscás allá y salís a pelearla y ves que no hay vuelta. Lamentablemente hay mucha gente que tiene que irse... Esa imagen montevideana media tristona de los barcos que están dormidos en la bahía, creo que en el fondo quiere decir: no me quisiera ir nunca, pero si algún día me voy todo lo que pueda hacer lo voy a hacer por vos.
- ¿Qué diferencias tiene este disco de tus dos trabajos anteriores?
- Hay varias diferencias: en los otros discos nosotros usamos una formación de grupo más grande. Una formación con batería, con bajo eléctrico, con otro teclado en el caso de Artesano –tanto en vivo como en estudio-, y además, creo que el primer disco (Nuevo París), fue un poco la primera experiencia. En cada experiencia -lo han dicho muchos artistas con mucha trayectoria-, uno va aprendiendo. Creo que este trabajo tiene más unidad. Creo que encontramos las sonoridades que a mí me quedan mejor hasta con los colores de la voz y con lo que uno quiere expresar, los ambientes que quiere pintar o la parte de impresionismo que puede tener la música popular ¿no? Porque de repente la formación acústica, incluso el recital en vivo que tiene otro calor, nos permitió estar sintiendo más la grabación como si estuviéramos en una reunión, como si estuviéramos cantando para unos pocos amigos; con ese sentimiento que se da en esas circunstancias y que a veces cuando vas al estudio, cuando uno está aprendiendo a grabar, como nosotros, a veces estás más pendiente a hacer las cosas más perfectas en cuanto a la afinación, en cuanto a la justeza... a veces eso enfría un poco. Y en otro sentido, estamos madurando. No creo que llegamos al momento más alto, pero estamos evolucionando y encontrando la manera de sonar de acuerdo a lo que uno quiere decir.
- Cuando en junio del año pasado hicieron este recital, ¿ya tenías planeado que ibas a sacar el disco?
- Sí, sí, claro. Fue planeado así por varias razones, una de ellas económicas. Porque nosotros no contamos con el presupuesto para pagar un estudio durante muchas horas... que de última, a la larga, económicamente salió casi lo mismo: transportar toda la equipación a la sala, a pesar de que la sala tiene una buena infraestructura, de cualquier manera todos los equipos de grabación y cierta cantidad de micrófonos y otras cuestiones técnicas que no domino mucho, que estuvieron a cargo de Daniel Blanco, que es un sonidísta excelente, conoce lo que hacemos nosotros... bueno... este... me perdí de lo que te estaba contando, ¿cómo era?
- El planear grabar en vivo.
- Ahí va, eso nos llevó a ensayar con mucho más empeño y mucho más trabajo de ensayo previo, porque esa circunstancia de la grabación en vivo -teniendo en cuenta que era un piano acústico, guitarra acústica, todo con micrófonos aéreos, percusión y voces-, implica que en el momento que grabás, por los monitores, por los micrófonos, estás captando todo lo que está pasando en todos lados; cosa que después en el estudio es difícil hacer arreglos o borrar una cosa y poner otra, porque en cada micrófono entra todo. Entonces nos exigía llegar al toque con un nivel de ensayo y de trabajo lo más acabado posible. O sea, fue concebido para un disco en vivo, de hecho invitamos a Fernando Cabrera. En este caso, Fernando tiene una canción que a mí me gusta mucho que es Paso Molino. Yo tenía esta canción que se llama Nuevo París y quería hacer ese pequeño bloquecito con él, cantando esas canciones que además son vecinas y pintan cosas parecidas: se nota en las dos canciones que estamos hablando de un barrio, y entonces bueno, la invitación a Fernando. Es un honor trabajar con él, que es un músico divino en todo aspecto, y quedó un registro muy cálido de las dos canciones.
- También hacés una canción de Abel García.
- También. Es un músico con el cual estoy vinculado hace añares. El primer disco lo grabé con él en el año ´82 o ´83, fue mi primera experiencia de estudio. De ahí en adelante nos hicimos amigos, y a veces compartimos canciones, nos mostramos trabajos de cada uno, charlamos mucho sobre la música y la poesía... Y bueno, queríamos integrar esa canción que nos invitó a que la hiciéramos, que quedaba muy bien para cantar en la voz de Silvana Marrero, y entonces hicimos una versión a nuestro estilo.
- ¿Cómo llegan a que Silvio Rodríguez grabe un tema para el disco?
- Es una anécdota que creo nos vamos a acordar siempre. Fuimos a pasear a Cuba... yo había ido en otras oportunidades y habíamos tocado en un café teatro del Teatro Nacional; en esta oportunidad fuimos a llevar el material a Eduardo Ramos, que es el director del sello Abdala, que tiene un estudio que se llama Unicornio. Es un estudio muy grande con varias salas de grabación, es un proyecto de Silvio Rodríguez y el estado cubano; es una cosa impresionante. Silvio estaba grabando su disco con una orquesta sinfónica -un disco que está por salir ahora también-, y bueno, yo ya le había llevado material, no directamente a él pero sí al sello Ojalá: le llevé Artesano. Y logramos hablar con él. Al principio no sé acordaba bien, pero después, haciendo memoria había escuchado algo del disco. La cuestión es que le propusimos el proyecto, escuchó la canción y le gustó, entonces ahí mismo grabamos las bases de la canción, se las dimos a él y él nos mandó después su participación. Nos mandó la cinta y la mezclamos acá. En realidad fue una producción interesante y bastante larga, pero no fuimos exclusivamente a eso; o sea que fue una sorpresa preciosa.
- ¿Y cómo les fue tocando en bolichitos de Cuba?
- Mirá, allá hay una cuestión muy particular, y es que en Cuba los músicos cobran un sueldo. Allá dicen que los músicos y los deportistas son los privilegiados, porque además de cobrar un sueldo, como el resto de la gente que trabaja, tienen muchas posibilidades de viajar. Los músicos y los deportistas son muy requeridos. Su música es conocida, por lo menos en Hispano América, y entonces hacen determinadas actuaciones mensuales y cobran un sueldo. Nosotros no estábamos en esas circunstancias -dentro del mercado laboral-, porque no fuimos contratados para tocar. Estábamos allá, mostrábamos lo que hacíamos, y calló muy bien. Tuvieron una actitud interesantísima, porque aparte creo que están más dedicados a la canción y al arte en sí mismo, que de repente a estar preocupados por otras cosas que acá sí lo estamos: que si vamos a tocar, si no conseguimos laburo, que si vamos a cobrar lo que pensamos y si vamos y no va nadie no cobramos nada, que hay pocos lugares para muchos músicos... Entonces toda esa problemática, que a veces nos tiene medios aturdidos, hace que cuando nos encontramos con un colega nos ponemos a hablar más de los problemas que de la canción misma... allá eso no sucede tanto, sucede mucho menos, por lo que la gente está más abierta en percibir cosas nuevas. Lo que hicimos gustó mucho, quedaron vínculos, pero ellos no nos podían pagar por tocar. Fue una cosa vocacional y de intercambio con otros artistas. Pero la experiencia con el público fue muy buena: justo llegamos un día que en un café teatro que se llama Delirio Habanero, estaban haciendo un especial de Benedetti. Poemas de Benedetti recitados, poemas de Benedetti musicalizados por varios artistas de allá. Ahí, a nosotros nos tocó la parte uruguaya: qué Benedetti, qué esto, qué lo otro, y les comentamos a la gente que estaba ahí que éramos uruguayos, y de ahí en adelante empezamos a tocar durante tres martes en donde se hizo este espectáculo. Fue una experiencia muy buena.
- Ya salió el disco. ¿Y ahora que viene?
- Ahora viene una experiencia nueva para nosotros, porque en los trabajos anteriores siempre era salir a tocar, salir a mostrar. Tenemos actuaciones planificadas, pero este mes se nos va a ir en el trabajo de distribuir el disco, de tratar de hacer notas, de llegar a todos los medios como en el caso de deluruguay.net, para tratar de hacer presencia. Porque esto es una edición independiente, entonces como no hay un sello discográfico, ni una empresa que tenga muchos caminos aceitados para distribuir el material y para estar presentes en el medio... en este caso en particular, nosotros estamos haciendo todo el trabajo: estamos chapuceando un poco porque no conocemos mucho todo esto de hacer la producción independiente.
- ¿Pero tú primer disco no fue independiente también?
- El primer disco fue independiente, pero la experiencia del primer disco independiente sin la difusión, sin el trabajo de estar en todos los medios y de tratar de llegar a todos lados. No lo hicimos, o por lo menos teníamos poca experiencia y nos quedamos conformes porque nos hicieron dos o tres notas en un par de lugares y se comentó en un par de diarios... Y realmente con eso no alcanza.
Nicolás Hidalgo