SieteNotas

Once Tiros en Plaza Mateo

14/12/2002

Desde las doce que esperábamos a que aparecieran estos nueve pibes sobre el escenario, pero no daban señales de vida. Plaza Mateo todavía estaba bastante vacía, y mucha gente esperaba afuera; algunos para entrar más tarde, otros supongo que para escuchar el show desde ahí. Pero la espera se hizo bastante entretenida dentro de la ansiedad característica, ya que el dj se encargó de deleitarnos con joyitas del rock nacional e internacional.

Así fueron pasando las horas, hasta que alrededor de las dos de la mañana, Once Tiros ingresó a escena y no paró de tocar hasta pasadas las tres y media. Era la primera vez que estos jóvenes músicos ofrecían un espectáculo íntimo pero para muchas personas. No estaban haciendo de teloneros ni compartiendo escenario. Estaban solos con su gente, en una interacción brutal, donde banda y público se alentaban recíprocamente, donde no había barreras reales, sino sólo unos metros que los separaban en la ficción.

El toque se bautizó con el mismo tema con que se abre Parvadomus, su primera y más reciente producción discográfica. Aventuras y proezas empezó a sonar con una potencia increíble, y Plaza Mateo, que ya albergaba varias almas jocosas, se vio desbundada de alegría. Como es lo típico en este lugar, se armó un poguito frente al escenario, y la muchachada agitó hasta desarmarse.

El repertorio siguió un buen rato con algunas de las piezas claves de Parvadomus: desde el estribillo pegadizo de Salsatómica, pasando por El monje, y el ritmo llevadero de Pa´ l charco, y cayendo en la honda introducción de Milongón, para estallar con toda la fuerza. El público ya había entrado en calor y le había agarrado bien el gusto a la cosa, así que llegó la hora de compartir algunos temas viejos de la banda, y otros bien nuevitos, que alimentaban el éxtasis de la jauría.

A volar, Volcanes, y El alegre Coronel Bartolito sonaron como quién dice "recién sacaditos del horno", aportando una dosis mayor de calor en el ambiente. Y con la puesta en escena de algunos invitados como Ozzy, de Bufón, en Mal de Karma, y el ex percusionista de Once Tiros en Carlitos, el toque cobró un color diferente, volviéndose todavía más dinámico. Otro de los invitados de la noche fue Martín Maisonnave- "Maiso"- vocalista de Cambiá la Biblia, que acompañó a los chicos en Injusticia divina, punto fuerte de Parvadomus.

Pero en medio de todo aquel ajetreo, la banda supo crear un espacio de mayor contacto con las almas escuchas, calmando la excitación con un set de temitas acústicos. Hoy y Mi país, fueron los protagonistas de la propuesta, que más allá de lograr un clima menos tenso, mantuvieron la energía con la que se venía dando el show. Éste se tornó aún más enfebrecido con la ejecución de Lacanao, Maldición, Lágrima azul, Mamón, y El globo, que esta vez no fue el elegido para cerrar la fiesta.

Después de haber abandonado sus puestos sobre el escenario por primera vez, como no era de extrañar, el público pidió más de lo que venía escuchando. Aunque sabiendo que el toque iba a seguir, porque siempre sigue, no hicieron mucho barullo, y en poco rato los tenían a los pibitos otra vez enchufados a mil por hora. No hubo mejor forma de comprobarlo que escuchando su versión del tema Todos muertos, del primer disco del Peyote. Cada vez que lo tocan el descontrol se apodera de todos los presentes.

Y de a poquito fue llegando el final, aunque bien se pudo haber seguido festejando hasta el amanecer. Lo más valioso fue la sorpresita para agradecer a tantas vidas que rompen mil barreras con tal de alentar, y a tantas bocas que cantan todas las canciones sin importar lo que hay.

Viviana Scirgalea

Comentarios
31/5/2005 | Lia
bueno yo no estuve en ese recital.
pero los vi en mi ciudad(chuy) departamento de rocha .
y estuvo muy d++++
fue en pleno verano en la barra del chuy la verdad q estuvo impresionante
aguante once tiros
carajo!!!!!
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