Roy Berocay, el escritor de literatura infantil más exitoso y premiado del medio local, saca junto a su banda La Conjura, su más reciente producción discográfica: “Lo que hay”. Integrada por Roy Berocay (voz y guitarra), Demián Berocay (primera guitarra), Leonardo Grasseni (batería), Germán Gallero (bajo), Juan Médica (percusión), Javier Giordano (saxo y armónica), y Nicolás Cevallos (teclados), La Conjura da lo que tiene para dar: Lo que hay.
- Sos músico pero también escritor y periodista. A la hora de producir un nuevo disco para la banda, ¿le restás un poco de importancia a las demás actividades tratando de dedicarle el mayor tiempo posible al nuevo proyecto discográfico, o seguís tus actividades con normalidad?
- No, porque para hacer algo bien yo creo que tenés que estar bien enfocado en eso. Entonces me resultaría imposible escribir un libro y grabar un disco al mismo tiempo. Trato de organizarme de tal manera de que una cosa no interfiera con la otra.
- Este es el segundo álbum que sacan al mercado. ¿Salió como una suerte de experimentación sobre determinada base prefijada y estructurada de ideas y expectativas, o fue algo más improvisado que los llevó a sonidos que nunca hubieran imaginado?
- Nosotros después de que salió el primer disco, que salió en el ´99, empezamos a componer y armar temas, y fue un proceso que llevó fácil dos años, dos años y algo; y debemos haber compuesto unos veinticinco temas. Los tocábamos en vivo, probábamos, desechábamos unos... entonces cuando llegó el momento de grabar ya teníamos bien claro y bien definido cuáles eran los once temas que íbamos a grabar y qué íbamos a hacer cada uno dentro de cada tema. No hubo nada de improvisaciones. Todo ya estaba ensayado mil veces, y cambiado y vuelto a cambiar.
- Para algunos la sola idea de componer una canción puede resultar algo imposible. ¿Cómo se manejan ustedes para darle vida a cada uno de los temas, tanto en la melodía como en las líricas?
- Mayoritariamente yo soy el que compone en el grupo, pero de cada cinco temas que presento queda uno. Yo lo que llevo es el esqueleto: los acordes, la melodía y la letra. Después cuando empezamos a ensayar surgen ideas y alguien propone hacerle determinados cambios o agregar esto o sacar lo otro, y ahí se transforma entre todos; hacemos las cosas que nos gustan a todos. Somos siete, y cualquiera de los siete tiene el mismo peso a la hora de decidir. Hay una cosa curiosa: el grupo va a llevar ahora en octubre seis años, y desde esos seis años que estamos nunca se fue nadie, más bien hemos agregado integrantes. Con este nuevo disco se nos sumó el tecladista: Nicolás Cevallos, quien ingresó a la banda como invitado especial y terminó por establecerse como miembro permanente... Y bueno, nunca tenemos problemas, no hay peleas, discusiones, ni cosas así. Cada uno cumple con su rol, y como que nos llevamos muy bien. Es raro ¿viste?
- ¿Se rigen por determinadas pautas a la hora de componer o prefieren que surjan cosas nuevas?
- No, una de las cosas que me gustan más de este grupo es que no tenemos un estilo prefijado. Podemos tocar lo que se nos ocurra, y si escuchás el primer disco vas a encontrar mezclas de candombe y de rock pesado hasta cumbia delirante, y que sé yo. En este disco también: tenemos rock´ n´roll clásico, reggae, temas acústicos, cosas funkies, y de hecho ahora estamos trabajando en otros temas y hay de todo un poco. Y eso es lo que me gusta, porque podemos hacer desde una balada folk hasta un tema de heavy metal. O sea, lo que sale si nos gusta está todo bien, no tenemos problemas. Los once temas del nuevo disco son diferentes, que era una meta que teníamos, la de no aburrir. Que no pase que vos vas escuchando el disco y vas pasando las canciones y no te das cuenta si estás escuchando la primera, la segunda o la última. Que cada tema esté bien definido.
- En lo que refiere al arte de tapa del disco, ¿se encargan ustedes mismos?
- Sí, hasta ahora lo hemos hecho en los dos discos. Todo el mundo ha comentado el arte de este último. Tenemos un muy buen fotógrafo que es Leo Barizzoni, por lo que la tapa del disco quedó realmente buena. Toda la parte del diseño estuvo a cargo de Demián, que ha estudiado dibujo y pintura y está estudiando diseño gráfico, y de Juan, el percusionista, que también estudia ese tipo de cosas. Y Jenni, que fue la que diseñó el primer disco, ahora también participó en el diseño de éste. A nosotros nos gusta ocuparnos de todos los detalles.
- Tu hijo Demián es el guitarrista líder de La Conjura, ¿lo fue desde los comienzos de la banda o decidieron integrarlo con posterioridad?
- Originalmente, cuando decidimos armar el grupo, que yo venía de El Conde, otros dos muchachos venían de La Banda de La luna Azul, y había otro muchacho más; nos faltaba otro guitarrista. Mientras lo conseguíamos fue que yo planteé integrar a Demián para que nos diera una mano mientras tanto. Y bueno, fue evolucionando y evolucionando hasta que se quedó, no por decisión mía sino de todo el grupo, y ahora es la primera guitarra. Él es el encargado de todos los solos, y es como que se ganó el puesto, no es que esté ahí porque sea mi hijo. Él siempre tocó y tiene su propia banda desde los catorce años que se llama La guardia perdida, que mezcla rock, funk y hard-core, y suena muy bien. A esa edad fue que empezó a tocar, a estudiar guitarra y todo lo demás, y siempre le gustó. Se ha ido ganando su propio espacio; no hay favoritismo ni nada por el estilo.
- ¿Cuáles son las ventajas y las desventajas de trabajar con tu hijo en la banda?
- Dificultades ninguna hasta ahora. Siempre nos llevamos muy bien. Y aparte es una cosa que yo siempre digo: hay padres que van de pesca con los hijos o juegan al fútbol con los hijos, y ¿por qué no se puede tocar con los hijos? Ahora, dentro del grupo somos integrantes de una banda, no hay una relación padre e hijo. Cuando estamos ensayando, armando los temas y todo lo demás, la opinión de él es como la mía o como la de cualquier integrante del grupo.
- ¿Hay alguna banda o solista que los inspire o influya en su música?
- Somos siete, y si vos a cada uno le preguntás cuáles son sus influencias te vas a encontrar con que todos te van a decir cosas diferentes. La suma de todo eso es lo que hace que el grupo sea lo que es. Yo puedo tener toda una serie de influencias que van, ponele, desde los Beatles, Led Zeppelin, Hendrix, Dylan, Neil Young, Nirvana, etc, incluso los Red Hot Chili Pepers, por decir algo más reciente; y después tenés por el lado de Demián cosas como Pearl Jam, Silverchair o Korn. El bajista tocaba en una banda de heavy metal y también tocaba jazz, y ahora toca a la vez en Contracultura, haciendo un tipo de rock neo- progresivo. El percusionista estudió en Cuba con Arnicho. El saxofonista estudia jazz; y el tecladista admira a Hugo Fattoruso. Está bueno porque en algunos temas se pueden juntar distintas cosas.
- ¿Hay algo que diferencie a La Conjura de otras bandas de rock uruguayas, dándole lo que podría llamarse “un sello de autenticidad”?
- Yo creo que la apertura mental es una cosa. Creo que otra de las cosas es que nosotros no sonamos como algo en particular. No es que sea una crítica, pero yo creo que hay muchos grupos uruguayos que tienen demasiados parecidos a determinados modelos. A nosotros también nos puede pasar en un tema o dos que la gente diga que se parece a tal cosa o a tal otra, pero no van a encontrar un grupo con el que nos puedan comparar. Creo que eso es lo que me gusta. Pero a la vez, aunque todos los temas sean distintos, hay como una personalidad del grupo que se transmite igual. Un sonido, una cosa.
- ¿El nombre La Conjura encierra de algún modo el espíritu de la banda?
- Sí, porque el nombre salió de un libro que se llama “La Conjura de los necios”, en donde el protagonista cree que la sociedad está confabulada en su contra. A todos nos gustó mucho el libro y por eso le pusimos ese nombre a la banda. Sólo llegamos a tocar una o dos veces con ese nombre, y después lo acortamos. Un poco refleja el espíritu del grupo, de tratar de hacer cosas en un medio social que es difícil, porque Uruguay es difícil para todo, y es como que siempre te estás enfrentando a esa conjura de los necios, de la gente que no entiende, los que tratan de trancar todo. Es un poco eso.
- ¿Sos de los que creen que no es posible vivir de la música en nuestro país?
- No es imposible, es decir, desde el momento en que hay gente que lo puede hacer eso quiere decir que es posible. No quiere decir que sea fácil, y además depende de algunas cosas, porque la gente que puede vivir de eso, te pongo el caso de Rada o Jaime Roos, está más volcada a lo que podríamos llamar la música popular, que abarca un público mucho más amplio que lo que es específicamente rock, y eso le da más posibilidades.
- Si tuvieran que elegir entre cambiar el rumbo que sigue la banda llevándola por un lado más pop, más comercial, o dejar de tocar, ¿cómo reaccionarías?
- Esa situación no se va a dar, pero yo creo que así como hacer música en Uruguay tiene la contra de que tenés que dedicarte a otra cosa para poder vivir, eso te permite hacer la música que se te ocurra: hacer lo que tengas ganas de hacer sin tener que preocuparte por el costado comercial de la cosa. Eso te da mucha libertad. Nunca se va a dar la situación de que alguien nos diga, por ejemplo, que tenemos que hacer cumbia para vender; entonces no me preocupa, podemos hacer lo que queremos. Digo, con un revolver en el pecho, entre dejar totalmente de hacer música o hacer otro tipo de música, siempre voy a elegir hacer música como sea, porque es lo que me gusta.
Viviana Scirgalea