- Hablabas hoy de un disco más corto, sin una línea argumental como tenían los otros discos de ustedes. ¿A qué se debe?
- Sí, desde el disco dos al cinco, de Rocanrol del Arrabal hasta Yonagarquía fueron discos un poco complicados, un poco intelectuales quizá, entre comillas intelectuales pero bueno, con una grandilocuencia en cuanto a textos y temas entrelazados entre sí. Y se debe a que el tiempo va muy rápido, las cosas cambian muy rápidamente y si bien uno mantiene la esencia de lo que es el rocanrol y de lo que es la ideología sobre todo, lo trasmitimos de otra manera. En vez de pretender de que el público se siente durante una hora a escuchar un disco sin ningún estribillo, un disco difícil, bueno, somos conscientes de que nos estamos dirigiendo a un público muy variado. No solamente al público intelectual, de teatro, que nos acompañaba en alguna época, si no también a un grupo de jóvenes que tienen ganas de escuchar una movida rocanrolera que es lo que nosotros podemos darle, con una poesía importante que también podemos darle pero no con tanta ínfula de grandilocuencia.
- Pero...¿qué es lo que cambia?, ¿cambia el rock o el público de rock?
- El público de rock cambia por sí sólo ¿no?, y cambian los gustos. Yo con cuarenta y dos años de vida vengo viendo como el rock va para un lado y para otro, muchas veces es manoseado, muchas veces es ideologizado. Y bueno, uno tiene la idea de mantenerlo ahí, de mantenerlo con el valor que el rock de por sí debe tener, con el lado contestatario natural pero por otro lado hacerlo accesible, y de eso se trata, de simplificar pero a su vez por muy simples que hagamos las cosas, probablemente sea mucho más elaborado que el noventa por ciento de la música que se escucha por ahí.
- Vos hablabas hoy de La Tabaré como una banda tal vez pionera en cuanto a mezclar el rock con estilos musicales más "nuestros", si se puede decir así. Después de tantos años, ¿cómo seguís viendo eso?
- Lo único que veo es decir "ah, tenía razón". Cuando lo hacía en el año ´89, y mezclaba eso y la gente me decía "te estás equivocando, esto no se puede mezclar", yo decía "no, no, hay que mezclar". Primero que nada tengo una cosa muy clara: soy uruguayo. Y más claro: soy montevideano. Y eso es lo que aparece en las letras de las canciones y en la música ¿no?. Pero también como soy montevideano escucho desde un malambo, un tango y también escucho un reggae, un rocanrol, una murga, un candombe y escucho a Piazzola y escucho música de Africa. Y en mis raíces tengo un uruguayo, un italiano, un portugués, un gallego, que sé yo... tengo de todo. Y todo eso aparece. No puedo quedarme con la música sólo de Ramones o sólo con el folklore campero. Vivo en Montevideo y Montevideo es una conjunción de todo y de nada al mismo tiempo ¿no?.
- ¿Cómo ves Montevideo?
- Lo veo gris pero despuntando colores, hay como una tristeza natural, nosotros somos tipos tristes y somos tipos analíticos. Mi generación además, es crítica y analítica. Y no me parece mal.
- Sigue siendo una ciudad donde vale la pena vivir...
- Lo descubrí tarde yo eso, sí, lamentablemente toda mi juventud me la perdí en la dictadura ¿no?, y recién cuando pude viajar y darme cuenta que hay otras ciudades con gran renombre que son una gran basura, un gran stress , la gente muere loca, paranoica. Bueno acá, es más o menos lo mismo pero con... todavía hay un poquito de solidaridad acá ¿no?, y yo apunto a que haya más todavía.
Juan Castel