PROHIBIDO RESPIRAR

La voz de Rossana Taddei cortó el aire de la Sala Zitarrosa el viernes 24 de noviembre. Desde “Yo ya lo sé, las cosas han cambiado tanto” (“Saliendo al sol” del disco que lleva el mismo nombre) hasta “¡Para que mi estrella puedas algún día redondear!” (“Parece una estrella”, del mismo disco), no se escuchó ningún sonido que no naciera en el escenario.

Y no es para menos: dieciséis años desde su debut como música en la grabación con el grupo Camarón Bombay; el disco Taddei – Maslíah del cual interpretó “Fuiste un bien” y “Bellos tatuajes”; la musicalización de varias obras de teatro, entre ellas “Siglo de Versos” con Alejandro Camino y Marcelino Doufo, de la cual interpretó “Tu luz violeta”, que está incluida en su disco Alas de Mariposa, disco que grabó con Popo Romano y Nicolás Mora entre otros. No es para menos, Rossana se ganó el silencio.

En esta ocasión presentó su espectáculo audiovisual “Tocando el Agua”, que incluye una pantalla en la cual se proyectan distintas imágenes que complementan el estado de ánimo generado por la canción. Emotivo fue el tema “Tu luz violeta” (“¿Dónde quedó tu luz violeta cuando se vino el fin?”): Rossana sola con su guitarra sobre el escenario, con su voz tan penetrante, una luminosidad azul muy tenue… y de fondo la lluvia, explotando la tristeza de la canción, dejando al público al borde de las lágrimas.

En temas como éste, o “Desde lejos” (musicalización de un poema de Delmira Agustini) los instrumentos se limitaban a un sonido de fondo mientras la voz sobresalía, dando la impresión de que cantaba a capela. Sin embargo, el espectáculo les deja a los instrumentistas el espacio que merecen: las guitarras se destacaron con solos bluseros de la mano de Eduardo Mauris, como en el tema “Todo tiempo pasado fue mejor”; tangueros con Nicolás Mora en “Nostalgia”. Hasta se incluye una composición del trío Nicolás Mora, Gustavo Etchenique en batería y Andrés Ibarburu en violoncello. El primer cierre estuvo a cargo de una versión de un tema de Paulo Comte, en el cual se hacían espacios para que cada uno de los músicos se luciera mientras ella se acercaba a ellos meneando sus caderas.

Para satisfacer a su público, la solista podría sólo pararse sobre el escenario y cantar, Rossana no se queda ahí, busca algo más. Todos los elementos del espectáculo crean un ambiente intimista: las proyecciones de fondo, las flores de papel volando sobre el escenario, las luces... Pero sobretodo, ella, sus sonrisas sinceras, su alegría auténtica. Durante toda la velada contó anécdotas, historias de sus canciones, intercambió comentarios con Nicolás, introdujo sus canciones: “Vamos a estrenar un tema que todavía no tiene nombre…”; cuando argumentó su gusto por Delmira Agustini y no supo cómo cerrarlo apuntó: “ahora me divagué…”; para presentar “Mariposa Negra” de Alfredo Zitarrosa: “otra versión dentro de lo que son autores que admiro”; también hicieron “Final” de Eduardo Darnauchans. ¡Aplaudía a los músicos mientras nosotros la aplaudíamos a ella! ¡Entre canción y canción cantó soprano de una manera increíble y lo minimizó con un “Esto no importa, ¿ta?”! ¡Cómo para no ganarse el cariño de todos nosotros!

Lástima que este fue el cierre de las presentaciones de “Tocando el Agua”, que recorrieron Florida, Maldonado, San José y Montevideo. Para principios del año venidero, prometió el disco del cual tocaron el tema que le da nombre, justamente, “Tocando el agua” y la “que todavía no tiene nombre, capaz que le ponemos ‘La cosa más rica’”. No quedará más que esperarlo para escuchar de nuevo su deliciosa voz.

Prohibido respirar, Rossana está cantando.

Andrea Martínez