SieteNotas

Rossana Taddei, con los ojos apretados

30/6/2003

Rossana Taddei ve el amor en todas sus formas. Porque cree que el verbo amar es el más bello y le va la vida en ello, porque quiere con alevosía, porque prefiere el abismo a más de lo mismo, porque sólo pide dos o tres segundos de ternura y porque elige las alas en vez de las balas. Rossana sigue apostando al amor aunque hoy parezca no estar de moda.

Luego de una ausencia obligada por los escenarios montevideanos, la cantante uruguaya radicada por estos días en lo que ella llama su segundo hogar, allá en Suiza; se anima a charlar con nosotros (a la distancia y vía e-mail) acerca de su vida, su familia, sus pasiones y su próxima presentación en Montevideo el jueves 10 y el sábado 12 de julio en el Espacio G.

A la distancia ¿cómo nos vemos los uruguayos?, ¿cómo nos ven allá?

En Suiza, Uruguay no existe. A veces me preguntan si es Paraguay o Uruguay, si está en Argentina o si es Punta del Este... ¡Me da mucha bronca!

Cuando caminás por las calles de ese "tu barrio" actual ¿qué cosas te llaman la atención?, ¿al ver a tu alrededor qué cosas lo acercan o alejan de éste Montevideo?

Mi barrio actual es mi barrio de la infancia, vivo a pocas cuadras de la casa a donde crecí... Estoy pasando todos los días por mis calles y reuniéndome con mis sentimientos más profundos, esos inocentes: el primer amor, la primer travesura, la escuela, el olor de las flores de este lugar que es un paraíso para los ojos. Así que nada me acerca a Montevideo desde éste lugar, sino que me acerca a mi fibra y vuelve a unirse un círculo que había abierto. Esto no quiere decir que ahora, estando aquí, no se haya abierto mi otro círculo... que espero se una al llegar a Montevideo.

¿Qué cosas extrañás? Si extrañás alguna...

Extraño a mis padres y a mis amigos del corazón. "Mi" árbol de cedrón, "mi" perra: Neva, la feria de Tristán Narvaja, el almacén de Héctor, los panchos de La Pasiva, la rambla. Extraño la forma de relacionamiento que tenemos en Uruguay: la espontaneidad, el afecto que se respira allá.

Hagamos un pequeño ejercicio a la distancia. A ver, cerrá los ojos por un instante... poné a Rossana frente al espejo y contanos cómo la ves, ¿quién es Rossana?

Soy una mujer que quiere crecer, que busca reconocer el fondo de cada cosa. Estoy en un permanente viaje de observación... perdida en el mundo de lo sensible, de la emoción. Soy muy introspectiva, silenciosa y bulliciosa a la vez. Soy un pez que va y otro que viene nadando en el agua más superficial de golpe... y más profunda, al momento siguiente. Puedo estar aquí y me ves, pero no estoy en realidad, porque me fui a navegar al fondo del océano. Tengo que crear... si me quedo quieta ya sea con mi cuerpo o mi mente, por un tiempo demasiado largo (que puede ser un instante o un año) me vuelvo opaca. No puedo dejar de escribir, cantar, componer o hacer collages. Soy movimiento. Fui hasta ahora todo lo que te dije y desde ahora en adelante todo lo contrario y viceversa.

Dónde nace tu pasión por la música o más bien por el arte en general, porque me da la impresión de que sos de esas personas a las que les gusta buscar, experimentar, extraer de cada arte lo mejor que pueda dar...

Nace de lo que cada ser lleva en su interior y es el amor... El amor que puede tomar diversas formas. Una de las formas que toma mi amor es arte. Una canción, una poesía, un cuento, una imagen. Piscis quiere sintetizar la idea del sentimiento, la vibración que provoca una emoción y la transforma en esas manifestaciones para que sean compartidas por los que vibran de igual manera.

Y los primeros pasos en esto de la música fueron por culpa de...

Mirá mi padre es artista plástico y a mi madre le gusta la música: canta como una diosa, pero nunca quiso dedicarse a esto profesionalmente. Fue mi primo José Luis Taddei el que nos hizo dar los primeros pasos en la música, junto a mi gran amigo Stefano Marsiglia.

¿Recordás cuándo fue la primera vez que subiste a un escenario?

Sí, la primera vez fue aquí en Suiza en el Palazzo dei Congressi. Recuerdo que cantamos para cuatrocientas personas, fue divino... No estaba nerviosa, siempre fui una inconsciente.

Y con Claudio ¿te acordás cuándo tocaron juntos por primera vez?

Fue en ese espectáculo que te mencionaba. Yo tocaba el bombo legüero y me acuerdo que me quedaba grande y yo quedaba escondida tras él. Yo tenía dos trenzas y un poncho, Claudio también llevaba puesto un poncho. El de él era azul y el mío rojo. Cantamos como dos locos. Afinábamos perfecto, pero teníamos la tendencia a usar un desnivel demasiado alto... Claudio tocaba la guitarra y los dos cantábamos con los ojos apretados para podernos meter más en la canción... (consejo de mi padre).

Ahora que hablamos de Claudio, no puedo dejar de preguntarte ¿cómo se encuentra?, ¿cómo lo ves vos que lo tenés ahí, muy cerca?

Lo veo con mucha fe, con ganas de pasar a otra etapa de la vida, con ganas de que todo lo que ha pasado pase a ser solamente anecdótico. Lo veo con ganas de cantar, de sentirse bien, de olvidarse. Lo veo como un ser de mucha luz, de una gran e increíble fuerza, un ser que siempre va a dar una sonrisa, un gesto de amor o una broma, aunque no se sienta por momentos del todo bien... A Claudio lo veo con un corazón inmenso.

¿Cómo crees que afectó al ambiente cultural musical uruguayo la obligada ausencia de Claudio?

Por todos los e-mails que llegan, sé que ha afectado muchísimo.

¿Crees que la solidaridad sigue siendo uno de los valores más fuertes entre los uruguayos?

Sin ninguna duda.

¿Cuánto ha influido Claudio en tu trabajo y cuánto de tu trabajo está en el de él?

Claudio estuvo siempre conmigo en la música, siento un gran apoyo y me gusta saber cuando hago una canción, si a él le parece linda, porque tengo mucha confianza en su criterio, en su sensibilidad y en su concepto estético. Los dos fuimos aprendiendo el uno del otro y a la vez complementándonos. Estamos siempre creciendo y en la búsqueda de otros músicos con quienes siento haber crecido mucho también.

Cambiemos de tema y volvamos a vos, ¿dónde te hubiera gustado nacer?

En el agua.

¿Cuál es tu tesoro más querido?

La vida.

¿Qué virtud valorás más en una persona: la inteligencia, la belleza o la bondad?

Me gustan las tres. Me encanta la bondad, pero la bondad tiene que estar acompañada de algo más, porque si es bueno pero tonto... o bueno pero demasiado serio... o bueno pero haragán... ¿Si fuera inteligente, pero avivado, o inteligente pero engreído? En fin...

Y si te pido que nos regales dos minutos de la mejor canción, ¿cuál sería?

"Biromes y servilletas" de Leo [Maslíah].

Si mirás hacia atrás, digamos 10 años atrás ¿cómo ves tu música a lo largo de ese tiempo?, ¿qué valoración hacés de tus discos?

Lo veo como un proceso, así como la vida... Vamos creciendo, vamos cambiando, aprendiendo, amando y ese amor se vuelve más maduro y en su proceso hay avances, retrocesos... movimientos... Mis discos van a la par de mi proceso de crecimiento, lo cual no implica que sea siempre ascendente. Durante el camino van sucediendo cosas y la música sucede con ellas.

"Alas de Mariposa" es un disco ¿cómo? o sea si tuvieras que decir "este disco es diferente porque..." ¿qué dirías? Porque en él te separás del blues, porque te animás a experimentar con la rumba, las baladas y rock and roll, porque aunque tu voz vaya más por el lado de las cuerdas de nylon, de la percusión y no tanto sobre las distorsiones, igual te jugás y entonces el disco termina en una gran mezcla de lo electrónico y lo acústico. Yo me atrevería a decir que encontraste "el equilibrio" que, si bien no es perfecto, está cerca.

Mirá creo que lo único que puede existir como perfecto es dios. Como mujer humana, lo que te puedo decir es que "Alas de mariposa", es lo que es, en el momento que fue grabado, fue lo que fue. Para cada persona que lo escuche será seguramente una cosa distinta de lo que fue para mí. Grabar es precioso, pero lo más lindo sería escuchar la canción desde el lugar del que la compone, en el mismo lugar que está naciendo... Eso no queda jamás en un disco porque cada vez que se interpreta una canción, se guarda el sentimiento de la primera vez, pero la canción toma otras emociones según lo que me esté sucediendo.

¿Cuál es tu mariposa? O mejor aún ¿para qué quiere alas tu mariposa, hacia dónde quiere ir, o a dónde le gustaría llegar, si es que llegar es lo que importa o simplemente se necesita volar?

Ya contestaste la pregunta: volar... moverme... bailar con el viento, ir hacia allá y volver o continuar. Posarme, descansar, despegar otra vez. La mariposa vuela solo cuando hizo un largo proceso de mutaciones. Es frágil, colorida, no pretende llegar más allá de donde se sienta segura y a gusto... no es muy pretenciosa, solo deja ver su color danzando. El que la descubre, la apreciará. El que está distraído, no.

¿Qué cosas sentís que necesitás decir o que decís en tus canciones?

En mis canciones digo lo que me está pasando o lo que pasa, o lo que le pasa a otros que me tocan el corazón.

¿Qué cosa tuviste que dejar de hacer, para ser lo que sos hoy?

Nada. Estoy aquí siendo lo que me toca ser, sin darme cuenta. En realidad nunca tuve que elegir una cosa u otra. Siempre supe que quería cantar y mover mi cuerpo, las dos cosas las hice... Me encanta leer, escribir y hacer collages. Me encanta tejer, limpiar y cocinar. Me encanta caminar por estas montañas, ir al lago. Me encanta despertarme y saber que hay un día más. Le doy gracias a dios todas las mañanas por todo lo bueno y lo malo que tenga que suceder.

Sos de esas personas (o mejor dicho) me parece que sos de esas personas que utilizan el cuerpo como ejercicio de seducción en el escenario. Es una forma de acercarte con tu público, la otra es tu particular voz. ¿Sos conciente de ese plus que le imprimís al espectáculo y por eso lo potenciás, o es algo que te sale naturalmente sin pensarlo?

Mi cuerpo, mi alma, mi corazón todo está allí cuando canto. No puedo separar todo en el momento de la escena estoy entregada. Puedo separar las partes del todo cuando ensayo técnica vocal, cuando practico con la guitarra o cuando me muevo en un taller de bioenergética con la Negra Villalba; pero cuando estoy en la escena todo se da como se tiene que dar, sin pensar, solo sintiendo.

Cuando te parás en el escenario y cantás y ves al público ¿dónde están tu cuerpo y tu mente, dónde viajan?

Mi mente no está salvo durante los primeros compases... Me encuentro siempre en lugares distintos porque el público presente tendrá su que ver en éste viaje, pero estoy en lugares de armonías. Estoy muy feliz, siento lo que va sucediendo en las palabras.

Y con los músicos que te acompañan: Popo Romano, Nicolás Mora, Darío Reinosa ¿cuál es la relación que mantenés?, porque tu perfil se ajusta más al de solista, pero ¿cómo se hace para trabajar en el conjunto?

Trabajamos con mucha armonía. Son músicos de primer nivel y todos con una sensibilidad y espiritualidad muy elevada. Esto hace que funcionemos todos desde el mismo lugar, comprendiendo sin hablar lo que ya se comprende. Compartiendo la música: en el momento en el en que nos reunimos la música es la reina, nadie más.

A ver... volvamos a imaginar: es jueves 10 o sábado 12 de julio (vos elegís), estás en el Espacio G y faltan pocos segundos para empezar el show. Subís al escenario, levantás la vista y ¿qué ves o qué te gustaría ver del otro lado?

Me gustaría ver a la gente que quiere escuchar con el corazón abierto. Me gustaría ver a las personas que sé que quedaron con ganas de estar cerca alguna vez y no estuvieron y, a las que siempre estuvieron... otra vez allí.

Me contaron que ya estás preparando tu nuevo material y por lo que oí estas en la etapa de pre-producción. Adelantanos algo de ese material ¿cuál es el desafío para este nuevo CD?

No es un desafío. Es un disco. Una forma de imprimir lo que estoy cantando ahora. Canciones que hablan de lo que estoy viendo, viviendo, sintiendo ahora y aquí. Canciones simples, palabras claras, de sonido cálido... Madera y máquina.

¿Qué pasa con Rossana fuera del país?, en Suiza por ejemplo...

Anda encontrando nuevos caminos. En agosto tengo un par de actuaciones en el teatro Sunil. Me acaban de proponer un proyecto muy lindo del cual todavía no quisiera hablar.

Para finalizar van las del estribo: ¿que nunca le falte qué a Rossana?

El amor para poder hacer todo lo demás... especialmente crear.

¿Cuál es la pregunta que nunca te hicieron? Ojo que no tenés que responderla...

¿Por qué tenés la boca tan grande?

Leticia Fraga 

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Alejandro Ferradás, 24/1/2003
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