INFORME PUBLICADO EN:
*Semanario "La Juventud" el 22 de diciembre de 1985 en Montevideo.
Entrevista radial.
El periodista interroga a la cantante Mercedes Sosa.
Le pregunta si conoce algo acerca del Canto Popular Uruguayo.
La cantante responde negativamente, ante lo cual el periodista pasa a darle una explicación suscinta, concreta de "lo que es el Canto Popular Uruguayo".
Le explica que, primero están "los grandes"(a los que supuestamente la Sra Sosa sí conoce) y el Canto Popular vendría a ser algo así como "el malón de cantores que viene detrás".
Interesantísimo seria saber qué quiere decir ese detrás.
¿Detrás en calidad? ¿Detrás en cantidad? ¿Detrás en éxito? ¿Detrás en utilidad? ¿Detrás en importancia histórica? ¿Detrás en propuesta estética? ¿Detrás en nivel artístico? ¿Detrás en creatividad? ¿Detrás en el tiempo? ¿Detrás en el ranking?
Pero ¿ qué querrá decir ese detrás? ¿Estaremos en un hipódromo compitiendo para ganar quién sabe qué carrera?
Si hay un detrás también debe haber un delante, digo yo.
De modo que los músicos que permanecieron en el Uruguay trabajando durante la dictadura, haciendo la resistencia cultural en cada barrio, ciudad o población, en las condiciones más duras - y cuando digo duras estoy diciendo represión y subdesarrollo tecnológico - que conoció artista alguno en este país; llevando la nota esperanzadora en tiempos de desespero; juntando a los vecinos en tiempos de no reunión y violín en bolsa; manteniendo generosamente vivo el recuerdo de los cantores exiliados mientras éstos capitalizaban el prestigio de su condición de represaliados, son ahora "el malón que viene detrás".
Y ¿quién estuvo delante en todos esos temas? ¿Mercedes Sosa, Los Olimareños, Pablo Milanés?
No señor.
Fueron "Los del Canto Popular".
Aquellos a los que este pueblo cuidadosamente entrenado para la veneración formal de monumentos, tan esmeradamente instruído por Montecarlo Tevé Canal 4 y Teledoce Televisora Color, tal vez nunca otorgará el espaldarazo de la inmortalidad.
Y lo más importante. Algunos de los exponentes de la generación de "Canto Popular" abordaron con éxito inéditas propuestas en el plano artístico, rompiendo con la simple recreación nostalgiosa de moldes, avanzando mínimamente, pero avanzando en tiempos de absoluto estancamiento.
Demostrando que el pensamiento se seguía desarrollando igual, pese al fomento de la estupidez y pese a todos los pesares.
Entonces, ¿cuál es el delante y cual es el detrás?
Durante siete años el Canto Popular obró efectivamente como muro de contención frente a la imposición trasnacional de música anglo-norteamericana. Me pregunto en cuántos países bajo regímenes dictatoriales ocurrió lo que ocurrió en el Uruguay con el Canto Popular. ¿En Paraguay? ¿En Chile? ¿En Bolivia? ¿En la Argentina de Charly García sentándose a discutir con Jorge Rafael Videla el enfoque del trabajo cultural dirigido a la juventud ? (y recalco lo de sentarse).
Muchas prisitas hay en echar tierra sobre lo poco que hubo de nuevo en una década. Muchas prisitas hay en olvidar indiscriminadamente. Muchas prisitas hay en cobijarse a la sombra del pasado.
En los Estado Unidos el revival se hizo con automóviles de la década del ¨50.
Aquí las empresas discográficas lo están haciendo con cantores de protesta. Un toque de varita mágica y ¡zas!
todos otra vez viviendo en 1973. Y aquí no ha pasado nada. Fenómeno.
Si es importante recuperar lo perdido, convendremos en que las regresiones son nefastas en tanto ellas socorren permanentemente al capitalismo en su política de frenar el avance mental de los pueblos.
A este paso, pronto nos reecontraremos con Mario Clavell, Humphrey Bogart, Marilyn Monroe y hasta el mismísimo Matusalén.
Dentro de un tiempo tal vez ni siquiera se diga que el Canto Popular es el malón que viene detrás.
Se dirá lisa y llanamente que detrás de Gardel....nada.
Y que la dictadura fue en realidad una dictablanda.
Los desaparecidos pueden quedarse tranquilos. Pronto los catalogarán como malón imaginario.
Recuerdo vivamente a don Julio María Sanguinetti: "...la Historia es para los historiadores..."
Bueno. Con historiadores así estamos arreglados.
En el Uruguay existen muchos "periodistas" que además de no poseer la más mínima calificación para desarrollar los temas abordados, influyen sobre la opinión pública desde importantes medios de difusión. Esto ocurre, por ejemplo, con enorme frecuencia en el rubro de la música popular.
Montevideo, dic.1985
www.uruguaymusica.com
Jorge Bonaldi