SieteNotas

Jorge Bonaldi, Capítulo V - Una especie de balance final

16/6/2000

INFORME PUBLICADO EN
* Revista "La del Taller" Nº 5/6 Montevideo, mayo de l986.

Llamamos Canto Popular a todo lo que fue canción de resistencia durante la época de la dictadura (1973-1984). No debe confundirse con la canción que trabajó en el exilio, integrada por la generación de la "Canción Protesta" (1) (Viglietti, Zitarrosa, Los Olimareños, el Sabalero, Héctor Numa Moraes, Aníbal Sampayo, etc.).

Además de las diferencias propiamente generacionales, el Canto popular presenta sensibles diferencias de lenguaje respecto de la Canción Protesta. No olvidar que el Canto Popular estuvo, desde el momento de su gestación, sujeto criterios de autocensura, trocados luego por los de la censura oficial. En cambio la Canción Protesta mantiene inmutable su lenguaje poético, por no sufrir ninguna de esas dos situaciones.

Esta precisión me parece necesaria para evitar confusiones en torno a los conceptos que siguen.

Por mucho tiempo, el Canto Popular tuvo una incidencia fundamentalmente anímica en sectores progresistas de la población. Fue un destacado elemento dentro de la resistencia visible y persiguió de una manera quizá intuitiva pero honesta la defensa de las señas de identidad que marcaron a la izquierda uruguaya en los años anteriores a 1973. En determinado momento logró incluso competir con éxito frente a la invasión de música extranjera, lo cual -a mi juicio- constituye un mérito a nivel continental.

Tuvo su auge en el período 1977-81, que además fue el más imaginativo (2), a partir de lo cual empieza su fase de declinación. Por entonces el Canto Popular empezaba a sentir los efectos de la acción del sistema. Su asimilación a la rutina, la consiguiente pérdida de su condición subversiva, el abuso de los ocasionales empresarios, los intereses creados de la industria discográfica...

Fue bueno cuando constituyó un auténtico desafío al régimen. Dejó de servir cuando se transformó en catarsis, en consumo cotidiano y en negocio de oportunistas que nada tienen que ver con interés cultural alguno. La apertura política de principios de l984 hizo bajar abruptamente la demanda de Canto Popular, en la medida que la población iba logrando reabrir otros canales de expresión (recomposición gremial, reuniones sindicales, actos políticos, etc.) .

No obstante la apabullante cantidad de cantores y discos de Canto Popular aparecidos en los últimos cinco años de dictadura, aquél apenas si logró trascender fronteras (3). En el mundo, la canción popular uruguaya es conocida sólo a través de la generación "protesta", con Viglietti a la cabeza y Zitarrosa y Los Olimareños, aunque estos últimos, con incidencia fundamentalmente en las poblaciones hispanoparlantes.

En lo interno, su clara manifestación de izquierda, hizo que el Canto popular fuera quedando, luego de la dictadura, cada vez más restringido a la órbita sindical y partidaria, con un público crecientemente desmotivado por las razones que expongo más arriba. Su último destello importante fue el acoplamiento a la campaña electoral del Frente Amplio, donde quedó clarísimo que los partidos tradicionales no tienen el apoyo de los artistas que resistieron a la dictadura, salvo en los casos de los Sres. Santiago Chalar (Partido Colorado) y Carlos Mª Fossatti (Partido Blanco).

En lo estrictamente referido al rigor artístico-evolutivo (4), se trató de una manifestación mayoritariamente mediocre, salvo por la labor de unos pocos que se arriesgaron a trabajar sobre la base de resultados no conocidos de antemano, procurando nueva soluciones expresivas a menudo emanadas de la realidad tecnológica circundante, exhibiendo intencionalidad revolucionaria y ética en la creación, resultando, por lo mismo, finalmente marginados -¿traicionados?- por una difusión cada vez más cómplice de un sistema de consumo que choca frontalmente contra cualquier cuestionamiento de lo establecido y que ha explotado con habilidad dos sentimientos habituales en la pequeña burguesía (5): nostalgia y frustración.

Nostalgia, en este caso, por aprehender y reestrenar un pasado " de banderas al viento". Frustración por no poder alcanzar un horizonte más justiciero y cercano a la utopía.

A la nostalgia contribuyeron de manera decisiva - e involuntaria, supongo - los cantores que retornaban del exilio, haciendo práticamente lo mismo que doce años atrás. No obstante su tremendo peso, sólo ayudaron al clima general de regresión, tan cara a un régimen que buscó por todos los medios frenar el avance del pueblo en cualquier aspecto. Por su parte, las frustraciones colectivas, canalizadas a través del carácter crecientemente catártico de los recitales gigantes, verdaderas válvulas de escape, supusieron el gran mazazo al trabajo de sedimentación sensible, paciente y dificultosamente hecho en un principio.

Ambos factores fueron inteligentemente estimulados y capitalizados por la gran industria discográfica que hizo su agosto en el momento de mayor ebullición. Hoy se retira del negocio, a ojos vista. Ahora que, muerto el perro, se acabó la rabia.

Sin duda, una buena lección del poder del sistema y de su capacidad para revertirlo todo a su favor. Obviamente, la música popular y la canción, siguen y seguirán existiendo. Y tienen, como siempre dos caminos: luchar contra la estupidez, la frivolidad y la regresión propias del sistema capitalista y clases dominantes, o ser sus cómplices.
Buenos días, gracias.

(1) El término "Canción Protesta" es anotado aquí sólo a los efectos de una identificación rápida de una generación de cantautores. Daniel Viglietti informa que los propios involucrados, antes de la dictadura cambiaron este término, dándose a sí mismos el nombre de "Canción Popular", aunque no fue ése el apelativo que más trascendiera. Además, hoy, ese término parecería más apropiado para englobar a la totalidad de la canción uruguaya generada entre 1960 y 2000.

(2) En mi concepto, la etapa transcurrida entre 1977 y 1981 fue probablemente la más creativa de toda la historia de la canción popular uruguaya por el desarrollo alcanzado en el planteo de los espectáculos en las salas teatrales y por las nuevas propuestas estéticas que generaron algunos de sus artistas. Nada de esto pudo ser superado hasta hoy (2000) sino tal vez por los propios protagonistas, de manera aislada, en los años posteriores a la dictadura.

(3) Desde 1980 , con las primeras apariciones de "Los que Iban cantando" en Buenos Aires se inauguró lo que sería el flujo más significativo de distintos cantautores uruguayos hacia la Argentina, constituyendo ésa , la más seria incursión del "Canto Popular " fuera de fronteras, durante la dictadura.

(4) No se evalúan aquí los niveles de profesionalismo o de efectividad, sino la experimentación y el desarrollo de nuevas ideas.

(5) Gran consumidor del fenómeno.

www.uruguaymusica.com

Jorge Bonaldi

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