Siempre embarcado y aprendiendo de diferentes propuestas, presenta Somos Libres, un nuevo disco de “raíz”, con canciones grabadas “en una noche de relax, sin nadie tener conciencia de que eso iba a quedar registrado en un disco”. Va.
En una entrevista del año 2000, a propósito de la edición del disco Plácido Domingo, decías: “Cuando era chico estaba más expandido, ahora también lo hago para muchos lados; o sea, hacía temas, escribía, tenía una murga en el barrio, tenía un diario en la escuela… un diario surrealista de humor onda dada”. Da la sensación de que seguís en mil cosas. ¿Es así?
Menos de las que quisiera.
La mayor satisfacción es la de culminar algo, no la de empezarlo. Aunque también.
¿En algún momento del día dejás de pensar en música?
Pensar no es la palabra.
Has tocado en teatros, en la calle, en cruceros, con artistas a los que admirás y en casi todos los formatos; sin embargo, en este disco hacés algo diferente. ¿La verdad en la música se da en ese cara a cara con el público, a solas con el instrumento, y en la capacidad de uno mismo para improvisar y dejarse llevar?
Todas las opciones son válidas y pedagógicas. En cada canción, disco o concierto aprendés. Pero la raíz es la raíz, máxime en tiempos de tanto maquillaje. Justo salió casi al mismo tiempo el disco nuevo de Neil Young, el que grabó en una cabina de vinilos cochambrosa. Sintonía.
Es de los discos que más me enseñó en la vida. Comparte un factor fundamental con SOMOS LIBRES: el haber sido grabados en una noche de relax, sin nadie tener conciencia de que eso iba a quedar registrado en un disco. Y, junto a otro pequeño puñado de obras, funciona como una contraseña. Es como con Hugo Fattoruso: difícil que me interese artísticamente alguien a quien no le guste su obra.
Hay que aprender constantemente.
Somos libres, ¿es un recordatorio?
Sos libre de interpretarlo como quieras.
No. Es importante entablar una relación profunda con tu instrumento, pero venimos de mundos distintos. Esa conciencia de la relación con el instrumento es algo que he hablado mucho con amigos músicos, es una fuente de aprendizaje constante, aplicable luego a todos los órdenes.
Hay canciones de mis diversos discos, alguna canción nueva, canciones antiguas intervenidas y versiones de artistas que admiro y que justo esa noche me dieron ganas de interpretar: Mandrake Wolf, Jonathan Richman, por ejemplo.
Me considero todo y nada. Podría hacer mucho mejor todos los ítems que enumerás. Es un camino sin final, la música es mucho más grande que cualquier individuo. Soy su súbdito.
¿Te sorprende haber conectado musicalmente con tanta gente de distintos países o esa foto directamente no la sacás?
Me emociona mucho, es de lo más hermoso que te puede suceder como artista.
+ Suena El Sol
Carlos Bassi