SieteNotas

Jorge Drexler en El Plaza

21/4/2007

El uruguayo internacional

Un elegante Jorge Drexler de vaquero color jean, remera negra y saco gris de vestir que nunca se quitó, quiso que lo primero que sintiera su público fuera su música. Se escucharon los primeros acordes de su guitarra electroacústica y un suave: “Gira el haz de luz para que se vea desde alta mar”, “Doce segundos de oscuridad”, el primer tema del disco homónimo, comenzó acompañado de un bien logrado efecto visual: un foco de luz simulaba el movimiento de un faro, haciendo referencia al de Cabo Polonio, lugar en el que fue inspirado el tema y al cual se refiere. Las luces se encendieron segundos después y permitieron ver el gran despliegue instrumental sobre el escenario poblado por los músicos: batería, contrabajo, guitarra eléctrica, violín y un equipo para realizar interferencias digitales, desbordaban el escenario del Cine Teatro Plaza.

La excusa para la cita en el Plaza el pasado 21 de abril era la presentación oficial del último disco del cantante uruguayo radicado en España: Doce segundos de oscuridad, que fue lanzado hacen más de seis meses. Presentación que también lo llevó por toda España y Estados Unidos, y que sigue en distintos destinos de América Latina. En un principio el espectáculo se iba a llevar a cabo en el Teatro de Verano, pero la productora, Majareta Producciones, decidió diez días antes trasladarlo al Cine Teatro Plaza, alegando lo imprevisible del tiempo en general y, en particular, de las lluvias.

La decisión resultó acertada, ya que el día del encuentro llovía copiosamente, el propio Drexler decía sobre el escenario: “Un gusto estar en casa, gracias por venir, ¡qué suerte estar bajo techo!”. Pero la visibilidad del Plaza no es la misma que la del Teatro de Verano, lo que despertó quejas de parte del público, que en uno de los clásicos cortes que realiza el cantautor, le comunicó su malestar con gritos del estilo: “¡No te oímos!” o “¡No te vemos!”. Drexler tuvo que hacer de conciliador en su propio espectáculo y, con muchísima clase, se defendió diciendo que eso no dependía de él y, para calmar los ánimos, adelantó que un par de temas más adelante iba a cambiar su posición sobre el escenario a un punto desde el cual lo veríamos todos.

Al ser la presentación del disco, sus temas fueron los que dominaron el repertorio: el comienzo de la mano de “Doce segundos de oscuridad”; los conocidos “La vida es más compleja de lo que parece” y “Transoceánica”; “La infidelidad de la era informática”, “Hermana duda”; dos interpretaciones incluidas en el disco: “High and dry” de Radiohead y “Disneylandia” de la banda brasilera Titâs, grabada en el disco con la voz de su compositor: Arnaldo Antúnes. El comienzo del bis estuvo de la mano de “Soledad”, que cantó junto a la uruguaya Ana Prada –su prima, quien fue nominada a los premios argentinos Gardel como mejor Artista Folklore Revelación–. Otra interpretación con la que contó el espectáculo fue de “Dance me to the end of the world”, de Leonard Cohen, que fue dedicada a sus padres: “A mi padre por el culto a Leonard Cohen y a mi madre, que me introdujo al culto de las milongas de Zitarrosa”.

También hubo temas de la placa anterior Eco (2004): el propio “Eco”, “Polvo de estrellas”, “Milonga del Moro Judío”, “Deseo”, “Se va, se va, se fue”; el penúltimo tema “Todo se transforma”, uno de los más populares; tampoco pudo faltar el clásico “Mi guitarra y vos”.

Salpicó algunos de sus discos anteriores: “730 días” y “Era de amar” de Vaivén (1996), éste último con la presencia de Matías Cella en percusión; “El pianista del gueto de Varsovia” de Sea (2001) y el último tema del repertorio junto a Gonzalo Gutiérrez: “Memoria del cuero” de Frontera (1999). Todas las canciones fueron interpretadas de una forma diferente a como se presentan en las respectivas placas; esa es una particularidad de los recitales de Drexler, sus versiones en vivo mejoran con creces lo grabado en estudio.

Si bien Doce segundos de oscuridad fue grabado y mezclado en Madrid, la mayoría de las decisiones estéticas centrales, como el sonido, la imagen, la producción musical y los arreglos, fueron trabajados por uruguayos. El resultado es un disco internacional, música internacional como su propio autor. La banda que lo acompaña también es internacional, y, acentuando esta peculiaridad de sus acompañantes, así los presentó: “Desde Burgos, Madrid, Don Diego Galaz en el violín de agua, su primera vez en Montevideo, bienvenido. Desde la ciudad de Montevideo, en programación de sonido y luz, Mister Nacho Benedetti. Desde la capital de España, Madrid, el contrabajista Miguel Rodrigáñez. Desde Valencia, Huma en guitarras eléctricas”. Borja Barrueta, el batero, quedó por fuera de esta presentación tan ornamentada porque había sido presentado previo al solo de batería que introduce la canción “La vida es más compleja de lo que parece”. Todos los músicos que acompañan a Drexler, tanto en sus giras en vivo como en sus grabaciones, constan con una rimbombante reputación internacional, incluidos los uruguayos, como Gabriel Casacuberta, Gonzalo Gutiérrez o Ana Prada; como el mismo Drexler, aunque nosotros acá mucho no nos demos cuenta.

Llamó la atención la ausencia de clásicos como “Me haces bien”, “Sea”, “Horas”; pero sobretodo, la canción ganadora del Oscar “Al otro lado del río”. Quizás fue un intento del cantautor de resaltar su último trabajo por sobre el premio comercial, dado su público desencanto respecto a la relevancia que ha logrado dicho galardón. Con más razón todavía, si se considera que Doce segundos de oscuridad acaba de ser premiado como “Mejor Álbum del año de la música española”.

Drexler creó momentos de intimidad con su público, en los que se mostró únicamente con su guitarra; también produjo instancias de exaltación y emoción. Subió al escenario con todas sus herramientas bajo el brazo: luces y efectos electrónicos; músicos e incluso un sampler en el cual grababa su voz durante algunos segundos para luego producir un eco que inundaba todo el lugar; y su voz, todo ensamblado de tal forma que se logró un todo excepcional.

Andrea Martínez

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José Reinoso, 19/5/2003
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