"sigue siendo rocanrol"  

"No necesitamos decirles cual es nuestra opinión respecto a todo lo que está pasando, tenemos siete discos que ya lo han hecho", dijo Tabaré Rivero haciendo referencia a todo lo que está sucediendo acá y en Medio Oriente. Y es que más allá de la música, la vedette de las cancines de La Tabaré son las letras: ya sea en primera persona o a través de personajes estrafalarios que las protagonizan, la banda en cada tema expresa a viva voz su visión de la sociedad en la que vivimos. Y eso fue lo que hicieron el pasado 26 de marzo en la Sala Zitarrosa: cantar su visión de la sociedad, en un concierto en donde la realidad, la ficción, el teatro, la ironía y la denuncia se mezclaron con el rock, el agite, la murga, la milonga, los monólogos y el humor.

A sala llena y con entradas agotadas con anticipación, La Tabaré presentó el CD Sopita de Gansos brindando un espectáculo mayoritariamente acústico (en parte porque su nuevo trabajo lo requiere y su nuevo nombre también), pero que tuvo un gran porcentaje de canciones en versión eléctrica.

De lo acústico (y del nuevo disco) vale destacar "La Canción Del Ganso", "Jardín de Infantes" (cantada por Mónica Navarro con túnica y todo) y "La Enemistad". También hubo una magnifica versión de "Be-bop", mucho más lenta que la original incluida en el Apunten...¡Fuego! y una regocijante "Retro Cantata Onírica N° 115". Otra cosa: el formato Milongón hace que los músicos tengan mucho más protagonismo: tanto Jorge Pí en el bajo, como Andrés Chessa en batería y cajón peruano, y en especial Hernán Rodríguez que, además de cantar un tema, le saca un maravilloso sonido a su guitarra y se destaca en los punteos.

De lo eléctrico: la canción "Excepto", uno de los poco clásicos que hicieron esa noche, y una totalmente electrónica "RAPiñeros", acompañada por un muy buen juego de luces.

Pero no sólo de música vive el hombre, o por lo menos La Tabaré: también hubo mucho de teatro y puesta en escena (esa especie de congelamiento en medio de los temas que hace que los integrantes de la banda parezcan muñecos de cera), una muy buena escenografía hecha por la gente del Cerro, y dos invitados muy especiales. El primero Enrique Symns: escritor, periodista, fundador de la legendaria revista Cerdos y Peces, colaborador ricotero y eterno personaje del rock porteño; se despachó con tres monólogos en distintos momentos de la noche, que nos hicieron recordar a algunas viejas épocas de La Tabaré (los espectáculos que hicieron junto al dúo cómico Suárez y Troncoso por ejemplo) e imaginarnos (para quienes nunca lo vimos), como podrían haber sido los shows de los Redonditos a fines de los ‘70 y principios de los ‘80.

El segundo invitado fue la murga A Contramano que, sin duda alguna, protagonizó el punto más alto de la noche: la interpretación del tema "Alegrís" junto a La Tabaré. Luego de esto, la murga salió a deleitarnos con un fragmento del cuplé "El Desiquilibrista" y nos dejó con ganas de más. Para ese entonces el recital había adquirido el clima perfecto: el público coreaba las canciones y agitaba al borde del escenario, y en la platea alta nadie se mantuvo sentado. El final fue para el tema "Putrefashion"; un cierre a todo ópera, o por lo menos a ópera rock.

En algo más de dos horas de recital, La Tabaré demostró que a pesar del paso del tiempo y aunque cambie sustancialmente el nombre, ellos están ahí cantando lo que muchos queremos escuchar y algunos no quieren oír: que a pesar de los difíciles tiempos que nos toca vivir, estamos acá y seguimos peleándola en "esta ciudad que está más al sur del país que está más al sur de esta América del Sur".

Nicolás Hidalgo