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Popo Romano, méritos y merecimientos |
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lunes, 30 de junio de 2003
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Popo saca el cassette que grabó y apaga la consola, mientras Nico termina de guardar su bajo. La clase debería haber terminado hace un rato, pero como siempre se extendió un poquito. La conversación se dispara para una pieza teatral que se está por estrenar y en la que Popo participó componiendo la música. Pero de lo que, profesor y alumno se entusiasman a hablar, no es de la música ni de la obra, sino de unos autos a control remoto que aparecen en una parte del espectáculo.
Colgadísimos, conversan sobre esas "máquinas" y Popo cuenta que, un mes antes de reyes, cuando sus dos hijas todavía eran chiquitas, "harto de barbies" fue al shopping y se "enamoró" de uno de esos autos. Sin dudar, lo compró casi compulsivamente, pero tuvo que esperar hasta el 6 de enero para poder abrirlo. Y ese día, cuando por fin pudo jugar después de haberlo mirado durante un mes todas las noches mientras las nenas dormían, fue el "niño" más feliz de la cuadra.
Mientras escucho y me sonrío, no puedo evitar pensar y se lo comento al comenzar la entrevista, que en inglés, el mismo verbo que se usa para decir "tocar un instrumento": "play", es el que se usa para decir "jugar" y que en el sentido más lindo, todos los artistas son un poco niños.
Así empezamos la entrevista, instalados en el "cuarto de música": el espacio central de una casa del barrio Buceo, que Popo adora y en la que vive desde los 4 años. Ahí está todo lo necesario para hacer música, es una especie de home studio. Y ahí Popo está cómodo, es su lugar, se le nota.
Cuando terminamos la entrevista, después de haber hablado entre otras cosas de sus comienzos, su trayectoria, su música y de "Cortinas" su segundo disco solista; me doy cuenta de que Popo Romano: el bajista más importante de este país, el mismo que compartió escenario con una lista interminable de gente, que además de ser considerado un instrumentista virtuoso y un músico versátil, es reconocido por ser una persona súper querida, es, como me imaginaba que era.
Un tipo que habla pausado, pero con la firmeza del convencido. Un tipo cauto y mesurado, pero a la vez cálido y sencillo. Un tipo humilde, que no está "nada conforme" con lo que toca y que afirma que su principal virtud es haber logrado "en este país pobre, chiquito, con pocos habitantes, con poco apoyo y poca difusión", vivir de la música que es lo que ama. Un tipo con muchos "méritos", que explican sus "merecimientos".
Hablemos de tu nuevo disco solista "Cortinas". ¿Puede ser que le hayas puesto ese título porque todos tus temas son usados como cortinas?
Sí, sí... Empezó como un chiste... A mí me pasa, lo comento bien seguido, que no me gusta lo que escribo. En algún momento intenté hacer letras, en la época de Quo Vadis y me parecían horribles. De la misma forma que me da trabajo escribir, me resulta también, no trabajoso, pero no gasto mucha energía, en títulos.
Cuando sale "Cuarto de Música" se empieza a utilizar muchísimo como cortina de programas deportivos, políticos, documentales, en comerciales de todo tipo. Entonces dije al segundo le voy a poner "Cortinas" directamente, así ya no hay ningún pudor y lo pueden usar con toda la autorización del autor.
Después, divagando un poco más con la palabra, si te ponés un poco místico así, tiene un contenido de las cortinas que tapan cosas o que muestran cosas, tiene un juego de palabras que... como toda palabra si le buscás la vuelta... va más allá de la tela colgando.
Vos decías que no gastás mucha energía en títulos, pero en general son nombres bien ocurrentes: "Bajos instintos", "Números Romanos"...
Yo trabajé mucho con Maslíah: estuve 11 años trabajando con Leo. Es un personaje a quien admiro, valoro y aprecio muchísimo. Y Leo siempre me decía que eran muy interesantes los títulos que yo le ponía a las cosas. Pero me salen así, no hay trabajo.
En este disco, además de componer todos los temas, tocás casi todos los instrumentos ¿verdad?
Sí, es que es un disco solista con mayúscula, porque el 90 % de las cosas las hice yo, hay poca participación de otros músicos. Está Pablo Somma tocando flauta en un par de temas. Está Rodrigo González Pava que es el pianista con el que toco en el cuarteto mío de jazz, tocando piano. En dos o tres músicas está Leo Maslíah tocando teclados. Y después hay voces de mis hijas y de Norma en algunos temas, pero es poquita la participación de otras personas. Lo que es programación de batería, percusiones, guitarras y teclados, lo hice casi todo yo. También cumplí la función de técnico de grabación: no solamente grabé, toqué, compuse, sino que además mezclé y puse los planos y puse los efectos y usé los paneos, hice toda la masterización del disco.
¿Era una intención deliberada hacerlo así o fue circunstancial?
Yo tengo la suerte de tener armado, acá donde estás vos, que es el "cuarto de música", todo un equipo y un material que me permite registrar la música en el momento en el que me está viniendo a la cabeza, en el que se está componiendo. En el caso del disco "Cuarto de Música", una gran cantidad de temas tienen ese sistema de grabación: en el momento de la creación. Pero hay otros que los tuvimos que aprender, pasárselos a la banda, ensayarlos y después entrar al estudio a tocarlos. Es un sistema también absolutamente válido.
En este disco, el hecho de que yo toque todas las cosas no es por imposición, sino porque estoy haciendo la música y digo acá me gustaría una guitarra, acá me gustaría un teclado, acá me gustaría tal cosa y en el momento que me va viniendo la idea la estoy colocando en la máquina, registrándola. Todo lo que es batería y percusiones, la idea mía era después entrar a un estudio para que mi hermano [Miguel Romano] y Pitufo [Edú Lombardo] tocasen encima de lo que yo había grabado. Tampoco es el ideal, pero en esto no hay una única forma de hacer las cosas. Después por una cuestión de costos, la situación que vive toda la región, que vive el país, hizo que yo tratase de simplificar encarecer el producto y fuera trabajando más en la parte de programación de baterías y percusión y que al final quedara todo hecho en casa.
Comentabas que la infraestructura que tenés acá, te permite registrar la música cuando se está componiendo. Contame sobre ese momento de composición, de inspiración... Aunque debe ser difícil de explicar ¿no?
No, no es difícil. La sociedad en la que nosotros vivimos a nivel cultural, ha hecho que al ser humano se le distraigan una cantidad de cosas que ancestralmente están como colocadas. El calzado, la vestimenta, el pavimento... todo eso nos ha hecho perder contacto... Nosotros tenemos televisión, computadora, Internet, el trabajo... otras cosas que ocupan mucha tensión en nuestra vida y hacen que otras, que antes eran mucho más comunes de practicar, estén un poco adormecidas.
La composición es un estado que cualquiera lo puede experimentar. Son estados no ordinarios. El componer es un estado distinto al normal. En mi casa se acostumbraron a respetar ese estado. Mis hijas desde chiquititas sabían que me estaban mirando así y que yo no estaba. O si yo estaba grabando o escuchando música, cómo tener que actuar para traerme, porque estás en otro lado, no estás acá. Eso es al menos lo que yo experimento. No quiere decir que la composición o la inspiración sea eso. Es lo que a mí me sucede. Algunos pintan, otros escriben, otros cantan, otros simplemente disfrutan de ese estado; yo hago música en ese estado. Y registro lo que me está pasando en ese momento. Es como un estado de mucha euforia, de mucha energía, de muchas pulsaciones. Y salen músicas fuertes, salen músicas suaves, salen músicas más disonantes, salen músicas con medidas raras, otras muy sencillas. Es un estado bien lindo, muy disfrutable. A mí me gusta mucho.
Decís que es muy disfrutable; por lo pronto cuando estás arriba del escenario, siempre estás sonriendo, o sea se te nota que estás gozando...
El comentario que hago yo, porque me lo dicen bastante seguido, es que cuando estoy arriba del escenario, siento que es el mejor lugar del universo, en el que podría estar en ese momento. Entonces disfruto y agradezco mucho poder estar viviendo ese momento. Tengo mi vida dedicada a eso. Tengo la suerte de, en este país pobre, chiquito, con pocos habitantes, con poco apoyo, poca difusión, todas las cosas que sabemos; poder vivir de la música que es lo que amo. Entonces hago todo con tanta pasión, que se ve que eso no lo puedo ocultar y se transmite.
Porque participás en grabaciones de otros músicos, das clases, todo el tiempo estás vinculado directamente a la música ¿verdad?
Trabajo todos los días y todas las horas. No tengo sábado, ni domingo, ni lunes, ni 1° de mayo. Estoy siempre, pero no es como queja que lo digo sino al contrario: satisfacción de poder estar continuamente con la música. También atorranteo, tomo mate en el jardín, me gusta dormir la siesta... Soy un afortunado en eso: tengo administrada mi vida y todo, haciendo lo que quiero. Sufriéndolo como todos: porque más allá de eso que yo te decía tan volado del estado de inspiración, yo no puedo dejar de poner los pies en la tierra y saber que hay que pagar la sociedad, tener el dinero para la comida del día, esas cosas que yo te decía que nos distraen. Tengo que cumplir las obligaciones de cada uno y me da trabajo como a cada uno y a veces estoy preocupado. O sea, tengo los mismos líos que cualquiera, pero con la fortuna esa: de que mi trabajo es lo que a mí me gusta, lo hago con mucha satisfacción.
¿Y cuándo descubrís que la música es tu vocación?
A mí la primer guitarra que tuve me la dejaron los reyes y a Miguel la batería. Mi casa siempre fue una casa bien musical. Por más que ninguno sea músico, se escuchaba mucha música, se cantaba mucho. Yo empecé a estudiar de chico, pero el bicho se me prende a los 14 años más o menos. Ahí vino como la onda de empezar a armar bandas, a ensayar.
Tuve también fortuna, eso se lo comento a los alumnos, porque no solamente ayuda el tiempo que vos le dediques, el estudio que vos le dediques, las cualidades que puedas tener, porque eso no es responsabilidad tuya... El tener ojos claros no es una virtud, es un don que tuviste y que te vino así, como podía haber sido otro.
No es un mérito.
Claro. Uno no puede jactarse de que las cosas le resulten fácil, o de poder expresarse musicalmente, o de ser un buen intérprete. Sí uno puede sentirse orgulloso de todo el trabajo que eso implica, además de lo que te venga naturalmente. Yo con 16 años ya entré en una banda profesional, donde tocábamos en toda la República: grupo Los Campos. Ya entré en un grupo trabajando con utileros, o sea yo no supe lo que es estar cargando un bafle, yendo en ómnibus. No sé, no experimenté la historia del camión, pero siendo gurí. Entonces cuando planteo en mi casa que voy a dejar de estudiar para dedicarme a la música, (a mí me gusta estudiar, siempre tuve buenas notas, fui un buen estudiante), tuve esa ayuda de que mis viejos dijeron: "bueno está bien, dedicate a esto, hacelo en serio, hacelo bien, estudiá, preocupate en tener los conocimientos para profesionalmente desenvolverte bien"; porque ya veían que estaba encaminado, ya tenía trabajo y ganaba dinero siendo bien gurí.
Ahora es muy difícil eso para cualquier área: los gurises están estudiando, haciendo facultad y no tienen trabajo los médicos, los abogados, los ingenieros, los arquitectos, nadie. Y bueno yo tuve suerte. En aquella época entré en bandas que se movían bien. O sea pude vivir de la música desde gurí, entonces eso hizo que la pudiese desarrollar con todo el potencial, porque no tenía que estar compartiéndola con otro trabajo como le pasa a la mayoría de los gurises de ahora, o de los músicos, porque hay muchas bandas que son reconocidas a nivel profesional y sin embargo los músicos tienen otras actividades porque no les da para vivir de eso solamente.
Ya que hablaste de tus primeros pasos en la música, desde la época de Los Campos, de Quo Vadis, ¿qué cosas sentías que han cambiado y qué cosas te parece que permanecen en tu música?
El gusto por el rock lo sigo manteniendo. Hace poquitas semanas estuve en la casa de un amigo que había bajado de Internet un concierto de Deep Purple con los tipos ahora y nos tiramos en el sofá a escuchar eso y a verlo y me causó la misma emoción que cuando era adolescente. Juanjo Casal que es uno de los guitarristas Supernova que es otro de los grupos con los que estoy ahora, se sabe todos los temas de Jethro Tull y de Génesis y yo le pido los temas y vuelvo a revivir eso con la misma emoción. Todo eso está en mí, no es que lo haya descartado. Cuando escucho Yes me sigue pasando lo mismo. Pero ya en aquella época yo escuchaba a Mateo haciendo "Mateo solo bien se lame", veía a El Sindykato, veía a Totem. Me sentí siempre bien atrapado y valoré siempre la música popular uruguaya. Escuchaba también música clásica... No creo que haya dejado nada por el camino, todo está encima mío, voy cargando con eso a cuestas.
También recibo información nueva y disfruto de las cosas nuevas. Tengo rachas y como que las rachas van en relación a lo que voy haciendo: si se me aproxima una fecha, por ejemplo en La Pataia, que he tocado en todos los festivales, que es un evento muy importante de nivel internacional, ese tiempito en diciembre, enero, estoy dele escuchar jazz y jazz. Cuando tuve la suerte de tocar con el Sodre estaba dele escuchar música clásica. Lo que tenga a nivel de responsabilidad, por inercia me lleva a escuchar determinada cosa. Pero una no, son todas. Sí valoro mucho la originalidad.
En ese sentido, ¿qué fue lo último que escuchaste, que te sorprendió justamente por su originalidad?
Escucho mucha música. No tengo ningún prejuicio de nada. Mis hijas tienen la libertad de escuchar lo que quieran. También mis alumnos son una fuente de información grandísima porque tengo gente de diferentes edades. Y ese respeto que tengo cuando estoy tocando, también lo tengo por los gustos personales. A mí puede o no gustarme Pimpinela, pero no creo que tenga la autoridad para decir "eso es malo". A mí no me gusta, pero si hay gente que lagrimea cuando escucha a los dos hermanos pelearse, creo que es válido. Soy muy amplio. Estoy escuchando siempre música muy distinta, muy variada.
Bien. A propósito de lo que recién decías sobre las cualidades innatas y sobre el trabajo que uno le agrega, ¿cuál sentís que es tu mérito más importante?... porque sos un virtuoso musicalmente...
Mirá, no quiero quedar como falso en cuanto a la modestia, pero sinceramente es lo que creo: por suerte no estoy nada conforme con lo que toco, de verdad. Pero eso es un buen síntoma: yo quiero que eso pase. El día que yo diga "me toco todo", no voy a encontrar motivación para crecer, o para evolucionar, o para estudiar. Se lo comento a la gente que viene a casa a estudiar: eso va de acuerdo al nivel en el que vos te encuentres. O sea, cuando uno empieza a estudiar, de repente dice "el día que yo conozca todas las notas en el bajo, ahí va a estar bien". O "el día que me sepa todas las escalas, o las pentatónicas, o las disminuidas y las aumentadas, ahí va a estar bien". O "el día que pueda leer bien en clave de Fa, ahí voy a estar bien". O "el día que pueda hacer un solo, ahí voy a estar bien". Y no existe esa meta, ese techo, por suerte. Entonces, respondiendo a lo que vos me decís, creo que, si tengo que hacer un análisis de qué es lo que considero que haya hecho bien, es el poder dedicarme, en un país tan chiquito, con tan poco apoyo para la parte cultural, a vivir de la profesión. Me parece que eso podría ser una de las cosas a destacar desde mi perspectiva.
Bien. Pero convengamos que tenés una trayectoria, un curriculum muy importante. Compartiste escenario y grabaste con mucha gente, entre ellos grandes referentes de la música nacional... O sea, capaz que para el resto es súper claro y para vos no tanto, pero vos también sos un grande de la música uruguaya.
Lo que vos me decís me gusta, claro... está buenísimo... Una de las cosas que más emoción te causa es justamente el reconocimiento de lo que estás haciendo. Pero yo no tengo en mi currículum el haber tocado y colaborado con esos artistas tan importantes, como una cosa de la que yo saque banderas, sino al contrario: he aprendido muchísimo. He tenido la suerte de tocar con Maslíah, con [Eduardo] Mateo, con Jaime [Roos], con [Ruben] Rada y lo que me deja eso es enseñanza: lo que yo aprendí al haber tenido la suerte de tocar con ellos. Hoy me toca en este caso ser solista. Una vez Ruben en el programa que tenía en TV Ciudad "La Puerta Grande" me dice: "bo Popo, ¿cómo es?: te aburriste de estar atrás y quisiste dar un paso adelante". Y yo me empecé a reír y le dije "no, sigo haciéndolo porque me enriquece muchísimo. Me enriquece tocar tangos con Malena [Muyala], acompañar a Mauricio [Ubal], tocar con Exilio [Psíquico]; cosas bien diferentes. Me gusta mucho, aprendo". Pero también tenía esto para dar que eran las cosas mías.
Ahora que mencionás a músicos a los que has acompañado, todos afirman el mismo entusiasmo que ponés en tus cosas, lo ponés para esos trabajos tan diferentes. La misma honestidad y la misma fuerza como para que el trabajo ajeno sea tan excelente como el tuyo.
Lo que pasa es que le doy un valor muy grande a la gente que compone, a la gente que hace música. Sé el trabajo que eso implica, el desgaste de cabeza, de tiempo. Es muy fuerte lo que pasa cuando uno está metido en un proyecto de este tipo. Entonces cuando me invitan, (que si además me invitan a formar parte de ese proyecto no es porque sí, es porque pueden encontrar en mí una herramienta para lograr transmitir la idea que ellos quieren decir), pongo mucha cabeza en eso. Eso puede ser también, una de las cosas que yo puedo decir que tengo la cualidad de hacer: y es que si voy a tocar con Larbanois - Carrero, creo interpretar, entonces no voy a ir a tocar funky, o a tocar con una cuerda y hacer un sonido que no tiene que ver con la propuesta. Si estoy tocando con Malena tangos, voy con determinada cabeza, con determinada idea. Pero lo que estoy intentando hacer y por lo que me esfuerzo, es por no desvirtuar el mensaje, o el sonido, o el estilo que ese artista quiere transmitir. Me preocupo porque eso suceda. Me esfuerzo para que eso, cuando me invitan se produzca, que sea el sonido de Exilio, no el sonido de Exilio tocando con Popo. Una persona con mucha personalidad, puede cometer el error de desvirtuar lo que el otro quiere decir. Yo trato de acomodarme y creo que lo consigo, por algo me llaman tanto.
Y esa variedad se refleja en tus trabajos, porque en "Cuarto de Música" y también en "Cortinas" hay de todo: cosas más simples, cosas más complejas, distintos géneros...
Hablando vos lo dijiste y yo lo dije también, que hago muchas cosas distintas y que todas las hago con el mismo entusiasmo, con el mismo respeto y con el mismo amor. Cuando hago mis cosas eso queda registrado: hay murga, hay jazz, hay rock, hay candombe, hay cosas llamale complejas (que no quiere decir que sean buenas, algo complejo puede ser horrible) hay cosas sencillas...
Yo le pasé el disco a un amigo, a Germán Cabillón que es uno a los que le agradezco en la ficha técnica y me decía: "pah loco el disco tiene cosas rarísimas, muy complejas y tiene otras canciones que cuando yo las escuché me dieron ganas de agarrar la guitarra y ponerme a componer porque son muy sencillas". Me encantó lo que me dijo y más sentido le encontré a que esas cancioncitas apareciesen en el disco.
Y es verdad, hay cancioncitas armónicamente muy sencillas, con melodías muy elementales, casi como infantiles, que a mí me gustan mucho a nivel sensible.
"Cortinas" es, como "Cuarto de Música", un reflejo bastante fiel de lo que pasa conmigo: hay de todo un poco entreverado y es lo que yo quiero hacer... O sea mi vida es así: estoy en donde me gusta, estoy con quien quiero y toco lo que me gusta. Puede ser muy variado, muy incoherente, muy opuesto; pero en el disco se refleja eso, estoy tocando lo que quiero. Después verán si se cuelgan o no, si les gusta o no, se hablará bien o mal, o no se hablará; pero está registrado lo que quiero hacer.
Más allá de eso, me acuerdo que en una entrevista decías que lo que te gustaba de la música instrumental, era que cada uno después que la escuchaba, podía pintar su propio cuadro...
Eso que vos dijiste ahora, es una frase que me gusta repetir. Para mí lo más importante es que cada uno cuando escuche eso, experimente lo que sea. Si te lleva para algún lado, o si te trae un recuerdo en el tiempo para adelante, para atrás, o para algún lugar, o te recuerda a alguien... Esa es una ventaja que tiene la música instrumental, que no te da toda la información... Vos podés pintar el cuadro que quieras...
La última: decías que sos un tipo amplio, si tuvieras que decir cómo no sos ¿qué dirías?
...Lo que me viene como respuesta es decirte cómo no me gustaría ser... No sé si no soy así... No me gustaría ser limitado, limitado en el aspecto llamale castrador, reaccionario. No me gustaría ser oscuro... No me gustaría ser malo (sonríe)... Yo me acuerdo de, siendo gurí, bien chiquito, hacerme esa propuesta: "no quiero ser malo". En El Espectador, en el programa "Planetario" el conductor empezó la entrevista diciendo: "Popo, acá han venido muchos amigos, muchos compañeros tuyos y todos dicen que sos un buen tipo ¿qué me podés decir de eso?". Y lo que me salió decirle, fue que me deprime mucho que te digan eso, porque eso habla de que ser buena persona está jerarquizado, cuando debería ser una cosa general, no destacable. Habla de que vivimos en un mundo donde hay mucha maldad, por eso se resalta eso, que no se debería resaltar.
Analía Camargo
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