ESCENARIO ELECTRÓNICA

Sin Onda

El escenario de música electrónica fue el gran fracaso de la noche. La zona electrónica parecía más un baile liceal que una pista del género.

La lluvia caía sobre la pista de atletismo. Eran las 18:00 hs. y el show de DJ T-Dal se retrasaba casi treinta y cinco minutos. Aún de día, y con muy poco público (apenas cincuenta personas), el DJ empezó hacer su repertorio electrónico de poco menos de una hora. Sin sorpresas, DJ T-Dal dejó el escenario para que Cecilia Amenábar se encargara del evento. Con una pobre actuación, apenas dos o tres mezclas sorprendentes, la carilinda cedió su lugar a Federico Deustch, que aún no terminaba de convencer al escaso público que para esa hora concurría a la pista. El clima se empezó a calentar con Dj Misa, con mezclas de tecno y house, el Dj se convirtió en la primera revelación del escenario, dejando un buen margen de público para que comenzara lo mejor de la noche. Daniel Anselmi se encargó de hacer bailar al público durante mas de una hora. Con una excelente puesta en escena, con videos surrealistas y un largo recorrido entre el trance, el tecno y el house, Anselmi le dio vida a una pista donde sólo un grupo de espectadores bailaba frente al escenario, mientras que el resto de los jóvenes charlaban en el resto del ovalo de pasto.

La revelación electro argentina Capri, fue sin duda lo mejor del genero. El power electro trío formado por batería, guitarra, bandejas y sintetizadores, hizo un show con mezclas profundas y ritmos electrónicos modernos.

Omar, Dj Recycle y el argentino Ricky Ryan, demostraron más de lo mismo. Sin innovar los tres DJs presentaron propuestas clásicas de muy poca repercusión en él público.

A diferencia del uruguayo Marcello Castelli, Capri y Daniel Anselmi, los demás demostraron una pobre actuación en el escenario que, sumado a una fallida organización donde las luces y el alto volumen, intentaron hacer del lugar una gran discoteca. El espectáculo se tornó por momentos en un gran baile liceal más que una fiesta electrónica.

ESCENARIO VELÓDROMO

La fiesta de las fiestas

Con Skay Beilinson y No te va gustar como plato fuerte, el escenario Velódromo fue el que mayor repercusión tuvo: con picos de veinte mil personas, la gente agitó hasta pasadas las cinco de la madrugada.

20:00 de la noche. Mejor dicho de la tarde (por el cambio de horario). Más de quince mil personas gritando “vamo´ los redondos” y esperando impaciente el show del mítico guitarrista de la banda más grande del Río de la Plata. 20:15 en punto. Skay y su banda suben al escenario del Velódromo con cada vez más público tratando de ingresar al ruedo. Skay abre el concierto con toda la polenta ricotera puesta en cada una de sus acordes. Con temas de su disco debut A través del mar de los Sargazos como “Oda a la sin nombre” o “Síndrome del trapecista”, el guitarrista logró satisfacer las expectativas de un publico que concurrió con cierto prejuicio con respecto a la presentación en vivo del guitarrista; ahora sin su emblemática banda. Y la fiesta siguió. Con temas de su reciente disco Talismán como la excelente “Flores secas” o la rockera “El gourmet del infierno”, Eduardo Skay Beilinson dejó bien claro que su carrera no sólo se limita a los Redondos de Ricota. Con un sonido impecable y un juego de luces muy a tono, el show no podía seguir sin los clásicos himnos ricoteros, “El pibe de los astilleros” y “Ji ji ji”.

Puntos altos de la noche. A esa hora, 9:30, más de veinte mil personas vivían un ritual ricotero único, prolijo y potente.

El clima quedó muy caliente luego de la salida de Skay. El público era cada vez más, ingresar al espectáculo se volvía imposible, y todo porque tocaba No te va gustar, la banda que más público convoca en el país, junto con la Vela Puerca. Por lo menos eso fue lo que quedó a la vista en un Velódromo repleto donde no entraba un alma.

Pasada las 10 de la noche, la banda abre el show con el hit “Ya entendí”, del disco Aunque cueste ver el sol. Seguido de temas como “No te quiero acá”, “Verte reír” “Al vacío”, “Fueron” y “Voy”, la banda liderada por Emiliano Brancciari brindó unos de los mejores show de la noche. El repertorio de hits siguió hasta las 11:45 con clásicos como: “Me cuesta creer”, “No hay dolor”, “No necesito nada”; para retirase con una de las canciones por la cual la banda se hizo popular “Volvé a tu casa”.

Alrededor de las 12 de la noche la Triple Nelson se hizo cargo del show. Con la fuerza de Christian Cary, Fernando Pintos y Ruben Ottonello, el power trío dejó bien claro que es una de las bandas más sólidas de la escena local. Con una combinación perfecta y armónica entre sus integrantes, La triple cautivo al público con muy buenos temas entre los que se destacan “Billete”, un clásico en su repertorio. El blues y soul aportados por la guitarra de Cristian Cary, se mezcla perfectamente con el jazz y candombe citados por Ottonello en batería, relacionándose de forma increíble con el funk rock que aporta desde el bajo "Paco" Pintos, dando como resultado el show que mejor sonó en el Velódromo Municipal.

Luego, los muchachos de Snake disfrazados de calaveras se encargaron del asunto. Tocando temas de sus último trabajo ''Dejando marcas'', la banda brindó un show de muy poca trascendencia. Excepto por temas como “Suicida” o “Equis”, en donde el vocalista Marcelo Fontanini demostró su muy buena capacidad vocal para cantar temas tan altos en un lugar abierto, con mucho viento y una temperatura muy baja.

Pasadas las 2 de la madrugada, la banda argentina Árbol comienza a tocar temas de su disco editado en plena crisis de 2002 Chapusong's. Con clásicos como “De arriba de abajo” y “Ya lo sabemos”, la banda logró levantar a un público que venía decayendo, producto del frío y de bandas anteriores no tan masivas. La lista siguió con canciones del multipremiado disco Guau!, y con su corte de difusión “Pequeños sueños”, para terminar con una muy exótica versión del clásico de los redondos “Ji Ji Ji “.

Al Cuarteto de Nos, La Saga y El Congo les tocó la peor parte. A un público cansado, agotado de shows anteriores y con una temperatura que no paraba de bajar, hay que sumarle la falta de bebidas y de comida que, a las dos de la madrugada, fue prácticamente inexistente, lo que derivo en tres shows con muy poco público y un ambiente que cada vez se tornaba más desierto. De todas formas, el escenario Velódromo fue por lejos el que brindó la mejor oferta de espectáculos y el que mayor concurrencia tuvo.

Matías Velazco