“un misil en mi placard”

“Un misil en mi placard”. Así son los CD’s de La Trampa. Armas químicas que disparan tracks en la compactera y fulminan al escucha. Lethal weapons que embisten a pura potencia hasta que decidas apagar o bajar la guardia y ser parte del torbellino.

Una sola cosa supera la fuerza de los discos de La Trampa: sus presentaciones en vivo. Porque a la energía de la música se le suma la energía del público. Pocas bandas tienen tanta hinchada –en el sentido más futbolero del término- como la de Garo Arakelián  (guitarra y coros), Álvaro Pintos (batería), Carlos Ráfols (bajo y coros) y Alejandro Spuntone (voz).

Con el segmento capitalino de esa hinchada se reencontraron los pasados 20, 21 y 22 de agosto en el Teatro Astral. Los tres conciertos marcaron la vuelta del grupo, luego de la grabación en noviembre del año 2003 del disco “Frente a Frente” en las tablas del Don Bosco, a los escenarios montevideanos.

Esas noches se escuchó un repertorio -a pedido del público- renovado, que integró composiciones de sus discos “Toca y obliga”, “Calaveras”, “Resurrección” y “Caída libre” y versiones de Nieves, de Dino y de los Eduardos: Darnauchans y Mateo.

“Las cruces del corazón”, “Vendas en el corazón”, “Calaveras” y “Alma de doble filo” marcaron el comienzo. De ahí en más canciones, canciones y más canciones. “Buena droga”, “Luna de marzo”, “Resurrección”, “Guerra en todas partes”, “Mar de fondo”, “Muerte serena”, “Caída libre”, “Carne”, “Yo sé quien soy”, quizá las más festejadas; pero todas pedidas, coreadas y aplaudidas por un público participativo y conocedor.

Más de dos horas de show y más de treinta temas que recorrieron las cinco placas y los doce años de una bandas uruguayas más populares. La hinchada... agradecida.

Analía Camargo